Es noticia
Estrategia europea y española con el sector del automóvil
  1. Motor
  2. Automaníacos
Carlos Cancela

Automaníacos

Por
Carlos Cancela

Estrategia europea y española con el sector del automóvil

La estrategia es que se vendan muchos eléctricos y de hidrógeno cuanto antes pero dónde van a repostar

Foto: Alemania tiene 80 hidrogeneras operativas, pero en España solo hay una privada, en Madrid, que pueda repostar a 700 bares de presión..
Alemania tiene 80 hidrogeneras operativas, pero en España solo hay una privada, en Madrid, que pueda repostar a 700 bares de presión..

En este mundo tan competitivo, y más aún con la pandemia, es imprescindible contar con una estrategia a largo plazo y con todos los pasos intermedios previstos que permitan lograr los objetivos deseados. Eso, que es vital en las empresas, lo es también en los gobiernos. Marcarse una estrategia de futuro, con pasos intermedios muy concretos, es lo que lleva a triunfar o a la ruina.

El sector de automoción vive un momento muy complicado porque con la llegada de la electrificación no hay una estrategia clara, al menos en Europa. Tan solo la de que hay que vender muchos coches eléctricos y, cuanto antes, mejor. Aunque sea vendiendo coches fabricados en China, o con baterías chinas, y dejando de vender coches europeos. Pero no hay planes intermedios, no hay una planificación de cómo se va a hacer, ni siquiera si el sector del automóvil va a poder seguir operativo en Europa.

Los políticos de Bruselas viven en una nube, cobrando unos magníficos sueldos, muchas dietas y con todo tipo de prebendas. Pero están muy alejados de la realidad, solo saben "inventarse" un futuro idílico a largo plazo para el que no ponen los recursos necesarios. China ha sido el mayor ejemplo de contaminación a nivel mundial, pero mientras tanto estaban preparando a tope el futuro. Y ahora, todo apunta a un futuro más limpio, al menos en automoción, en aquel país.

Por el contrario, Europa decía que era un paraíso de bajas emisiones, con el ejemplo claro del automóvil. Europa alardeaba, hace solo unos años, de tener las reglas anticontaminación más estrictas del mundo. Eso fue hasta que con el dieselgate, un grupo de estudiantes norteamericanos demostraron que todo era una gran mentira, que los coches diesel europeos contaminaban mucho.

Una clase política eficaz, hubiera puesto en marcha planes para desarrollar nuevas tecnologías, infraestructuras que permitieran reducir esas emisiones a largo plazo y con ello posicionar Europa nuevamente en un lugar privilegiado. Pero no, se limitaron a imponer unas fuertes restricciones a los fabricantes y a poner todos los problemas a los motores diesel. Las marcas de coches se vieron obligadas a electrificar sus gamas.

Ahora nos encontramos con el problema clave de la electrificación, la falta de infraestructura para recargar los coches eléctricos. Se venden pocos, y una parte de los eléctricos vendidos son automatriculados por fabricantes o concesionarios para no pagar las multas de la UE. Pero los coches que circulan son cada vez más viejos y contaminantes. Y por eso habría que preguntarse cuál era realmente la estrategia que tenía la Unión Europea, si es que había alguna.

Una buena estrategia requiere estudiar el problema y buscar las soluciones. Y, sobre todo, tener al frente a personas que sepan muy bien lo que hacen. Europa tiene en el sector del automóvil una pieza fundamental de su economía. Pero resulta que en Bruselas no hay nadie que sepa de automoción, solo asesores externos que lo único que buscan es conseguir sus propios objetivos. Y políticos que buscan llenar sus bolsillos.

Si en Europa, o en España, quieren que se vendan muchos coches eléctricos, solo hay que implementar una amplia red de recarga, y poner unos precios de uso del coche que sean más baratos que los de un diesel o un gasolina. Con eso, todos los ciudadanos se pasarían directamente al eléctrico. El problema es que la estrategia real no es la de reducir la contaminación manteniendo la movilidad de los ciudadanos, sino que lo que se busca es subir los impuestos y la recaudación.

Hacer algo

Hay que bajar la contaminación del transporte por carretera, otra imposición lógica de la Unión Europea, pero desde Bruselas no se pone en marcha un plan concreto de infraestructuras para que haya hidrogeneras en las carreteras, o al menos puntos de recarga eléctrica o de gas natural licuado. Los fabricantes tienen que trabajar con los ojos cerrados, sin saber cuáles son realmente los planes de los responsables, por llamarles de alguna manera, de Bruselas.

Europa no hace nada por la movilidad de sus ciudadanos. Antes de la pandemia, toda su apuesta era por los trenes de alta velocidad, algo que solo China o Japón se pueden permitir y que ni siquiera Alemania, fabricante de esos trenes, tiene en su territorio. Es una apuesta ruinosa, se mire por donde se mire, salvo para los políticos. Pero Europa, al menos, tiene dinero para poder hacer esas inversiones, si tuviera buenas ideas y los proyectos adecuados.

En el caso de España el problema es exactamente el mismo pero ampliado con el hecho de que no se pueden hacer inversiones en nada, porque no hay dinero. La estrategia del Gobierno de España es subir los impuestos al máximo y hablar de lo que van a hacer en 2030, o 2050, cuando ya no van a estar en el Gobierno. Eso sí, planes o estrategia para los próximos meses o años, no tenemos ninguna.

Dicen que hay que matar el coche con motor térmico, pero ojo, el pasado miércoles España tenía el precio más alto de la electricidad de toda Europa, 79,6 euros/kWh, que podrían llegar en algunos momentos hasta los 90 €/kWh en los próximos días. Con el coche eléctrico van a ganar todavía más dinero de impuestos que con el de motor térmico, que pagaba más del 50% de impuestos en el precio del combustible.

Con los impuestos de la electricidad, los de emisión de CO2 y los peajes de la factura de la luz, va a ser todavía más difícil la movilidad que no sea en transporte público. Y si añadimos los peajes en la autovías del estado, en España solo se van a mover en coche los políticos con sus coches oficiales, pagados con los impuestos de los demás. El Plan del Cambio Climático era solo eso...

En este mundo tan competitivo, y más aún con la pandemia, es imprescindible contar con una estrategia a largo plazo y con todos los pasos intermedios previstos que permitan lograr los objetivos deseados. Eso, que es vital en las empresas, lo es también en los gobiernos. Marcarse una estrategia de futuro, con pasos intermedios muy concretos, es lo que lleva a triunfar o a la ruina.

El redactor recomienda