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Europa y su órdago al coche eléctrico sin cartas en la mano
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Carlos Cancela

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Europa y su órdago al coche eléctrico sin cartas en la mano

Tres países, Países Bajos, Francia y Alemania acumulan el 70% de los puntos de recarga en la UE cuando solo ocupan un 23% del territorio, lo que dificulta la movilidad eléctrica

Foto: La Comisión Europea no tiene una hoja de ruta que obligue a los países a instalar puntos de recarga.
La Comisión Europea no tiene una hoja de ruta que obligue a los países a instalar puntos de recarga.

Bruselas ha decidido que el futuro de la automoción y de la movilidad es eléctrico y está obligando a todos los implicados a apostar por ese importante paso adelante sin poner los recursos necesarios para ello. Lo único que ha hecho hasta ahora es obligar a los fabricantes de automóviles a acelerar en el lanzamiento de los vehículos cero emisiones. Estos han hecho grandes inversiones para desarrollar y comenzar a fabricar su gama eléctrica, pero ahora los usuarios compran, de momento pocos coches eléctricos.

Ahora, la pelota está en los ciudadanos, que deben adquirir coches eléctricos, más caros, para ayudar a evitar las multas de los fabricantes de coches y para hacer las ciudades más limpias. Pero ahora la pregunta es, quién va a poner los millones de puntos de recarga públicos que requiere Europa, unos 2,5 millones, para electrizar totalmente su parque de vehículos. Un grupo de políticos se sienta cada día en Bruselas y decide imponer el futuro de los más de 300 millones de ciudadanos europeos. Lo hacen pensando solo en sus intereses o en sus principios y no en los ciudadanos.

La obsesión por el coche eléctrico de los dirigentes europeos viene del "dieselgate", cuando comprobaron de una manera dura que llevaban años aplicando una política absurda sobre las homologaciones de los vehículos en un laboratorio, contra toda lógica, y que la gran apuesta por el diesel que hizo Europa durante más de 30 años fue un grave error. Por eso, y para evitar el ridículo de sus decisiones apostaron por ser los más limpios y ecológicos del mundo.

Ahora, la pelota está en los ciudadanos, que deben adquirir coches eléctricos, más caros, para hacer las ciudades más limpias

El coche eléctrico o de hidrógeno es una apuesta muy clara de futuro para la movilidad, pero requiere una serie de pasos previos e intermedios. Pero en el caso de Europa no se han dado esos pasos. Solo la realidad de que hasta un día había que comprar diesel y desde el siguiente había que quitar de la circulación el coche de gasóleo y comprar uno electrificado.

Los fabricantes, en un principio, se vieron en una situación muy comprometida, no tenían coches eléctricos disponibles para su venta masiva. Tampoco el suministro de baterías y de los componentes necesarios para la electrificación. Hicieron su trabajo muy bien, de forma rápida, y para ello invirtieron muchos millones de euros en su desarrollo y en adaptar las fábricas a la nueva realidad.

La asociación de fabricantes europeos, ACEA, advirtió en numerosas ocasiones que no se podían cumplir las exigentes normativas de emisiones impuestas arbitrariamente por la UE. Sobre todo porque en el resto del mundo no hay unas limitaciones tan grandes y eso iba a limitar drásticamente la competitividad de los fabricantes europeos. Y por ello, la otrora potente industria automovilística europea comenzaba a perder fuerza. Ahora, Mercedes, Audi, Volkswagen, BMW o Volvo, entre otros, fabrican buena parte de sus coches eléctricos en China.

Los responsables de ACEA cambiaron su discurso hace unos meses y explicaron que los fabricantes estaban dispuestos a bajar aún más los límites de emisiones de CO₂ para los coches en Europa con la condición de que se aumentara la infraestructura de recarga eléctrica. Ese es ahora el principal problema para la implantación del vehículo eléctrico. Y está creando una gran diferencia entre países dentro de la UE. Pero Europa no dice nada solo espera que aparezcan como un milagro esos puntos.

Dos velocidades

Como consecuencia del despliegue de infraestructura para el coche eléctrico, Europa ya camina a dos velocidades. Por un lado se sitúan los países más ricos y avanzados, los que de verdad han apostado por el coche eléctrico, han gastado mucho dinero para preparar el despliegue de estos coches. Y por otro los que simplemente esperan que el coche eléctrico caiga del cielo, como el maná, para reducir la contaminación en las ciudades.

Por un lado están Países Bajos, Alemania y Francia, los más avanzados. Entre los tres países suman el 70% de todos los puntos de recarga públicos de la UE, mientras que el resto solo contribuyen con el 30% restante. Países Bajos suma 67.000 puntos, Francia 46.000 y Alemania 45.000, pero es que los siguientes son Italia con 13.000 y Suecia con más de 10.000. Y en el caso de España, con menos 5.000 operativos se sitúa en el pelotón de cola. Aunque por debajo se sitúan países como Chipre, Malta, Lituania, Bulgaria o Grecia, Entre los cinco últimos suman solo 800 puntos de recarga.

Hace unos meses, el Tribunal de Cuentas de la Unión Europea instaba a acelerar el despliegue de la infraestructura de recarga de coches eléctricos y a diseñar una hoja de ruta "estratégica" para la electromovilidad. Ya entonces advertía que Europa sigue muy lejos del objetivo de tener un millón de puntos de recarga en 2025, como fija el Pacto Verde. De momento solo hay operativos unos 250.000 puntos y el 70% están instalados en 3 países que solo suponen un 23% del territorio.

placeholder Hay pocos puntos de recarga en Europa y la mayoría son baja potencia.
Hay pocos puntos de recarga en Europa y la mayoría son baja potencia.

Está claro que siguen existiendo obstáculos para desplazarse por la UE en vehículos eléctricos y que la disponibilidad de estaciones públicas de recarga varía sustancialmente entre los diferentes países. El otro grave problema que limita la llegada masiva del coche eléctrico son los sistemas de pago de las recargas que no están armonizados y que no hay suficiente información en tiempo real para que los usuarios puedan encontrar su sitio de recarga.

Pero la Comisión Europea sigue sin hacer nada al respecto, legisla para limitar las emisiones de los coches con unos valores que solo se pueden cumplir con ventas masivas de coches eléctricos, pero sin explicar dónde se van a recargar esos coches.

Y lo mismo ocurre con los camiones, donde también hay nuevas normativas. En este sentido, ACEA y la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente (T&E) han solicitado a la Comisión Europea que impulse el despliegue de 11.000 puntos de carga para camiones eléctricos en toda la Unión Europea para 2025, y que alcance los 42.000 puntos en 2030. Un mínimo imprescindible para que los camiones eléctricos se pueden empezar a mover por Europa con cero emisiones, como quiere la UE.

Ser líderes mundiales en reducción de emisiones tiene su precio, pero ese elevado coste que tendrá que pagar Europa parece que no le afecta en absoluto a la Comisión Europea. Ellos siguen a lo suyo, a sus reuniones, sus dietas y a que se suban mucho los impuestos a los ciudadanos, como el Impuesto al CO₂ que sigue subiendo y ya se sitúa en los 60 euros por tonelada y aumentando cada día. La electricidad es cada día más cara y quizá por eso el órdago por el coche eléctrico.

Bruselas ha decidido que el futuro de la automoción y de la movilidad es eléctrico y está obligando a todos los implicados a apostar por ese importante paso adelante sin poner los recursos necesarios para ello. Lo único que ha hecho hasta ahora es obligar a los fabricantes de automóviles a acelerar en el lanzamiento de los vehículos cero emisiones. Estos han hecho grandes inversiones para desarrollar y comenzar a fabricar su gama eléctrica, pero ahora los usuarios compran, de momento pocos coches eléctricos.

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