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España exige a Brasil agilidad y facilidades en los visados para profesionales
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Juan Valencia

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España exige a Brasil agilidad y facilidades en los visados para profesionales

 Con una tasa de desempleados entre los jóvenes que roza el 50% España intenta ahora exigir a Brasil facilidades para que sus parados puedan trabajar en

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Con una tasa de desempleados entre los jóvenes que roza el 50% España intenta ahora exigir a Brasil facilidades para que sus parados puedan trabajar en las empresas del gigante sudamericano, escaso de mano de obra en algunos sectores. "Queremos discutir con el gobierno brasileño la posibilidad de facilitar la obtención de visados a trabajadores españoles", afirma el embajador español, Manuel de la Cámara. El tema será discutido durante la vigésima segunda cumbre Iberoamericana, que se celebrará en Cádiz en noviembre. "El visado para trabajar en Brasil no se consigue con facilidad, tarda tiempo en ser aprobado y es caro", sentencia el máximo representante español en Brasil que reclama agilidad y facilidades.

El embajador quiere abrir la puerta de Brasil a cientos de españoles que buscan empleo sin éxito en nuestro país. Y qué mejor momento que ahora, cuando las relaciones entre Brasil y España se han normalizado tres meses después de que cambiaran las reglas para los turistas brasileños que viajan a España y viceversa. Ahora el dolor de cabeza es la imposibilidad de los profesionales europeos -principalmente españoles y portugueses- para vivir y trabajar en el gigante sudamericano.

Según los datos de la Embajada de España en Brasil, ubicada en Brasilia, hasta el pasado 30 de septiembre el número de brasileños deportados por agentes del Cuerpo Nacional de Policía a su llegada a España se ha reducido de manera drástica: 415 brasileños han sido repatriados durante este año. En 2011, según los datos de Itamaraty, fueron 1.402. En 2007, en pleno conflicto entre las dos administraciones, el número de retenidos en la frontera -principalmente en el aeropuerto de Barajas- superó los 3.000, cifra que cayó a 2.196 en 2008, llegando a 1.714 en 2009 y a 1.695 en 2010. Eso ha cambiado después de la reducción de requisitos para los turistas que quieran visitar España. Hoy, los brasileños -cuya capacidad adquisitiva ha crecido de forma importante en los últimos años- son, por ejemplo, los segundos turistas en número y en gasto en ciudades como Nueva York y Miami.

"Después de las reuniones y el acuerdo firmado con España el número de deportados no llega a uno por semana. Pero nosotros queremos también que caiga el número de quejas", asegura María Luíza Lopez, directora de Políticas Consulares de los Brasileños en el Exterior.

Con un problema relativamente resuelto -también España se puede convertir en un coladero de inmigrantes brasileños con destino a Europa-, el embajador Manuel de la Cámara, desde marzo en el cargo, ha decidido exigir facilidades al Gobierno de Dilma Rousseff para que profesionales españoles puedan desarrollar su vida laboral en Brasil. No es fácil conseguir un visado de trabajo y, por esa razón, han aumentado los matrimonio de conveniencia con brasileños para conseguir la residencia de manera temporal. El precio de las falsas bodas varía entre los 4.000 y los 16.000 euros y garantiza con el paso de cuatro años que los españoles obtengan la nacionalidad brasileña.

El problema no sólo es conseguir un visado, sino también convalidar el título universitario. No es un problema único de España. Portugal también se ha quejado ante el proteccionista Gobierno de Rousseff. Así lo hizo saber el mes pasado el ministro Paulo Portas a su colega brasileño. En concreto Portas se refería a los ingenieros portugueses, que están teniendo dificultades para obtener sus visados de trabajo. Si Brasil asegura que faltan ingenieros, médicos, informáticos... ¿por que no facilita la concesión de visados? Una incongruencia que De la Cámara quiere resolver en el corto plazo.

Movida en los Cervantes de Brasil

Otro de los temas que preocupan al embajador es el cierre de dos sedes del Instituto Cervantes en Brasil. En 2013 se clausuran los centros de Curitiba y Recife, así como el de Sofía (Bulgaria). En el resto de los Cervantes de Brasil, otros seis, hay preocupación sobre lo que puede suceder a corto plazo. Se ha pasado del anuncio de Víctor de la Concha, director de la institución, de potenciar Brasil al cierre de dos sedes. Ni los propios directores afectados saben cuándo se producirá.

Nadie sabe la razón por la que se van a cerrar estas sedes. El caso de Recife es especialmente incomprensible. En julio el secretario general, Rafael Rodríguez-Ponga, propuso al director de la institución, Víctor García de la Concha, el nombramiento de nueve directores de los centros en el exterior. A Recife trasladaron a Isidoro Castellanos, un profesional reconocido con 25 años de trabajo en el Instituto Cervantes. Castellanos fue director del Cervantes en Sidney durante el último lustro.

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Con una tasa de desempleados entre los jóvenes que roza el 50% España intenta ahora exigir a Brasil facilidades para que sus parados puedan trabajar en las empresas del gigante sudamericano, escaso de mano de obra en algunos sectores. "Queremos discutir con el gobierno brasileño la posibilidad de facilitar la obtención de visados a trabajadores españoles", afirma el embajador español, Manuel de la Cámara. El tema será discutido durante la vigésima segunda cumbre Iberoamericana, que se celebrará en Cádiz en noviembre. "El visado para trabajar en Brasil no se consigue con facilidad, tarda tiempo en ser aprobado y es caro", sentencia el máximo representante español en Brasil que reclama agilidad y facilidades.