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Proyecto de fábrica de baterías, un éxito o un fracaso español
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Carlos Cancela

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Carlos Cancela

Proyecto de fábrica de baterías, un éxito o un fracaso español

Se instala la planta de baterías a mil kilómetros del yacimiento de litio y lejos del resto de fábricas españolas de automóviles

Foto: Imagen de la factoría de Martorell en la que se montan coches con dos plataformas, MQB del Leon y MQB-A0 del Ibiza.
Imagen de la factoría de Martorell en la que se montan coches con dos plataformas, MQB del Leon y MQB-A0 del Ibiza.

Pedro Sánchez anunciaba hace 10 días la puesta en marcha de un proyecto para la construcción de una planta de baterías en España propiciada por el acuerdo entre el gobierno y el grupo Volkswagen. Una factoría que se instalará en las proximidades de la planta de Seat en Martorell. Una decisión sin duda arriesgada por lo que supone de apoyo directo a una autonomía y a un fabricante de automóviles en un país en el que hay muchos protagonistas del sector de automoción.

Tras el anuncio del yacimiento de litio de Extremadura se han ido sucediendo proyectos y planes para sacar partido a esta mina de litio. Al hecho de que a España le hubiera tocado la lotería de tener un gran yacimiento de un compuesto que en estos momentos es vital para el futuro de la electrificación del automóvil. Sin embargo, creo que España no ha sabido sacar el máximo partido a un auténtico premio gordo que le había tocado a España.

La noticia de la planta de baterías en las proximidades de Martorell ha sido bien recibida por las autoridades catalanas y también por el grupo Volkswagen instalado en España, pero ha creado un gran revuelo entre la competencia. Solo un día después del anuncio, tres comunidades autónomas mostraron su indignación por esta decisión, Extremadura, Aragón y Castilla León.

El Gobierno de España tenía en su mano poner en marcha un gran proyecto para dar un salto cuantitativo muy importante que permitiría aumentar aún más la capacidad productiva de España y reforzar este sector industrial tan importante. Sobre todo en un momento en el que todos los fabricantes hacen ambiciosos planes, casi increíbles, para la producción de coches eléctricos.

Logística

Si España tuviera en marcha una o varias grandes fábricas de baterías operativas, los planes de inversión de las marcas ya instaladas en España podrían ofrecer importantes crecimientos con la llegada de más modelos eléctricos. El coste de un modelo eléctrico depende sobre todo de la batería, porque el resto del coche es más barato que uno con motor térmico. Las baterías tienen. además, un grave problema de logística, porque son grandes y muy pesadas. Por ello, tener que trasladar cada año 300.000 packs de baterías a más de 500 kilómetros es casi inviable. De ahí que la producción de coches eléctricos se va a centralizar en zonas donde haya grandes fábricas de baterías instaladas.

Una planta de baterías tiene un elevado coste, por encima de los 2.000 o 2.500 millones de euros. Además, no es una inversión que haga un fabricante de coches, sino que la hace un suministrador de componentes. Para que una compañía de este tipo pueda montar una factoría de este tipo para una marca, requiere que al menos se asegure hacer 300.000 coches anuales durante el ciclo de vida del vehículo. Y de ahí que sea necesaria la ayuda de los gobiernos.

Lo que ha conseguido Volkswagen tras su acuerdo con el Gobierno es que le salgan las cuentas para poder producir este tipo de vehículos eléctricos en España, modelos basados en la nueva plataforma MEB pequeña que está en desarrollo. Pero esta apuesta es a largo plazo, porque el primer coche que utilizará estas baterías producidas en la zona de Martorell se montará en 2025.

placeholder La planta de Martorell no empezará a fabricar coches eléctricos al menos hasta 2025.
La planta de Martorell no empezará a fabricar coches eléctricos al menos hasta 2025.

Hasta entonces, Francia, Alemania o Reino Unido, entre otros, seguirán apostando por apoyar su industria local y sus fábricas de baterías para reforzar su apuesta por el sector industrial del automóvil. Pero en España, en lugar de apostar por grandes fábricas de baterías con inversión pública-privada, se ha apostado por apoyar solo un proyecto para Volkswagen y Cataluña, lo que va a cerrar muchas opciones de futuro.

El automóvil, y en concreto su rama industrial, supone un pilar importante de la economía española y lo mejor es que no se centre en un fabricante o en una sola comunidad autónoma sino que sea un proyecto global. La apuesta por el automóvil pasa principalmente por Galicia, Navarra, País Vasco, Castilla y León, Madrid, Aragón y Valencia, además de Cataluña, si hablamos solo de productores de vehículos. Pero es aún mayor si tenemos en cuenta que el sector del automóvil, además, tiene una industria auxiliar de componentes para la automoción aún más importante y de reconocido prestigio a nivel internacional.

Si en lugar de montar la factoría de baterías en Martorell se montara en algún lugar más o menos equidistante de las diferentes plantas de coches, o si se construyeran dos o tres plantas repartidas para todo el territorio, supondría un gran apoyo al sector de automoción. Si fuera así, tal vez el Grupo Stellantis, que ya fabrica tres coches 100% eléctricos en España, reforzaría su apuesta por la electrificación de las plantas españolas.

Si en Burgos o Soria, por ejemplo, se montara una gran planta de baterías, quizá el Grupo Renault traería a sus fábricas españolas un modelo eléctrico de gran volumen de Renault y no uno de menor volumen de producción y con la marca Mitsubishi. O Mercedes podría reforzar su apuesta por la planta de Vitoria.

Por ello, sorprende que el Gobierno haya tomado la decisión de limitarse a montar su fábrica de baterías en Cataluña, sin buscar ningún consenso con otras autonomías. Más allá de los intereses partidistas del Gobierno es difícil poder entender cómo la decisión de instalar en Cataluña la factoría de baterías supuestamente española sea la mejor. Por cuestiones de costes resulta difícil explicar cómo resulta más competitivo extraer el litio de Extremadura transportarlo hasta Cataluña y de ahí rehacer el camino con las baterías para la fábrica de Madrid, Valladolid o Palencia. Y tampoco resulta interesante para la factoría de Vitoria.

Sin duda la apuesta del grupo Volkswagen es importante para la electrificación del automóvil en España, pero tampoco hay que olvidar que es la última que llega al mercado español. Ya se fabrican coches eléctricos o electrificados en todas las fábricas españolas excepto en la de Volkswagen donde el Polo o el T-Cross no ofrecen ni siquiera versiones híbridas. Y lo peor es que este proyecto está pensado para que los primeros coches electrificados de Seat comiencen su producción en 2025.

Pedro Sánchez anunciaba hace 10 días la puesta en marcha de un proyecto para la construcción de una planta de baterías en España propiciada por el acuerdo entre el gobierno y el grupo Volkswagen. Una factoría que se instalará en las proximidades de la planta de Seat en Martorell. Una decisión sin duda arriesgada por lo que supone de apoyo directo a una autonomía y a un fabricante de automóviles en un país en el que hay muchos protagonistas del sector de automoción.

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