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La cara oculta de la reducción de armas nucleares firmada por Obama y Medvédev
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La cara oculta de la reducción de armas nucleares firmada por Obama y Medvédev

El presidente de Estados Unidos Barack Obama y el de Rusia, Dmitri Medvédev, firmaron este jueves en Praga un tratado bilateral que reduce hasta un 30%

El presidente de Estados Unidos Barack Obama y el de Rusia, Dmitri Medvédev, firmaron este jueves en Praga un tratado bilateral que reduce hasta un 30% las cabezas nucleares desplegadas por ambos países. Es el acuerdo más importante en las dos últimas décadas. Sin embargo, Estados Unidos y Rusia siguen detrás del 95% de las armas nucleares en el mundo.

"Juntos hemos demostrado los beneficios de nuestra cooperación", declaró Obama tras firmar el Nuevo START. "Hoy es un día importante para la no-proliferación y la seguridad nuclear, así como las relaciones entre Estados Unidos y Rusia". Todos los presidentes norteamericanos, desde el final de la Guerra Fría, han firmado acuerdos con Rusia. Siempre se trata de representar un nuevo comienzo, una nueva era. Esta semana el vicepresidente Biden lo describía como "apretar el botón de reinicio". No es casualidad que el tratado recupere las siglas de START (comenzar, en inglés).

 

 

 

 

 

 

 

Independientemente de las consecuencias directas del pacto, su firma es ya una victoria diplomática para los dos países. “No hay que olvidar que cuando Obama llegó a la presidencia, las relaciones entre Estados Unidos y Rusia no existían", explica Samuel Charap, director adjunto de los programas sobre Rusia y Euro Asia para el Center for American Progress. Según Charap, el hecho de que Bush abandonara cualquier relación con Rusia sobre control de armamento ha obligado a Obama a empezar desde cero.

Después de más de un año de negociaciones y a espera de ratificar el Nuevo START en el congreso estadounidense, los dos países implicados reconocen que es sólo el comienzo. La implicación directa de Obama en las negociaciones, con varias llamadas personales a Medvédev en momentos en los que se estancaba el acuerdo, no impedirán que Rusia se retire en cualquier instante. El Nuevo START no imposibilita el incumplimiento unilateral por cualquiera de los dos países, como ya hizo George Bush en 2001. Se retiró del último tratado con Rusia alegando razones de seguridad nacional.

Esta misma razón permitirá que los dos países sigan invirtiendo en su defensa nacional. Una vez acordada la reducción de armas nucleares de ataque, el acuerdo se puede romper por cuestiones de defensa. El diario Washington Post revelaba el jueves que el Pentágono estadounidense desarrolla un arma que puede hacer impacto en su objetivo en una hora y en cualquier parte del mundo. Como explica también el analista Stephen Sestanovich para el Consejo de Relaciones Exteriores, el balance entre armas ofensivas y de defensa es lo que ha hecho temblar cualquier pacto anterior entre ambos países.

Mientras Estados Unidos promete la reducción de cabezas nucleares, Rusia ve el proyecto para colocar un escudo anti-misiles en Europa o el desarrollo de misiles de largo alcance, ideados para disuadir posibles ataques, como una amenaza igualmente peligrosa.

Obama sabe que el Nuevo START depende de un juego de equilibrios con Rusia -los dos líderes reconocieron las dificultades durante la negociación- y después en casa. El tratado debe ser ratificado por una mayoría de dos tercios en el Senado. Los problemas los pondrá la oposición y algunos demócratas. La experiencia de Obama como senador y miembro del Comité de Relaciones Exteriores le ha ayudado a anticipar las exigencias de la oposición y ha intentado dejarles sin excusas.

"El presidente ha hecho un gran esfuerzo por incluir todos sus requisitos. El Nuevo START no impone límites al desarrollo de armas de defensa y además incluye un sistema de verificación clave en el acuerdo", explica Charap. Rusia proporcionará datos recogidos durante las pruebas que haga con su armamento y Estados Unidos podrá contrastar esta información con los que ya obtiene mediante la colocación de satélites. Estos dos detalles pueden ayudar al presidente estadounidense a obtener el apoyo que necesita en el Senado.

Obama también sabe que fuera de Estados Unidos el pacto puede convertirse en la llave maestra que abra varias puertas en el futuro, desde sanciones de Naciones Unidas contra Irán o presionar a Corea del Norte. El Departamento de Defensa ya ha manifestado su interés en acercar posiciones en materia nuclear con Rusia y China. El país asiático es una pieza clave para las negociaciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Estados Unidos sigue empeñado en lograr sanciones contra Irán, y necesita el voto de China.

"Ahora mismo, el rechazo de China a poner en peligro su relación estratégica y económica con Teherán está obstruyendo cualquier resolución del Consejo de Seguridad de la ONU", explica Suzanne Maloney, de la Institución Brookings de Washington. "La resolución probablemente salga adelante porque China no quiere quedarse aislada en esta materia".

Y también ayudará con Rusia. El gobierno de Obama ha optado por 'reiniciar' las relaciones y empezar por el armamento nuclear. Pero Estados Unidos no quiere quedarse ahí.

Según explica Charap, Obama planteó el inicio de las conversaciones sobre armamento, sin entrar en temas de derechos humanos o el conflicto con Georgia. "Estaban de acuerdo en que pueden tener muchas diferencias, pero ahora han visto que pueden tratar cualquier cosa. Es un planteamiento arriesgado dado que el Kremlin es un aliado difícil, pero ha dado sus frutos".

El tiempo dirá si el Nuevo START da tan buenos frutos como la diplomacia de Obama. Como en ocasiones anteriores, la fragilidad del tratado está en la intención de ambos países de defenderse armados hasta los dientes. Para Rusia, el poder defensivo estadounidenses es equiparable al ofensivo, y Estados Unidos necesita aclarar si confía en que la defensa es el mejor ataque o no. Ayer mismo alimentaba la confusión. Mientras la Secretaria de Estado Hillary Clinton afirmaba que no necesitan "arsenales de estas dimensiones para defender a nuestra nación", las declaraciones del principal impulsor del arma total del Pentágono al Washington Post inspiraban lo contrario: "Al final del día, cualquiera que pueda convertirse en tu adversario se va pensando 'si voy a hacer esto, lo voy a pagar caro'. No podemos dejar que haya ninguna duda".

El optimismo de los que han calificado el tratado de histórico choca con la facilidad con la que las firmas de Obama y Medvédev en Praga pueden perder vigencia. Han 'reiniciado' sus relaciones, pero los dos países todavía poseen 1.550 armas nucleares, podrán desarrollar poderosos sistemas de defensa y siguen sin limar todas sus diferencias.

El presidente de Estados Unidos Barack Obama y el de Rusia, Dmitri Medvédev, firmaron este jueves en Praga un tratado bilateral que reduce hasta un 30% las cabezas nucleares desplegadas por ambos países. Es el acuerdo más importante en las dos últimas décadas. Sin embargo, Estados Unidos y Rusia siguen detrás del 95% de las armas nucleares en el mundo.