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La valentía de Obama en sus nuevos nombramientos
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José Antonio Gurpegui

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La valentía de Obama en sus nuevos nombramientos

Tras la nominación de John Kerry para sustituir a Hillary Clinton en el puesto de secretario de Estado, se esperaban con cierta expectación los nombres de

Tras la nominación de John Kerry para sustituir a Hillary Clinton en el puesto de secretario de Estado, se esperaban con cierta expectación los nombres de los otros dos altos cargos que conformarán el triunvirato más importante durante los cuatro próximos años de la Administración Obama. Me refiero al puesto de director de la CIA y al secretario de Defensa. Finalmente no ha habido ninguna sorpresa y los dos nombres que sonaban desde mediados de diciembre han sido finalmente confirmados: John Brennan será el director de la CIA y Chuck Hagel pasa a ocupar la Secretaría de Defensa.

La elección de Brennan, tras el escándalo que obligó a dimitir a su antecesor David Petraeus, resulta lógica si pensamos que el actual nominado fue la primera elección del presidente hace cuatro años, pero que rehusó someterse a la aprobación del Senado al encontrarse en el punto de mira respecto al turbio asunto de las torturas a presos islamistas (y, dicho sea de paso, por primera vez, que yo recuerde, el Gobierno norteamericano ha emitido un comunicado a propósito de la película La noche más larga negando tortura alguna).

Actualmente, ocupa el cargo de director del Centro Nacional de Antiterrorismo y, presumiblemente, superará sin grandes problemas el examen del Senado. Si acaso se podrá cuestionar su ineficacia en el desgraciado asalto al Consulado de Bengazi. Además de hablar árabe con fluidez -estudió en la American University de El Cairo-, haberse formado y especializado en estudios de Oriente Medio -University of Texas, Austin-, y haber servido en la CIA durante 25 años, la propuesta de Brennan tiene mucho que ver con su total apoyo a la utilización de drones en la lucha antiterrorista.

Se calcula que el número de misiones y ataques con este tipo de armamento pueden llegar a los 300, con un elevado número de víctimas civiles. Brennan fue el primero en reconocer este tipo de ataques (abril, 2012) justificando su utilización por su eficacia, legalidad y, sobre todo, "ética y moralidad" (véase su discurso en el Woodrow Wilson Center). Será el escudo que necesita el presidente para sortear el creciente descontento de una parte de la opinión pública -muchos de ellos votantes demócratas- contra este tipo de actuaciones bélicas al cuestionar, precisamente, la moralidad de tales acciones.

Respecto al pasado republicano de Hagel, Obama enfatizó que, en temas relativos a la Defensa nacional, por encima de republicanos o demócratas, "somos norteamericanos".Más turbulentas serán las sesiones del sucesor de Leon Panetta, el díscolo senador republicano Chuck Hagel, al frente de la Secretaría de Defensa. Y no serán precisamente los demócratas quienes cuestionen su nombramiento, sino sus correligionarios republicanos con el senador John McCain a la cabeza (paradójicamente el propio McCain, en su carrera presidencial de hace 4 años, se refería a Hagel como su posible secretario de Estado), para quienes el senador de Nebraska (1997-2009) es  una suerte de renegado -cuando no traidor- arrepentido de haber apoyado la intervención armada en la guerra de Irak.

También deberá responder a preguntas relativas a un hipotético antisemitismo al haber utilizado la expresión "lobby judío" al hablar de sus presiones en la política norteamericana. No tan poderosos, pero sí creadores de opinión, Hagel tiene frente a sí a los grupos de homosexuales por unas declaraciones realizadas hace 14 años sobre las externas manifestaciones sobre su homosexualidad del embajador americano en Luxemburgo. Pese a todo, considero que finalmente obtendrá la aprobación del Senado -a fin de cuentas, de mayoría demócrata-, que normalmente aceptan las propuestas de gabinete presentadas por los presidentes.

Obama ya debió renunciar al nombramiento de Susan Rize, su embajadora ante Naciones Unidas, como primera opción para ocupar la Secretaría de Estado en sustitución de Hillary Clinton, y no permitirá mayores injerencias en la constitución de su equipo. Además, ¿quién negaría algo a un veterano héroe de la Guerra de Vietnam condecorado con el Corazón Púrpura?

Fue precisamente su heroica participación en la guerra, donde luchó junto a su hermano, a quien salvó la vida, el aspecto más destacado por Obama en la presentación de Chuck Hagel, calificando el nombramiento como "histórico" al tratarse del primer veterano de Vietnam que llega a ocupar tan alto puesto. Respecto a su pasado republicano, enfatizó que, en temas relativos a la defensa nacional, por encima de republicanos o demócratas, "somos norteamericanos".

Con estos dos nombramientos Obama parece dejar claras algunas de sus prioridades en política exterior. Unas directrices en las que muestra valor y experiencia tras cuatro años en la Casa Blanca. Su prioridad se centra claramente en resolver el contencioso de Oriente Medio sin olvidar una "espina" que sin duda tiene clavada: desmantelar la prisión de Guantánamo. Se trata de una de las críticas que con mayor fuerza e insistencia le llegan tanto desde el interior como en ámbitos internacionales. El cierre fue una promesa electoral en su primera campaña, pero en cuatro años le ha resultado imposible llevarla a cabo. John Brennan bien puede ejecutar, finalmente, aquella primerísima resolución firmada nada más llegar a la Casa Blanca. Se trata, además, de alguien con quien ha trabajado íntimamente y que participó de forma activa en el entramado que condujo a la muerte de Osama Bin Laden.

La apuesta de Hagel es, cuando menos, audaz. Se trata de alguien eminentemente dialogante a quien conoce desde hace tiempo. Hagel fue uno de los senadores que le acompañó a Afganistán durante su primera campaña electoral contra McCain. Es partidario de la retirada de tropas y probablemente la lleve a cabo para el año que viene, incluso antes de lo establecido. Esa sería, además, una fórmula para ahorrar gastos en Defensa, de forma que, haciendo de la necesidad virtud, pueda minimizar los recortes que sin duda sufrirá su presupuesto por más que se opongan los congresistas republicanos.

Su verdadera prueba de fuego la tendrá en el desenlace final respecto al desarrollo de la industria nuclear de Irán. ¿Logrará reconducir la deriva incontrolable que ha tomado este asunto? ¿Asumirá el principio de su presidente de no tolerar un Irán con armamento nuclear? ¿Logrará evitar la hipotética intervención israelí? En la respuesta a estos interrogantes está tanto su futuro político como el de todos nosotros.

Tras la nominación de John Kerry para sustituir a Hillary Clinton en el puesto de secretario de Estado, se esperaban con cierta expectación los nombres de los otros dos altos cargos que conformarán el triunvirato más importante durante los cuatro próximos años de la Administración Obama. Me refiero al puesto de director de la CIA y al secretario de Defensa. Finalmente no ha habido ninguna sorpresa y los dos nombres que sonaban desde mediados de diciembre han sido finalmente confirmados: John Brennan será el director de la CIA y Chuck Hagel pasa a ocupar la Secretaría de Defensa.

Barack Obama