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La asesora que llamó monstruo a Hillary

La semana pasada, Samantha Power, la joven dispuesta a transformar el papel de Estados Unidos en el mundo, cometió una imprudencia que la obligó a dejar

La semana pasada, Samantha Power, la joven dispuesta a transformar el papel de Estados Unidos en el mundo, cometió una imprudencia que la obligó a dejar su puesto de asesora de política exterior del candidato a la Casa Blanca, Barack Obama.

“Lo siento, lo siento mucho...fue un lapsus mental,” dijo Power a la amplia audiencia que acudió el martes a su charla patrocinada por el Chicago Council on Global Affairs. “Sé que estoy en tierra de Obama y agradezco enormemente que hayáis venido y me deis vuestro apoyo”.

La profesora de Harvard y afamada periodista, galardonada con un premio Pulitzer por su libro sobre el papel de Estados Unidos en los genocidios, se estaba disculpando por la metedura de pata que cometió la semana pasada en una entrevista con el diario británico, The Scotsman, en la que Power afirmó extraoficialmente en referencia a Hillary Clinton: “es un monstruo; se rebaja a cualquier cosa”.

El diario eludió el deber periodístico de no publicar los comentarios que Power hizo con carácter extraoficial, colocándolos en su portada del viernes pasado. La oleada de críticas no tardó en llegar y obligó a la polifacética pelirroja a disculparse ante Clinton y a abandonar su papel de asesora de política exterior en la campaña de Obama.

Si Power, de 37 años, hubiera omitido estas palabras, probablemente Obama la hubiera nombrado la próxima Secretaria de Estado, en caso de salir elegido presidente en noviembre. Aunque su imprudencia la haya imposibilitado para el cargo, sus principios, sin embargo, resonarán en la política exterior del actual candidato.

Según Power, el principal reto al que se enfrenta Estados Unidos es el de restaurar su imagen en el exterior y recuperar la legitimidad moral que antes permitía al país intervenir en conflictos como el de Darfur sin ser juzgado de incongruente por el resto de los países.

“Es muy difícil estar a favor de parar un genocidio el lunes, y el martes a favor del `waterboarding´ como método de tortura,” dijo Power en referencia a las contradicciones de la actual política exterior norteamericana.

Cómo resolver los conflictos mundiales

Los principios que nutren la política exterior de Power están inspirados en la extraordinaria labor humanitaria de Sergio Vieira de Mello, un carismático diplomático de las Naciones Unidas que falleció en el 2003 en un atentado contra la embajada de Estados Unidos en Bagdad. Power acaba de publicar una biografía del diplomático fallecido, de quien aprendió una serie de lecciones sobre cómo resolver los conflictos mundiales actuales.

“Sergio era una mezcla de James Bond y de Bobby Kennedy,” dijo Power a la audiencia. “De Bond tenía esa especie de adicción al conflicto y de Kennedy un enorme idealismo”.

Power aprendió de Vieira de Mello que en la lucha antiterrorista, el miedo, que tanto abunda en la sociedad norteamericana y en otras sociedades occidentales, es un mal consejero. Para la intelectual, hay que recuperar esa “Libertad frente al Miedo”, que defendió Roosevelt en plena Segunda Guerra Mundial. Pero esta libertad no podrá realmente hacerse efectiva hasta que no existan mecanismos que garanticen la seguridad ciudadana. Por ello es necesario realizar inversiones en instituciones legales, en cárceles y en una estructura policial adecuada.

“Nos gastamos enormes sumas de dinero en campañas electorales,” dijo Power. “Y, mientras, se ha dedicado muy poco tiempo y dinero en policía y cárceles.”

Cuando Obama habla de la necesidad de negociación con los terroristas, con los malhechores, el candidato demócrata está realmente hablando de una de las convicciones más firmes de Power, a su vez inspirada en Vieira de Mello. "Jamás debemos tener miedo a negociar. ¿De qué tenemos miedo? ¿Tenemos miedo de Ahmadinejad?” gritó Power en uno de los mítines políticos antes de su dimisión.

Representantes de la derecha norteamericana consideran absurdos e ingenuos los ideales de Power. Pero un elevado número de votantes está demostrando en las urnas que tiene sed de cambio y conecta con la idea de que América estaría más segura en el mundo y se enfrentaría a menos amenazas si practicara los principios del llamado 'Soft Power', contrarios al militarismo radical que profesa la actual administración de George W. Bush.

La semana pasada, Samantha Power, la joven dispuesta a transformar el papel de Estados Unidos en el mundo, cometió una imprudencia que la obligó a dejar su puesto de asesora de política exterior del candidato a la Casa Blanca, Barack Obama.

Hillary Clinton