Rahm Emmanuel lleva su estilo a Chicago

Dicen que Rahm Emmanuel le envió una vez un pez muerto a un estadista con el que no estaba contento. Ayer, después de anunciar Obama su marcha, el ya ex Jefe de Gabinete de la Casa Blanca, recibió un regalo de sus compañeros. Un pez muerto y envuelto en dos diarios de Chicago. 

Si Obama llegó con la promesa del cambio, Emmanuel regaló a Washington la continuidad en rumores, leyendas, polémicas, enfrentamientos políticos y favores firmados a puerta cerrada. Obama era un novato, con sólo dos años de experiencia en el Senado. Emmanuel llevaba seis, fue el gran artífice de la victoria que en 2006 devolvió el congreso a los Demócratas y era el primero en la línea de posibles sucesores de Nancy Pelosi, la portavoz de la cámara y tercera persona con más poder después del presidente y vice presidente. 

Al entrar en la Casa Blanca abandonó esa posibilidad -también hubiera sido el judío de mayor rango político en la historia de Estados Unidos. Ayer se alejó todavía más. Este mismo fin de semana arranca su campaña por la alcaldía de Chicago. 

Hace tantas semanas que se rumoreaba la salida del hombre de confianza de Obama que el presidente lo ha reconocido hoy: "Buenos días a todos y bienvenidos al anuncio con menos suspense de todos los tiempos".  La sorpresa la pondría Emmanuel cuando se le saltaron las lágrimas al recordar y agradecer a su familia. 

"Mis padres me criaron para que devolviera algo a este país que tanto nos ha entregado. Y quiero darle las gracias por la oportunidad de devolver una pequeña porción de las bendiciones que este país ha dado a mi familia", declaró Emmanuel. 

"No hubiéramos podido conseguir mucho de lo que hemos logrado si no hubiéramos contado con Rahm (Emanuel)", contestó Obama. El presidente estadounidense se ha servido estos dos últimos años de una de las personas que mejor sabían manejar los hilos de Washington. Con quién negociar. Con quién cerrar acuerdos. A quién dejar fuera. Obama pedía y Emmanuel conseguía. 

Pero estos dos años también han servido para criticar la influencia de Emmanuel sobre las políticas de Obama. El Jefe de Gabinete trabajaba como enlace entre la Casa Blanca y el Congreso. Y en el camino que separa la residencia presidencial del Capitolio muchos vieron extenderse la sombra de Emmanuel.

La reforma sanitaria no fue lo que el ahora presidente prometía mientras era candidato. Los cambios en inmigración ni siquiera han llegado. Las nuevas regulaciones para Wall Street podrían haber sido más ambiciosas. La izquierda se queja de que estas concesiones vienen del empeño de Emmanuel -que Obama acabaría haciendo suyo- por pactar y negociar todo con los Republicanos. 

Y ahora Obama le ve escaparse hacia Chicago en un momento muy delicado, a un mes de las elecciones de noviembre y con previsiones de perder el control de al menos una de las dos cámaras legislativas. 

La despedida de ayer fue, en palabras de los dos protagonistas, 'agridulce'.  Ante una Sala Este repleta de periodistas y altos mandatarios del gobierno estadounidense, Obama bromeó que el accidente que le costó una falange del dedo corazón cuando era niño, dejó a Emmanuel 'mudo'. Pero el ya candidato a la alcaldía de Chicago ha demostrado que no le hace falta el dedo entero para hacerse entender. "Estoy seguro que han aprendido algunas palabras que no habían escuchado antes, y en todo tipo de combinaciones", contestó Emmanuel. 

A partir del lunes, le toca a Chicago.