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Carlos Cancela

Por qué el sector del automóvil español pierde ritmo

En los dos primeros meses el superavit comercial del sector del automóvil se redujo un 34% frente a los datos de enero y febrero de 2017

Foto: La planta de PSA en Villaverde ha tenido que adaptarse al nuevo C4 Cactus y ahora comienza a prepararse para un nuevo modelo.
La planta de PSA en Villaverde ha tenido que adaptarse al nuevo C4 Cactus y ahora comienza a prepararse para un nuevo modelo.

La industria española de automoción comienza a sufrir las consecuencias de un mercado europeo del automóvil débil. Las exportaciones se reducen por la caída de ventas en los principales mercados europeos, Reino Unido o Alemania. El resultado es que el superávit comercial del sector español de automoción, que marca la diferencia entre exportaciones e importaciones, se redujo en los dos primeros meses del año un 34,3% con respecto al mismo periodo de 2017.

En los dos primeros meses del año, el superávit comercial del sector, que incluye los fabricantes de automóviles, motocicletas, vehículos comerciales y componentes para el sector, se situó en los 727,8 millones de euros, frente a los 1.100 millones logrados el año anterior. La causa es que las exportaciones bajaron en ese periodo un 0,9%, mientras que las importaciones crecieron un 4,8%.

Por sectores, la industria de fabricación de motocicletas y automóviles cerró los dos primeros meses de 2018 con un superávit de 1.881 millones de euros, un 26,1% menos, al tiempo que el déficit del segmento de componentes para vehículos subió un 19,8%, hasta 1.153 millones de euros.

La situación es complicada, porque más del 85% de los coches fabricados en España se destinan a la exportación y básicamente se dirigen a los países europeos de nuestro entorno. Y son precisamente estos países los que están mostrando más debilidad en este comienzo del año.

Sobre todo el mercado más débil es el de Reino Unido, que como consecuencia del Brexit y de la complicada situación política provocada por esta separación de la Unión Europea están ralentizando su mercado. De hecho, lleva doce meses continuados de descensos en las matriculaciones, y estas bajadas de las ventas crecen con el paso del tiempo. En enero bajaron un 6,3%, en febrero un 2,8% pero nuevamente en marzo ha habido un desplome en aquel mercado que supera el 15%. Conviene recordar que Reino Unido es el tercer destino de exportación para los coches “made in spain”.

Hay otra razón que explica en parte esta reducción de las exportaciones y también la caída del superávit comercial del sector. En los últimos meses se han asignado nuevos modelos a las fábricas españolas y estas han tenido que abordar los procesos de actualización y de puesta al día de sus cadenas de producción para estos nuevos vehículos.

El sector de la fabricación de automóviles y componentes supone más del 10% del PIB español y una parte importante del tejido industrial español. Y por ello es muy importante que mantenga su fortaleza. Pero los próximos meses van a ser complicados para este sector. Las ventas de coches nuevos en Europa están en retroceso. En enero las matriculaciones aumentaron un 7,1%, en febrero solo crecieron un 4,3%, pero en el mes de marzo el descenso de ventas fue del 5,3%.

Afrontar los cambios

Hay otro factor clave en torno a la industria del automóvil. La movilidad está en plena revolución, los coches que llevan años en el mercado, los diesel y de gasolina, deben dejar su lugar a otros con energías alternativas y básicamente al coche eléctrico. Los equipamientos de los vehículos, los sistemas integrados en el vehículo están cambiando radicalmente en solo unos años. Y todos esos cambios los debe asumir la industria. Los fabricantes que antes producían, por ejemplo, cuadros de instrumentos, ahora ven como los nuevos modelos llevan pantallas digitales, los que hacían componentes para los motores de combustión, ahora tienen que hacer piezas para los motores eléctricos, totalmente diferentes. Pero la clave son las baterías, aspecto en el que estamos muy atrasados. Y tampoco contribuye mucho que España esté a la cola en infraestructuras para el coche eléctrico, o que las ventas de este tipo de vehículos sean testimoniales todavía.

Son muchos cambios radicales en muy poco tiempo, pero o todos nos ponemos la pilas rápidamente, o el futuro no pinta muy bien para un sector estratégico en la economía española, el sector que permitió salir de la dura crisis de 2008 antes de lo previsto. El Ministerio de Economía, Industria y Competitividad debe tomar cartas en el asunto, apostar fuerte por el futuro, debe apoyar con medidas legislativas y también con otras económicas para que la industria española de automoción no pierda su competitividad ganada durante años en Europa.

Hablar de la neutralidad energética para fomentar todas las energías alternativas por igual está bien, pero estar seis meses debatiendo y anunciando que se van a dar unas ayudas de 16,6 millones de euros para fomentar vehículos de energías alternativas suena a broma. Sobre todo cuando Francia ha destinado 300 millones, o los mil millones de euros de Alemania o los 1.100 millones de Reino Unido.

La industria española de automoción comienza a sufrir las consecuencias de un mercado europeo del automóvil débil. Las exportaciones se reducen por la caída de ventas en los principales mercados europeos, Reino Unido o Alemania. El resultado es que el superávit comercial del sector español de automoción, que marca la diferencia entre exportaciones e importaciones, se redujo en los dos primeros meses del año un 34,3% con respecto al mismo periodo de 2017.

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