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La ‘agflación’ pone contra las cuerdas a los bancos centrales
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La ‘agflación’ pone contra las cuerdas a los bancos centrales

Los precios de las materias primas agrícolas alcanzaron récords históricos la semana pasada en línea con una tendencia, la llamada agflación, que no muestra signos de

Los precios de las materias primas agrícolas alcanzaron récords históricos la semana pasada en línea con una tendencia, la llamada agflación, que no muestra signos de corrección y que podría convertirse en la siguiente amenaza para los consumidores de todo el mundo.

En los últimos meses de 2007, numerosos medios de comunicación internacionales escribieron sobre la agflación, un término que hace referencia a la enorme subida en los precios de materias primas como el maíz, la soja o el trigo, que a su vez están encareciendo otros alimentos como los huevos, las carnes o los lácteos.

Según los expertos, la agflación presenta características que no se veían desde principios de los años 70. “Que yo recuerde, es la primera vez que la inflación de materias primas agrícolas se debe a un aumento de la demanda", dijo a Cotizalia Joseph Parcell, profesor del departamento de economía agrícola de la Universidad de Missouri.

La demanda global de materias primas agrícolas está llegando a niveles sin precedentes y son dos los factores fundamentales que la alimentan. Por un lado, el crecimiento económico global está creando una clase media en los países emergentes que destina sus sueldos a comer más y mejor. Por otro, la demanda de maíz y soja para la producción de biocombustibles aumenta sin cesar a medida que se disparan los precios del petróleo.

Las recientes inversiones de grupos de especuladores es otra de las causas que explican la extraordinaria subida de los precios, según Jack Scoville, analista de materias primas agrícolas de Price Futures Group, una operadora del Chicago Board of Trade (CBOT), el mayor mercado de productos derivados del mundo.

“Los fondos de inversión están invirtiendo en estos mercados porque el sentimiento general es que los precios de las materias primas agrícolas van a seguir subiendo”, dijo a Cotizalia Scoville, quien añadió que la tendencia podría resultar en una nueva burbuja financiera.

Jay Homan, un operador de futuros y opciones en el CBOT, dijo a Cotizalia que “en los próximos 20 años, los granjeros en Estados Unidos van a gozar de una situación ideal”.

Pero para los consumidores se avecinan tiempos difíciles. Los precios de los alimentos en Estados Unidos crecieron en 2007 a una tasa dos veces mayor que en 2006, y muchos economistas estiman un incremento del 5% para 2008. Como publicó The Economist en diciembre, llega el final de la alimentación barata.

Sin embargo, algunos economistas en Estados Unidos no consideran que esta progresiva subida de precios suponga una amenaza para el consumidor norteamericano: "Aquí lo tenemos bien porque gastamos una parte mínima de nuestras rentas en comida, comparado con el resto del mundo”, según Parcell.

De hecho, la Reserva Federal no se preocupa por el impacto de las subidas de los precios de los alimentos en la inflación. Su obsesión es el IPC subyacente, que excluye alimentos y energía. En noviembre de 2007, la inflación subyacente en Estados Unidos creció un 2,3%. En ese mismo mes, los precios de los alimentos se dispararon un 4,7%. En concreto, la leche subió un 11% y los huevos, un 29%.

“Estamos presenciando una reestructuración fundamental de la economía global sin precedentes en la historia”, asegura Greg Wagner, que gestiona los riesgos de los agricultores y ganaderos del medio oeste norteamericano a través de su firma Horizon Ag Strategies. “Los mercados y sus participantes están todavía en proceso de adaptación a las nuevas circunstancias”.

Estas nuevas circunstancias, en las que la subida de los precios de los alimentos está dejando de ser cíclica y se está convirtiendo en estructural, podría obligar a la Reserva Federal y a otros bancos centrales a incluir los alimentos en el concepto de inflación subyacente para fijar los tipos de interés.

Los precios de las materias primas agrícolas alcanzaron récords históricos la semana pasada en línea con una tendencia, la llamada agflación, que no muestra signos de corrección y que podría convertirse en la siguiente amenaza para los consumidores de todo el mundo.