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Los vendehúmos del diésel y la gasolina: que intente un político comprar un eléctrico
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Carlos Cancela

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Los vendehúmos del diésel y la gasolina: que intente un político comprar un eléctrico

Las medidas que prohíben la venta de coches diésel y gasolina, entre otros, a partir de 2040 están bien si estuvieran acompañadas de otras inversiones para que se dé una adaptación cómoda

Foto: Adiós a las boinas de contaminación desde 2050. (Reuters)
Adiós a las boinas de contaminación desde 2050. (Reuters)

El Gobierno ha hecho público el borrador de la ley del cambio climático, un proyecto con el que se pretende conseguir la descarbonización de la sociedad, la reducción de la contaminación y por ello también una movilidad sostenible. Se apoya en lo mismo que ya han anunciado otros países europeos como Alemania, Holanda o Francia pero con la diferencia de que ellos han dado muchos pasos previos y en España se ha empezado anunciando solo prohibiciones. La casa por el tejado y sin haber invertido un euro -a diferencia de otros países europeos- en una infraestructura que debe acoger entre 20 y 25 millones de recargas diarias

Al menos en el sector de la automoción, los políticos españoles son grandes especialistas de vender humo. En 2040 se va a prohibir la venta de coches diésel, gasolina y de cualquier otro combustible que no sea la electricidad (el resto emiten dióxido de carbono, emisiones que se quieren prohibir). Es una buena medida siempre y cuando se den los pasos para conseguirlo sin que los ciudadanos se queden “inmovilizados”. Se habla de “siguiendo el ejemplo de Francia o de Alemania, de Holanda…”, lo que ocurre es que en esos países se invierte mientras se ponen en marcha esas limitaciones. En España no se hace ninguna otra cosa más que limitar, rebajar o prohibir. En este momento, la ciudad de París tiene más puntos de recarga para coches eléctricos que toda España, pero nosotros ahora nos apuntamos al carro de los franceses sin haber tomado las medidas previas necesarias.

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España tiene en estos momentos unos 25.000 vehículos eléctricos, incluyendo todo tipo de modelos. Las ventas de coches eléctricos crecen en Alemania o en Francia por los apoyos del Gobierno y por las ayudas a la compra, pero en España también en ese asunto estamos en el furgón de cola: en 2018 ni un solo euro público para apoyar al coche eléctrico.

La llegada del vehículo eléctrico es imparable. Pero lo ideal sería dar los pasos necesarios, poco a poco, para que en un plazo de tiempo lo más corto posible los ciudadanos compraran coches eléctricos sin presiones. Eso tampoco se hace así, no hay más infraestructuras de recarga, tampoco hay normas para unificar los enchufes, por ejemplo, o para los servicios asociados con el coche eléctrico. En este momento hay muchas alternativas para comprar un coche menos contaminante que un diésel aunque la táctica desde el Gobierno es que se vendan más coches de gasolina, que emiten un 25% más de CO2 que un coche diesel equivalente, pero que pagan más impuestos.

La inversión de Seat en gas, ¿un bluf?

Con un mercado que cae precisamente por las grandes incertidumbres que hay en torno al automóvil, porque los clientes no saben qué tipo de coche comprar y los fabricantes tampoco saben qué fabricar -para adaptarse a las exigentes normativas anticontaminación y a la demanda de los clientes-. Si se analizan las bases de este programa lo que se dice es que dentro de 22 años no se van a vender coches diésel o de gasolina, pero tampoco de gas, de GLP o híbridos o incluso híbridos enchufables.

Foto: El Hyundai Kona eléctrico, con hasta 485 km de autonomía es la última novedad en el mercado cero emisiones.

Con este panorama desolador, cómo se le va a pedir a Seat, por ejemplo, que invierta cientos de millones de euros en la tecnología de gas natural cuando ya la están matando nuestros políticos. O en los híbridos o los enchufables. Además, hay muchos clientes que no son capaces de analizar que todavía quedan 32 años de usar coches normales para ese previsible cierre de las ciudades a los coches con motor térmico, que el Gobierno estima en 2050. Esos clientes ya no van a querer comprar ahora un coche diésel o de gasolina o de cualquier otra tecnología.

Que un político intente comprar un eléctrico

Ahora parece que ya lo único que hay son coches eléctricos pero yo les pediría a nuestros políticos que alguno, si no tiene otra cosa que hacer, vaya a un concesionario e intente comprar un coche eléctrico. Le dirán que no hay, porque prácticamente ninguna marca tiene disponibles vehículos eléctricos para vender a corto plazo. La todavía escasa producción de estos vehículos, se la llevan Alemania, o Francia, Noruega, Holanda o cualquier otro país que apoye al coche eléctrico, no como España.

La única consecuencia de anunciar este ambicioso plan es que las ventas de coches van a seguir bajando, que vamos a seguir circulando con los vehículos más contaminantes que hay, que son los diésel viejos y que las fábricas van a sufrir nuevas reducciones de producción. El sector industrial estima que la polémica del diésel, con la ministra diciendo que está muerta esa tecnología, le ha costado 35.000 puestos de trabajo a la industria española.

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España debería dedicarse a copiar la política de los países más avanzados pero hacerlo con todas sus consecuencias. No vale decir, como dice la DGT, que siguiendo el ejemplo de Francia se va a bajar la velocidad en las carreteras para reducir la siniestralidad. Antes de hacer ese anuncio Francia destacó que va hacer una inversión de 20.000 millones de euros en infraestructuras, de los que una parte importante va a ir a las carreteras.

En el caso de España ni hay ni se espera una inversión en carreteras. Tampoco hay un plan de ayudas para los coches eléctricos, pero se anuncia la prohibición de los diésel y los de gasolina. Estas ayudas no son para que los fabricantes ganen más dinero: un coche eléctrico medio vale el doble que uno de gasolina por el coste de las baterías y paga el doble de IVA. Es decir, que se paga el doble de impuestos por adquirir un coche más limpio, menos contaminante que por un coche de gasolina.

El Gobierno ha hecho público el borrador de la ley del cambio climático, un proyecto con el que se pretende conseguir la descarbonización de la sociedad, la reducción de la contaminación y por ello también una movilidad sostenible. Se apoya en lo mismo que ya han anunciado otros países europeos como Alemania, Holanda o Francia pero con la diferencia de que ellos han dado muchos pasos previos y en España se ha empezado anunciando solo prohibiciones. La casa por el tejado y sin haber invertido un euro -a diferencia de otros países europeos- en una infraestructura que debe acoger entre 20 y 25 millones de recargas diarias

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