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El reto de la Unión Europea: defender más de 12 millones de puestos de trabajo
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Carlos Cancela

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Carlos Cancela

El reto de la Unión Europea: defender más de 12 millones de puestos de trabajo

La salida del Reino Unido y el proteccionismo de Donald Trump son dos importantes amenazas para la industria automovilística europea, que emplea a más de 12 millones de personas

Foto: Planta de Kia en Eslovaquia.
Planta de Kia en Eslovaquia.

El coche autónomo, eléctrico y conectado supone para España y la Unión Europea (UE) un verdadero reto para el futuro. Por un lado, por las infraestructuras necesarias para su utilización, que van a exigir fuertes inversiones en los próximos años en todo el territorio europeo, pero también lo es para la producción de vehículos, un aspecto muy importante en la economía comunitaria y la española.

Europa logró en el año 2016 batir sus récords de fabricación de vehículos al superar los 18,4 millones de unidades producidas en 2015 entre camiones, autobuses furgonetas y turismos. Lo pudo conseguir por las ventas crecientes en su mercado doméstico, pero también por los valores récord logrados en Estados Unidos y en China, dos mercados muy importantes. Las marcas 'premium', entre las que los fabricantes alemanes, británicos e italianos dominan el panorama internacional, lo han hecho posible.

La industria de automoción es el principal inversor en I+D en la UE, con más de 40.000 millones de euros al año. Ootro dato muy importante es este sector industrial cuenta con más de 12,2 millones de puestos de trabajo directos repartidos por toda la geografía europea. Pero ahora la UE tiene ante sí un importante reto, el de mantener esa competitividad en un entorno muy cambiante, incluso radicalmente distinto.A la llegada de coches eléctricos, muy diferentes de los actuales con motores diésel y de gasolina, o al coche autónomo hay que sumar el hecho de que desde ahora la UE cuenta con un estado miembro menos, Reino Unido. O, visto de otra manera, con un competidor más en los mercados internacionales.

Las plantas europeas fabricaron en 2016 unos 19 millones de unidades, un valor aproximado porque los datos aún son provisionales mientras que no se hagan oficiales por parte de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA en sus siglas en inglés), pero de ellos más de 1,5 millones de unidades fueron construidas en las plantas de Reino Unido por las marcas británicas —Aston Martin, Bentley, Rolls Royce, Jaguar, Land Rover, Mini o Vauxhall—, pero también por las tres grandes marcas japonesas que tienen plantas allí: Toyota, Nissan y Honda.

Foto: La primera ministra británica, Theresa May, abandona una cumbre de la UE en Bruselas, el 15 de diciembre de 2016. (Reuters)

Las negociaciones entre Theresa May y Donald Trump de la semana pasada amenazan ahora el equilibrio logrado en los últimos años. Las marcas japonesas con mayor implantación industrial en Estados Unidos son, precisamente, las tres que ya están instaladas en Reino Unido, y son las únicas que tienen divisiones específicas de vehículos de lujo pensadas, básicamente, para el mercado estadounidense.

Nada más tomar posesión de su cargo, lo primero que ha hecho Trump ha sido reunirse con los presidentes de las tres grandes marcas de coches norteamericanas, General Motors, Ford y Chrysler, y juntos van a trabajar a partir de ahora. Trump, que parece un loco por algunas decisiones, sabe muy bien que el sector del automóvil en Estados Unidos y a nivel mundial es muy importante.

En Europa, la industria del automóvil también es muy importante: millones de puestos de trabajo dependen del mundo del motor y uno de cada cuatro coches fabricados en el mundo tiene el sello europeo. Pero la pregunta que yo me planteo es: ¿cuántas veces se han reunido en los últimos días los máximos responsables comunitarios con los presidentes más carismáticos de las marcas, como Carlos Goshn (Renault y Nissan), Matthias Müller (Grupo Volkswagen) o Dieter Zetsche (presidente de Daimler y de ACEA)?

240.900 empleos en España

También la industria española vive un muy buen momento, pero en el que igualmente hay numerosos nubarrones de cara al futuro. Cerró el pasado ejercicio con un volumen de empleo de 240.900 trabajadores, lo que supone la cifra más alta desde que llegó la crisis en 2007. También ha fabricado 2,88 millones de unidades en 2016, lo que nos acerca a las cifras previas a la crisis.

Las factorías españolas de vehículos experimentaron una mejora del 9,5% en su plantilla en comparación con las 219.800 personas empleadas con las que finalizó el ejercicio anterior, lo que supone una progresión de 21.100 trabajadores en un solo año. Si hablamos de producción, los 2,88 millones de vehículos fabricados representaron un 5,6% de crecimiento frente a 2015, pero si se analizan los datos del mes de diciembre, la producción en ese mes se redujo en un 21%.

Y ese es el peligro, que la llegada de nuevos modelos eléctricos, con sus nuevas tecnologías en las que las plantas españolas no están puestas al día; el efecto del Brexit, teniendo en cuenta que más de 330.000 vehículos hechos en España se exportaron a Reino Unido; y la postura proteccionista que propugna Trump puedan hacer que España pierda mucha de la competitividad acumulada durante años de esfuerzo y de buen trabajo.

El coche autónomo, eléctrico y conectado supone para España y la Unión Europea (UE) un verdadero reto para el futuro. Por un lado, por las infraestructuras necesarias para su utilización, que van a exigir fuertes inversiones en los próximos años en todo el territorio europeo, pero también lo es para la producción de vehículos, un aspecto muy importante en la economía comunitaria y la española.

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