Que no se vaya Reyes Maroto del Ministerio de Industria

Las últimas noticias que llegan en torno al automóvil y a su utilización no pueden ser peores. Subida del diésel de hasta 10 céntimos por litro y cobro por el uso de las autovías. España es ya el peor país de la Unión Europea en gestión de la pandemia y todo apunta a seguir empeorando. Para arreglarlo, la única ministra que sirve para algo, la de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, prepara su salida del Gobierno. Será la nueva vicepresidenta de la Comunidad de Madrid si Gabilondo gana las elecciones el próximo 4 de mayo. ¿Qué puede salir mal?, aunque casi mejor diría para qué vamos a hacer algo bien.

Tenemos un gobierno con 22 ministerios, como un partido de fútbol completo, pero con cinco o seis ministros, y ministerios, que parecen estar en el banquillo. Ni siquiera han empezado a calentar, como pueden ser los de Igualdad, Consumo. Ciencia o Universidades.

Pero dentro de este contexto gubernamental actual, patéticamente solo hay una ministra que tiene realmente mucho trabajo, Reyes Maroto. La ministra de industria, comercio y turismo maneja todo lo que de verdad importa en estos momentos tan complicados y lo único que puede permitir a España enderezar su ruta hacia el abismo.

Sánchez, consciente de que es la única persona que hace algo en su consejo de ministros, aunque con las drásticas limitaciones que le impone Teresa Ribera, ha decidido fichar a Maroto para un nuevo proyecto político: se llama la Comunidad de Madrid. Si gana Gabilondo, Maroto será la nueva vicepresidenta de la Comunidad.

Esta decisión me parece realmente lamentable. Quiero que en Madrid gane por goleada Ayuso, pero les aseguro que no es por mis ideas políticas, que a ningún lector le importan. Quiero que gane para que no quiten del ministerio de Industria a la única persona que trabaja duro y que al menos trata de hacer cosas para proteger al sector de automoción, que es lo que a mí me importa en estos momentos.

Se imaginan que gana el PSOE en Madrid, que se llevan a Maroto a controlar Madrid y en su lugar traen al filósofo Illa, tras su fracaso en Cataluña, a controlar la industria de automoción española y su 10% del PIB, el turismo y el comercio. O a cualquier otro que no tenga mucho que hacer en su puesto. Yo prefiero no pensarlo, porque la alternativa de Irene Montero, o de Castells, Duque o incluso de Garzón me asusta.

En cualquier caso, lo que queda muy claro es que el interés que mueve a Pedro Sánchez en la Moncloa no es el de conseguir lo mejor para España y los españoles, le mueve el poder, conseguir más poder en todo. Trató de ganar Cataluña para su partido, pero la apuesta de Illa le salió bastante mal. Ahora utiliza la baza de Maroto para intentar ganar la pelea de la Comunidad de Madrid.

Ganar votos

Salvador Illa abandonó el ministerio clave en plena segunda ola de coronavirus, el de Sanidad, y lo hizo tras semanas de machacar a la Comunidad de Madrid con el único objetivo de hacer su campaña electoral para ganar en Cataluña. No le movía el bienestar de los españoles o de los catalanes, su responsabilidad de tratar de controlar la pandemia o conseguir rápido más vacunas. Solo era cuestión de ganar votos.

Ya el pasado viernes Maroto, que casi no debe tener trabajo en estos momentos tan difíciles con la cartera de industria, turismo y comercio, dedicaba sus discursos a arremeter contra la gestión de la Comunidad de Madrid, a falsear los datos de mortandad por Covid. La gestión que se ha hecho en Madrid se pone de ejemplo en todo el mundo y el PSOE la pone como la peor de España. Así, si ganan, desde el día 5 de mayo ya podrán decir que han logrado el milagro haciendo que Madrid se convierta en la mejor de España. Es lo que tiene el marketing de Redondo.

Pero si finalmente ganan en Madrid, y se llevan a Maroto, el ministerio de Industria se queda sin su referente en el peor momento, porque es cuando se está negociando lo de la instalación de las factorías de baterías, tras el anuncio de que se instalaría en Martorell. Ahora hay muchas inversiones de futuro pendientes de esas fábricas.