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El acuerdo de Pedro Sánchez después de la guerra al diésel

Un gobierno que en nueve meses solo se ha dedicado a darle patadas al sector del automóvil busca un acuerdo de última hora

Foto: El coche eléctrico va a cambiar la manera de fabricar coches en España, con baterías llegadas de China, Corea o Japón.
El coche eléctrico va a cambiar la manera de fabricar coches en España, con baterías llegadas de China, Corea o Japón.

El Gobierno de Pedro Sánchez parece empeñado en aprobar por vía de urgencia el Acuerdo Estratégico del Sector de Automoción, pero los máximos responsables del sector han parado sus ambiciones electoralistas. No deja de ser curioso que un gobierno que en sus nueve meses 'gobernando' solo se ha dedicado a darle patadas al sector del automóvil busque un acuerdo para marcar el futuro de la automoción el último día antes de disolver las cámaras.

El sector de automoción es muy importante en España y en toda Europa, y está sujeto a muchas presiones, a grandes inversiones y a decisiones que se toman muy lejos de aquí. En París, Wolfsburgo, Tokio o Detroit no se buscan decisiones de última hora tomadas por los pelos y con un claro afán electoralista. Lo que quieren son decisiones a largo plazo, proyectos con un buen futuro y un gran consenso, y no cambios cada día.

El sector de la automoción español ha tirado abajo el acuerdo estratégico y le ha pedido al Gobierno tres cosas muy claras y que en principio no puede dar: neutralidad tecnológica, un plan de renovación del parque de vehículos y reconocer que los vehículos diésel y de gasolina son válidos para el uso y la compra.

El sector pide tres cosas: neutralidad tecnológica, renovación del parque de vehículos y reconocer que los vehículos diésel y gasolina son válidos

Los sindicatos mayoritarios, que también han participado en las negociaciones de este acuerdo, apoyan estas peticiones. Jordi Carmona, secretario sectorial de Industria Automovilística de UGT, aseguró en declaraciones a 'Europa Press' que las premisas que el sector ha trasladado al Gobierno son la base para despejar situaciones que en nada están beneficiando al automóvil. Por su parte, CCOO ha señalado en un comunicado que el acuerdo carece de medidas que acaben con las dudas de quienes se plantean comprar un vehículo nuevo.

Hablemos de la neutralidad tecnológica. Eso, junto con la ansiada descarbonización, son términos clave para la política de la Unión Europea en materia de movilidad. Sin embargo, para el actual Gobierno de España eso no es así. Ninguna tecnología es válida y lo único que sirve es el coche eléctrico. Desde su llegada al Gobierno, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, mantiene que solo el coche eléctrico marca el futuro. Y eso no es precisamente neutralidad .

Órdago eléctrico

Recuerden esas lamentables declaraciones de "el diésel tiene los días contados", culpables en parte de la mala situación del mercado con seis meses de caída de ventas. La misma postura de Miguel Sebastián, ministro de Industria en el segundo Gobierno de Zapatero, obsesionado hace diez años con el vehículo movido por electricidad, que quería que se vendieran en España más coches eléctricos de los que se fabricaban en todo el mundo.

Lo más curioso es que los grandes fabricantes de automóviles a nivel mundial no lo tienen tan claro y cada uno apuesta por nuevas tecnologías para el futuro. Pero de momento se centran en el coche de gas natural, de GLP, los híbridos y los enchufables. Y sobre todo en el coche de hidrógeno para el futuro. Para el Gobierno de Sánchez solo sirve el coche cero emisiones, que curiosamente, y según la forma de producir la electricidad que tenemos en España, emite 44 g/km de CO2.

placeholder Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica, interviene en la sesión de control al Gobierno en el Congreso. (EFE)
Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica, interviene en la sesión de control al Gobierno en el Congreso. (EFE)

Toyota es la marca que más coches fabrica y vende en el mundo, con casi 10 millones de unidades. Fue la precursosa del coche híbrido, una magnífica alternativa para reducir las emisiones, sobre todo en ciudad. Puede fabricar coches eléctricos e híbridos enchufables, pero su gran apuesta de futuro es el coche de hidrógeno. El Grupo Volkswagen lanza ahora una amplia ofensiva para desarrollar y fabricar coches eléctricos en los próximos años. Pero va a seguir comercializando, durante muchos años, coches diésel y de gasolina. Y también, de la mano de la española Seat, ha puesto en marcha un ambicioso plan para fomentar el coche movido por gas natural.

Otra de las peticiones que hace el sector al Gobierno es la de poner en marcha un plan de rejuvenecimiento del parque. España tiene un grave problema, con coches viejos, poco seguros y muy contaminantes rodando cada día por carreteras y ciudades. La respuesta del Ejecutivo es un plan de ayudas al coche eléctrico, para coches muy caros y de momento poco operativos. Esas ayudas van para las empresas de 'carsharing' o para flotas de compañías eléctricas.

La última de las peticiones es que se reconozca el papel de los coches con motor térmico y que se garantice su futuro en el tiempo. También resulta difícil porque con declaraciones como las de la ministra Ribera, o como este mismo proyecto de plan estratégico en el que no se sabe si se van a prohibir o no estos vehículos, un reconocimiento así parece imposible.

En 2018 se vendieron 6.000 coches y todoterrenos eléctricos en España, un notable crecimiento respecto a 2017. Pero los diésel y gasolina, más los de GLP, GNC e híbridos, representaron el 99,6 % del mercado, aproximadamente 1.315.000 vehículos.

El Gobierno de Pedro Sánchez parece empeñado en aprobar por vía de urgencia el Acuerdo Estratégico del Sector de Automoción, pero los máximos responsables del sector han parado sus ambiciones electoralistas. No deja de ser curioso que un gobierno que en sus nueve meses 'gobernando' solo se ha dedicado a darle patadas al sector del automóvil busque un acuerdo para marcar el futuro de la automoción el último día antes de disolver las cámaras.

Industria automóvil Teresa Ribera