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Europa quiere matar el diésel antes de tiempo

La demonización de los motores diésel está empezando a ser una constante entre los políticos europeos

Foto: El coche eléctrico requiere una reducción de costes y mejorar las infraestructuras.
El coche eléctrico requiere una reducción de costes y mejorar las infraestructuras.

La demonización de los motores diésel está empezando a ser una constante entre los políticos europeos. El último ataque es el de la comisaria europea de mercado interior, industria, emprendimiento y pymes, Elzbieta Bienkowska que advierte del fin de los coches de gasóleo y de que los fabricantes que no se adapten a este cambio desparecerán. Lo curioso es que fue Europa la que potenció y casi impuso el uso del gasóleo en los años ochenta.

También es muy curioso que además de estas declaraciones tan catastrofistas para la industria europea, hay otros muchos organismos internacionales que avisan, por ejemplo, que un vehículo diésel moderno es menos contaminante que uno de gasolina… o que en el año 2040, con las previsiones de multiplicar por 100 los coches eléctricos en circulación, la contaminación solo se rebajará un 1%. Si se quiere que en el futuro los coches contaminen menos lo que hay que hacer es poner las bases de una movilidad sostenible. Pero no prohibir, prohibir y seguir prohibiendo.

Ese informe que habla de que en el año 2040 solo se reducirá un 1% la contaminación por la introducción del coche eléctrico es de la Agencia Internacional de la Energía. Quizá este organismo internacional sabe de lo que está hablando, y probablemente sabe bastante más que la comisaria europea, que en los últimos meses ha reconocido, ella misma, haber cometido graves errores en sus decisiones sobre el automóvil. El último, haberse negado reiteradamente a que se pusiera en marcha una agencia europea para centralizar el control de las emisiones.

Según estima la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en 2025 habrá alrededor de 50 millones de vehículos eléctricos en las carreteras, frente a los 2,5 millones actuales, y este número se incrementará hasta los 300 millones en 2040. A pesar de este importante incremento, el peso del vehículo eléctrico apenas supondrá el 15% de la flota total mundial de coches, que se habrá duplicado para el año 2040 hasta los 2.000 millones de vehículos.

Un estudio elaborado por la Universidad de Edimburgo asegura que los vehículos eléctricos e híbridos emiten tantas, si no más, partículas contaminantes que los que queman combustibles fósiles. Pero en este caso no se trata de emisiones provocadas por cómo se produce la electricidad o por la combinación en la fabricación de las baterías, que también.

placeholder El coche enchufable es el futuro
El coche enchufable es el futuro

Se trata de que estos coches son un 25% más pesados que uno equivalente de gasolina o diésel y eso hace que los neumáticos sufran un mayor desgaste y que arranquen del asfalto partículas que van al ambiente. Y también importante, al ser más pesados emplean mayor fuerza de frenada que supone más emisiones contaminantes por el desgaste de las pastillas de freno.

Hay numerosos informes de universidades y de centros tecnológicos que demuestran que los vehículos de gasóleo modernos son menos contaminantes que los de gasolina. Básicamente, porque para cumplir la normativa actual, la mayor parte de los vehículos tienen que llevar un sistema de eliminación de óxidos nitrosos. Para ello, se emplea una disolución de urea (Adblue) que hace que las emisiones sean realmente mínimas, y casi cero.

Y para las partículas no quemadas, otro de los problemas de los coches de gasóleo, casi todos los modelos actuales llevan ya incorporado el filtro de partículas que las reduce drásticamente. Por el contrario, un coche diésel emite en torno a un 30% menos de CO2 a la atmósfera que uno de gasolina equivalente. Pero el uso de gasolina paga más impuestos y eso es “muy importante para la contaminación”.

12 millones de trabajadores

A la comisaria europea, de origen polaco, parece importarle poco la industria de la automoción europea que da trabajo a más de 12 millones de ciudadanos de la Unión Europea. Quizá porque Polonia es el octavo fabricante europeo y se hicieron 650.000 vehículos en 2016, de los 20 millones de coches que se produjeron en Europa. Si fuera una comisaria alemana quizá sería un poco menos beligerante con los coches de gasóleo, o pensaría mejor cómo fomentar el uso de los coches eléctricos, mejorar las infraestructuras de recarga o fomentar el uso de energías renovables de cara al futuro.

Bienkowska en lugar de matar al coche de gasóleo debería entonar el “mea culpa” de porqué en Europa se fomentó en los años ochenta el uso del gasóleo frente a la gasolina empleada en todo el resto del mundo, de porqué el grupo Volkswagen pudo fabricar 11 millones de coches con motores que no cumplían los límites de emisiones y Europa no se enteró de nada, o porqué la industria europea del automóvil pierde peso frente a la de China o Corea del Sur o Estados Unidos con la llegada del coche eléctrico.

La demonización de los motores diésel está empezando a ser una constante entre los políticos europeos. El último ataque es el de la comisaria europea de mercado interior, industria, emprendimiento y pymes, Elzbieta Bienkowska que advierte del fin de los coches de gasóleo y de que los fabricantes que no se adapten a este cambio desparecerán. Lo curioso es que fue Europa la que potenció y casi impuso el uso del gasóleo en los años ochenta.

Agencia Internacional de la Energía (AIE) Gasóleo
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