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Las obligaciones con el coche cuando el coronavirus se vaya
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Carlos Cancela

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Las obligaciones con el coche cuando el coronavirus se vaya

Este grave crisis del coronavirus nos ha mantenido, de momento, un mes de confinamiento sin poder salir y con nuestras actividades muy limitadas

Foto: El coche, gran ausente en el estado de alarma.
El coche, gran ausente en el estado de alarma.

Parece que se empieza ver un poco de luz al final del túnel de la crisis del coronavirus. Hay más de 12.500 muertos en España pero todo hace presagiar que la situación sanitaria empieza a estar más controlada y que se puede ser un poco optimista. Sin embargo, la economía es ahora cuando va a empezar a sufrir de verdad.

Este grave crisis del coronavirus nos ha mantenido, de momento, un mes de confinamiento sin poder salir y con nuestras actividades muy limitadas. Las empresas de actividades no esenciales se han visto obligadas a cerrar sus puertas y muchos trabajadores han ingresado en las listas de los ERTE o del paro. Esta situación de crisis puede ser un momento perfecto para hacer balance de lo ocurrido, analizar todo lo que se hacía hasta ahora y tratar de buscar alguna forma de hacer mejor las cosas tras este mes de confinamiento.

Cada día, se escuchan comentarios de lo bien o lo mal que se ha gestionado esta grave crisis. Y parece que la solución a todos nuestros graves problemas solo pasa por encontrar un culpable a esta situación. Para la izquierda el culpable es el PP y para la derecha es el Gobierno del PSOE. Pero no, hay que buscar soluciones reales a los problemas, y luego, quien quiera, que busque respuestas sobre quienes han sido los culpables. Es lo mismo que nos ocurre a los españoles en todo, si hay contaminación el coche es el culpable, si hay accidentes la culpa es de las carreteras, si hay atropellos la culpa es solo de los conductores… Pero no se intentan buscar soluciones.

El estado de alarma

A lo largo de estos últimos días y semanas se ha hablado mucho de derechos pero también ha habido que hablar de obligaciones. El confinamiento es un ejemplo de los deberes que nos obligan a todos. Si las autoridades imponen el estado de alarma, significa que no se puede salir de casa. Y salvo en algunas circunstancias previstas no se podrá salir de casa. Si nos dicen que no se puede utilizar el coche, pues no se puede utilizar el coche. Y no hay más.

Esta crisis nos puede servir para aprender a combinar derechos y deberes y también a comprender cuáles son los valores reales de las cosas. Estos días se ha podido comprobar que la contaminación ha bajado drásticamente en las grandes ciudades. Está claro que si no hay coches circulando por la ciudad hay menos contaminación pero tampoco podemos, para reducir la contaminación, prohibir el tráfico. Parece que todo el mundo quiere que los demás no usen el coche… pero yo sí.

Ese mismo derecho que tenemos para poder desplazarnos por la ciudad y algunas veces hacerlo en nuestro coche particular, contrasta con el deber que tenemos de utilizar lo menos posible un coche contaminante. Se habla mucho del coche eléctrico, que contamina menos que un coche diesel o de gasolina. El problema de las grandes ciudades no es si es un coche es más o menos contaminante que otro, el problema es que hay que acostumbrarse a usar poco el coche particular.

Usarlo solo cuando sea necesario y no porque nos prohíban ir a tal sitio o porque nos prohíban entrar en una zona en coche, sino porque hay que intentar evitarlo por todos los medios. Si somos capaces de entender eso, se habrá dado un importante paso adelante. Si se puede usar el transporte público es mucho mejor, mucho más sano y mucho más racional usar esos medios públicos que ir en el coche particular todos los días. Aunque no siempre se pueda hacer.

Eso también obliga a las administraciones. El transporte público tiene que ser rápido, ágil, cómodo y barato. Quizá es el momento ahora, que vamos a sufrir una crisis económica brutal, de cambiar nuestros argumentos para hacer una sociedad más sostenible.

Parece que se empieza ver un poco de luz al final del túnel de la crisis del coronavirus. Hay más de 12.500 muertos en España pero todo hace presagiar que la situación sanitaria empieza a estar más controlada y que se puede ser un poco optimista. Sin embargo, la economía es ahora cuando va a empezar a sufrir de verdad.