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La burbuja de la NBA: un mundo dentro de Estados Unidos
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Luján Artola

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La burbuja de la NBA: un mundo dentro de Estados Unidos

Saben crear un mundo que se implica y rebela ante las injusticias, aunque nos dejen en medio de los 'playoffs', con el interrogante en la garganta. Porque es algo más que una empresa

Foto: Foto: Luján Artola.
Foto: Luján Artola.
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Adam Silver lo tuvo claro y su mundo en medio de la pandemia funcionó y sigue siendo un éxito. El 7 de julio, después del mayor huracán que nos está arrasando a la humanidad, la denominada 'burbuja', una idea gestada en pleno encierro por el covid, empezó a ser el nuevo mundo creado para los equipos de la NBA. Había que retomar la liga como fuera, lo contrario sería afrontar un impacto económico de consecuencias terribles para la liga.

Se trataba de volver a poner en marcha y hacer brillar a las estrellas (en momentos en los que todo está demasiado oscuro) y, para ello, se organizó contrarreloj un planeta aislado y esterilizado, lleno de canchas de entrenamiento, hoteles, comedores y un hospital con un laboratorio. Alrededor de 2.000 personas entraron como una legión de gladiadores para no salir hasta el 13 de octubre. Directores técnicos, médicos, entrenadores, asesores y por supuesto ellos, los jugadores de la liga deportiva que mueve el mundo. De manera física, empezó a existir lo que siempre ha sido la NBA: un planeta único que gira en torno al globo terráqueo.

Foto: El pabellón del partido, vacío tras la decisión de los Bucks. (Reuters)

Un modo de vida

Todos los días, se hacen test. Se acumulan los resultados cada semana como si fueran los papeles del Pentágono, y no ha habido ninguna señal de contagio hasta hoy. El equipo de rastreo formado por químicos clínicos, analistas clínicos, médicos patólogos, enfermeros y auxiliares es parte de esa cadena de éxito que ha pasado a estar a la altura de las canastas o los brazos de LeBron. En ese nuevo mundo en el que viven, compiten entre ellos, y todos han conseguido esquivar el virus. Pero las cosas han empezado a cambiar. Para empezar, a final de este mes, momento en el que se quedarán solo ocho equipos de los 22 que entraron, estará permitida la llegada de cuatro familiares por cada jugador. Después de casi dos meses, mujeres e hijos van a formar parte de ese mundo aparte. Y entrarán también en esa rueda fantástica de precisión quirúrgica y tiros libres, 'alley oops' o mates. Todo en perfecta sincronía, sudor y el maravilloso ruido de las zapatillas en la cancha.

La melodía perfecta en una burbuja idílica dentro de un mundo en guerra. Porque la segunda ronda que empezaba hoy enfrentando a Toronto y los Celtics se ha convertido en un repliegue de enemigos para ser la avanzadilla de lo que se rumoreaba: se iban a plantar una vez más ante los disturbios raciales en Wisconsin. Por si la llama que se encendió tras el asesinato de George Floyd no hubiera sido suficiente, los siete disparos a Jacob Blake de hace tres días por la espalda han vuelto a poner a los jugadores en pie de guerra. Parece que no volverá a caminar, según dicen los médicos, y el policía ya ha sido identificado. Y otra vez, esa realidad, un bucle sin resolver en este país, está haciendo explotar la burbuja.

Los Milwaukee Bucks deciden no jugar: ''Nuestra atención no puede estar en el baloncesto''

Mientras ellos amenazan con parar la liga y no jugar más, el yerno de Trump, Jared Kushner, entra en escena y mete más leña al fuego con sus declaraciones, que han enfurecido a todos: "Creo que los jugadores de la NBA son muy afortunados de tener una posición financiera en la que pueden tomarse una noche libre del trabajo sin tener que sufrir las consecuencias económicas. Tienen ese privilegio que es genial". Y así, hoy, las viejas etiquetas de que el baloncesto es un deporte de demócratas y el de los republicanos es el béisbol o el fútbol americano se han puesto en colores azules o rojos más que nunca.

Las cifras, las estrellas y la belleza

En 2019, la NBA generó cerca de 10.000 millones de dólares (más de 9.000 millones de euros). Ingresos que abarcan el negocio tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo, y engloban derechos de televisión, venta de entradas en los estadios, 'merchandising' y patrocinios. Estamos hablando del deporte con mayúsculas que mayores beneficios genera en el planeta. Y creo firmemente que es una de las compañías que más talento concentran, tanto en jugadores como personal, ambos, de cualificaciones extraterrestres. Así que no son cifras casuales, sino fruto del trabajo, el ingenio y el esfuerzo.

Foto: Los Angeles Clippers, momentos antes de comenzar un partido reciente. (Reuters)

Para este año, se han destinado más de 300 millones de dólares contra la discriminación social, desde la Fundación de la NBA y la Asociación de los Jugadores. Además, están inmersos en lo que será el reto de lo que queda de este fatídico 2020. La nueva normalidad que llaman también estará presente durante mucho tiempo en el deporte, y para ello, se han propuesto crear junto a la Universidad de Yale test rápidos de saliva a bajo coste. Si los de hoy cuestan alrededor de 10 dólares, estos no llegarán al dólar y, en menos de una hora, permitirían a los espectadores hacerse la prueba, recibir el resultado en el teléfono móvil y así acceder a los estadios de manera segura.

Estados Unidos se ha convertido en una lucha sin cuartel ante las elecciones de noviembre. Todo se ha convertido en una pista rápida en la que se compite por la política, por la economía, por la supervivencia, a golpe de vacunas y estudios. Laboratorios trabajando sin descanso al servicio de unos y otros, y en el fondo, hacia un final en el que, espero, saldremos todos beneficiados. Cuanto más talento se ponga a jugar, más probabilidad de éxito para afrontar el próximo año con un mínimo de seguridad en medio de la turbulencia. Y ellos, esa burbuja de la NBA, son el ejemplo de lo que es este país en realidad. Una maquinaria más perfecta y seria de lo que las televisiones enseñan al compás de las convenciones políticas.

placeholder LeBron James. (L. Artola)
LeBron James. (L. Artola)

Saben crear un mundo que se implica y rebela ante las injusticias, aunque nos dejen en medio de los 'playoffs', con el interrogante en la garganta. Porque es algo más que una empresa en la que el sueño americano es la realidad de unos niños que nunca imaginaron convertirse en jugadores de élite y millonarios. El baile de un deporte de altura, repleto de táctica y estrategia. La brutalidad del talento de LeBron y el día que, de manera literal, me llegó una gota de sudor suya en el Madison Square Garden. Nos separaban dos metros. Aunque no me vio, me miró. Aunque esté hablando de baloncesto, me doy cuenta de que este deporte es lo más parecido al arte en un museo. No es solo un grupo de jugadores. No es una burbuja. No es una pasión. Hoy, más que nunca, es lo más parecido a entender la belleza de América.

Adam Silver lo tuvo claro y su mundo en medio de la pandemia funcionó y sigue siendo un éxito. El 7 de julio, después del mayor huracán que nos está arrasando a la humanidad, la denominada 'burbuja', una idea gestada en pleno encierro por el covid, empezó a ser el nuevo mundo creado para los equipos de la NBA. Había que retomar la liga como fuera, lo contrario sería afrontar un impacto económico de consecuencias terribles para la liga.