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Carlos Cancela

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Carlos Cancela

Las carreteras españolas, un problema sin solución

Los millones que se pagan de más por usar las carreteras se usan para pagar cualquier otra cosa, como el AVE, nuevos aeropuertos o el rescate de las radiales de peaje

Foto: Tramo de tres carriles más carril de deceleración en el desvío de Algete.
Tramo de tres carriles más carril de deceleración en el desvío de Algete.

El tráfico en España empieza a ser un problema grave. Las carreteras están cada día más llenas y las ciudades más contaminadas, pero parece que se hace poco para mejorar esta situación. Desde que llegó la crisis, allá por el año 2007, el mantenimiento de la red viaria ha sido prácticamente nulo, pero los impuestos se siguen pagando exactamente igual. Incluso se suben hasta el máximo posible en algunos conceptos como el IVTM.

El 50% de lo que pagamos por cada litro de carburante, y son muchos millones de euros cada año, van a parar a Hacienda, que luego se encarga de distribuir ese dinero entre las diferentes partidas presupuestarias. Y la correspondiente a mantenimiento de las carreteras es cero. O una cantidad mínima en los últimos diez años.

Los ciudadanos españoles, mayoritariamente, quieren desplazarse en coche, pero nuestros políticos han decidido que es mucho mejor que nos desplacemos en tren de alta velocidad. Por ello el grueso de las inversiones del Estado se dedica desde hace años a poner en marcha nuevos recorridos de AVE.

placeholder Iñigo de la Serna, ministro de Fomento. (EFE)
Iñigo de la Serna, ministro de Fomento. (EFE)

Hace ya un año, la Asociación Española de la Carretera calculaba que la red viaria necesitaba de manera urgente una inversión de 6.000 millones de euros y que si no se hacía, una parte de esa red quedaría inservible. Pues no se ha hecho. Pero da igual, nuevos trazados de AVE, más inversiones y más dinero para mantenimiento de las vías. Y cuando se invierte algo en un tramo de carretera, esta inversión parece una tomadura de pelo o una broma.

Esta vez me voy a centrar en un recorrido que conozco bien, la A-1. Muchos miles de madrileños la sufren cada fin de semana. En el momento en que hace buen tiempo, la carretera se para durante horas. En este trazado hay una vía principal de tres carriles y desde la desviación de Algete se abre una vía de servicio con otros dos carriles más. Al llegar al kilómetro 28, de los cinco carriles se pasa a dos.

El atasco es permanente. Dos kilómetros después se vuelve a abrir una especie de vía de servicio, de doble sentido, pensada para tráfico de camiones por ser un polígono industrial. Y nuevamente encontramos otra vía de servicio entre las dos salidas de San Agustín de Guadalix. Y al terminar ya tenemos nuevamente dos carriles. Es decir, cinco carriles, luego dos, tres, dos, cuatro y finalmente dos. Eso no vale para nada más que crear atascos.

placeholder Carretera A-1 a su paso por Algete. (EFE)
Carretera A-1 a su paso por Algete. (EFE)

Rehacer una variante nueva

Hace unos cinco años se abrió una variante para el pueblo de El Molar, una obra, sin duda, interesante para evitar mucho tráfico y muchos camiones junto a un pueblo. Una variante nueva, con tres carriles de subida, que nuevamente se estrecha a dos enseguida. Lo mejor es que solo cinco años después de su apertura, este tramo, un gran viaducto, está cortado por obras. Está levantado todo el suelo de ese viaducto y las obras van para largo. Eso sí, cada vez que paso por allí, circulando por un carril del sentido contrario, hay ocho o diez trabajadores, como máximo. Y esas obras van para largo.

Es decir, que a esa lista anterior de cinco, dos, tres, dos, cuatro y dos carriles hay que añadir un solo carril y un desvío complicado durante al menos dos o tres kilómetros, con lo que los atascos son permanentes en esa zona. Cuando luego el Ministerio de Fomento, encargado de las infraestructuras de la red viaria española, haga su balance anual, habrá invertido en mantenimiento de la A1. Pero es falso. Se hace una obra con un presupuesto, se paga mucho más de lo presupuestado porque los presupuestos en España solo son orientativos y al cabo de unos años, como la obra está mal hecha, nuevamente se paga para arreglar lo que debería estar bien hecho desde el principio.

Eso sí, ya se está planteando nuevamente que pronto habrá que pagar por el uso de las carreteras, para que se pueda invertir en ellas y en su mantenimiento. Lo malo es que luego los millones que se paguen de más por usar las carreteras se usarán para pagar cualquier otra cosa, como los nuevos AVE, nuevos aeropuertos o cualquier negocio que se le ocurra a alguien, como el rescate de las radiales de peaje. Y si es para carreteras, será para arreglar lo que se ha construido mal y se ha cobrado muy bien. Es como una broma pesada.

El tráfico en España empieza a ser un problema grave. Las carreteras están cada día más llenas y las ciudades más contaminadas, pero parece que se hace poco para mejorar esta situación. Desde que llegó la crisis, allá por el año 2007, el mantenimiento de la red viaria ha sido prácticamente nulo, pero los impuestos se siguen pagando exactamente igual. Incluso se suben hasta el máximo posible en algunos conceptos como el IVTM.

Ministerio de Fomento Tren