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¿De dónde salen estos candidatos?

Todos tienen su momento de gloria. Porque no hay campaña sin mensaje de éxito arruinado ni candidato al que no haya pillado la cámara de un teléfono

Todos tienen su momento de gloria. Porque no hay campaña sin mensaje de éxito arruinado ni candidato al que no haya pillado la cámara de un teléfono móvil diciendo lo que no debía. Las elecciones estadounidenses de este otoño están dejando momentos de inspiración para cómicos y ciudadanos que todavía no entienden qué hacen los candidatos del Tea Party eliminando a senadores con décadas de experiencia. Los norteamericanos no han votado aún y los aspirantes que recogemos en este artículo -por su inestimable contribución a la lista 'Cosas que un político nunca debería hacer'- todavía pueden ganar.

Abre el ránking Carl Paladino. Opta al puesto de gobernador de Nueva York. Extremista, radical... le sirven todos los adjetivos dedicados al Tea Party, pero le basta con ser republicano. "No quiero que laven el cerebro a los niños y les hagan pensar que la homosexualidad es una opción igualmente válida o incluso favorable. No lo es". Estas declaraciones, en unas semanas marcadas por los suicidios de varios adolescentes por haberse sentido atacados por ser homosexuales, hicieron que Paladino saltara de una campaña local en el Estado de Nueva York a defender sus palabras a nivel nacional. Al fin y al cabo, después aseguran que Nueva York es la capital del mundo.

"Yo soy el Tea Party". Eso dice -con permiso de Sarah Palin- Sharron Angle. La aspirante al Senado por Nevada ha puesto al veterano Harry Reid con el agua al cuello. Era el candidato difícil, con décadas de experiencia como senador por dicho Estado, y líder de los demócratas en la Cámara Alta. La primera sorpresa la dio Angle eliminando en las primarias republicanas a candidatos de mucho más peso y que se prometían capaces de acabar con Reid. El Tea Party pudo más.

Reid ha intentado de todo, hasta resaltar las arrugas en el rostro de esta candidata que muchos pensaron que caería por su propio peso. No ha sido así. Aunque Angle, legisladora y pequeña empresaria, ha protagonizado momentos que le venderían la campaña a cualquiera. No le basta con restringir el aborto. Quiere ilegalizarlo hasta para las víctimas de violaciones porque según afirma, si Dios no quisiera que se quedaran embarazadas, hubiera impedido que las violaran.

La última en llegar a la fiesta del Té, Christine O'Donnell,tiene ese aire popular que tan poco encaja fuera de Estados Unidos, que tan bien funciona en televisión y que siempre sirve ante votantes que están hartos de no entender lo que dicen sus representantes políticos. El efecto O'Donnell va más allá de sus declaraciones sobre brujería, los patinazos sobre la Constitución, sus problemas -reconocidos- con los impuestos o títulos universitarios que corresponden en realidad a una conferencia de siete días. Su onda expansiva llegó hasta el partido demócrata. Ante la fuerza de O'Donnell El fiscal general de Delaware, hijo del actual vicepresidente Joe Biden, ha retrasado su candidatura por las pocas posibilidades de recuperar el que fuera escaño de su padre.

No todos son republicanos, ni miembros del Tea Party. Para muchos, el peor candidato con diferencia es el demócrata Alvin Greene. Por sus credenciales -veterano de guerra sin empleo- y por lo que dice de las elecciones en Carolina del Sur y el resto del país. Ganó las primarias sin presupuesto, ni programa, ni página web donde promocionarse. Sus vídeos de campaña pertenecen a otra época y hay quien ha puesto en duda sus capacidades mentales por lo que tarda en contestar a los periodistas. Para terminar, está bajo investigación por compartir pornografía con un estudiante universitario. ¿Cómo llegó a ser candidato demócrata?

Cerramos con Michele Bachman. Hubiera sido la princesa del Tea Party de no haber aparecido la bruja Christine O'Donnell. Pero Bachman juega con ventaja. Ya lleva dos etapas en el Senado demostrando, debate a debate, que volverá a ser una mala candidata. Aunque vuelva a ganar. Es la única partidaria del Té que ya está dentro del sistema y como tal puede liderarlo a partir del día 2 de noviembre. En cuanto al currículum personal de esta republicana de Minnesota, su falta de experiencia antes de aterrizar en el Congreso no le ha impedido recaudar más presupuesto que ningún otro candidato en ese Estado. Le han servido el lenguaje directo, los ataques a los demócratas y una pose agresiva en la Cámara de Representantes para liderar el enfado nacional gracias a la atención de FOX News. Y pesar de liderar las encuestas con casi 10 puntos sobre su contrincante demócrata, ha protagonizado la sexta inversión más cara de unas elecciones en Estados Unidos. Michele Bachman, un nombre para recordar.

Todos tienen su momento de gloria. Porque no hay campaña sin mensaje de éxito arruinado ni candidato al que no haya pillado la cámara de un teléfono móvil diciendo lo que no debía. Las elecciones estadounidenses de este otoño están dejando momentos de inspiración para cómicos y ciudadanos que todavía no entienden qué hacen los candidatos del Tea Party eliminando a senadores con décadas de experiencia. Los norteamericanos no han votado aún y los aspirantes que recogemos en este artículo -por su inestimable contribución a la lista 'Cosas que un político nunca debería hacer'- todavía pueden ganar.

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