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Cómo China va a comer a Europa la partida de los coches tras el coronavirus
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Carlos Cancela

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Carlos Cancela

Cómo China va a comer a Europa la partida de los coches tras el coronavirus

La pandemia del coronavirus ha creado una gran alarma sanitaria y social y una crisis económica que pasará mucho tiempo antes de que se pueda solucionar.

Foto: La planta china de Luqiao ya está fabricando el Polestar 2, el segundo modelo de la división exclusiva de Volvo.
La planta china de Luqiao ya está fabricando el Polestar 2, el segundo modelo de la división exclusiva de Volvo.

La pandemia del coronavirus ha creado una gran alarma sanitaria y social y una crisis económica que pasará mucho tiempo antes de que se pueda solucionar. En este momento creo que nadie sabe hacia dónde va a evolucionar la economía a nivel mundial. De momento, la única lucha es conseguir parar la emergencia sanitaria que está costando miles de vidas humanas. El sector del automóvil no es ajeno a esta situación. Las fábricas de casi todo el mundo, excepto las chinas, están cerradas y el caos se ha empezado a adueñar tanto de la industria como de la distribución.

No les voy a hablar mucho de coronavirus, estamos todo el día hablando de ello, pero si voy a tratar de analizar hacia dónde va a evolucionar la industria europea y mundial del automóvil. No soy partidario de esas teorías de la conspiración en las que detrás de cualquier situación extraña, como la de esta pandemia, se posiciona algún gobierno. Que China ha creado el coronavirus solo para dominar el mundo, me niego a pensar que sea cierto. Pero lo que sí es cierto es que el gran favorecido de esta situación de emergencia va a ser China.

Las fábricas de coches de todo el mundo están ya paradas, excepto las chinas, que ya empiezan a coger nuevamente su ritmo de producción. Y van a poder aprovechar estos meses hasta que la situación se aclare en el resto del mundo para tomar una ventaja que será insuperable. La Unión Europea, que junto con la norteamericana fueron las impulsoras del automóvil, sigue perdiendo fuelle año tras año. Y los grandes fabricantes europeos ya tienen montadas sus fábricas en Estados Unidos y en China.

Entre tanto, la Unión Europea parece dispuesta a poner cada día más complicaciones al sector del automóvil, que es el único sector industrial fuerte que todavía le queda a Europa. Desde Bruselas se ha querido demostrar que Europa es un abanderado de la lucha contra el cambio climático. Y para ello se han impuesto unos límites brutales a las emisiones contaminantes de los coches, que no hay en ningún otro sitio del mundo.

Cambio climático

Lo curioso es que esa misma Unión Europea, tan activa en la lucha contra el cambio climático, sigue apoyando quemar carbón para producir electricidad y todo porque Alemania y Polonia tienen carbón y tienen que venderlo. Todo en Europa funciona en base a los lobbies, a los intereses de los países más fuertes y en base a los miles de funcionarios de los ocho organismos europeos instalados en Bruselas o en Estrasburgo.

Pero nadie piensa en un sector importante como es el del automóvil. Lo es porque la industria automovilística mantiene en estos momentos 20 millones de empleos en la UE y porque es una verdadera locomotora por los miles de millones de euros que cada año invierten los fabricantes europeos en tecnología y en I+D.

En un plazo de pocos años veremos como Audi, BMW, Mercedes, Volkswagen o Volvo siguen deslocalizando sus factorías, fabrican cada vez más coches fuera de Europa. Incluso si las normas siguen siendo igual de exigentes, mucho más que las chinas, japonesas o estadounidenses, no es descartable que dejen de vender coches en Europa. Y los europeos acabaremos comprando los coches chinos, que supuestamente contaminan muy poco, pero que tienen unas “homologaciones especiales”. Entretanto, Corea del Sur seguirá apoyando a su industria del automóvil, como lo hacen los gobiernos de Japón, China o Estados Unidos.

Europa que cada vez que surge un problema importante no llega a ponerse de acuerdo porque se trata de que 27 países tomen una política común y eso resulta casi imposible dadas las grandes diferencias entre los países. Y también porque la Unión Europea es un cúmulo de organismos que ni siquiera terminan de ponerse de acuerdo entre ellos.

8 organismos

La Comisión Europea, el Parlamento Europeo, el Consejo de Europa, el Consejo de la Unión Europea, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, el Banco Central Europeo, el Tribunal de Cuentas Europeo y el Servicio Europeo de Acción Exterior. Cada uno tiene sus funciones concretas, pero en muchos casos se llegan a solapar y al final no solo es que no se pongan de acuerdo los países al poner en marcha una medida, sino que tienen que empezar poniéndose de acuerdo sobre cuál es el organismo competente para tomar esa decisión.

Los mejores ejemplos son la crisis de inmigración del año 2015, que todavía no tiene una solución consensuada por lo que cada país toma sus decisiones propias. Y ahora con el coronavirus se vuelve a crear la misma situación con los eurobonos que unos, los países más endeudados, quieren y los menos endeudados se niegan a aceptar.

Pero curiosamente en lo único que desde el primer momento estuvieron de acuerdo los 27 y los ocho organismos oficiales europeos fue en imponer unas normativas draconianas al automóvil. O antes, imponer una apuesta brutal por los coches diesel en los años ochenta, o por imponer unas pruebas de homologación en laboratorio y a 90 km/h como máximo, que se demostró que eran absurdas…

Ojo porque Audi, BMW, Mercedes, Volvo y Volkswagen, entre otras grandes marcas del automóvil, siguen fabricando de momento coches en Europa, pero también lo hacen en Estados Unidos y en China. Todas estas marcas tienen paradas sus plantas europeas y norteamericanas, pero las de China ya están funcionando…

La pandemia del coronavirus ha creado una gran alarma sanitaria y social y una crisis económica que pasará mucho tiempo antes de que se pueda solucionar. En este momento creo que nadie sabe hacia dónde va a evolucionar la economía a nivel mundial. De momento, la única lucha es conseguir parar la emergencia sanitaria que está costando miles de vidas humanas. El sector del automóvil no es ajeno a esta situación. Las fábricas de casi todo el mundo, excepto las chinas, están cerradas y el caos se ha empezado a adueñar tanto de la industria como de la distribución.

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