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Lincoln también era puritano
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José Antonio Gurpegui

Crónicas del Imperio

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Lincoln también era puritano

  Hoy, viernes, se estrena en las pantallas españolas Lincoln, dirigida por Steven Spielberg, con Daniel Day-Lewis interpretando al legendario presidente. Probablemente sea todo un éxito de

Hoy, viernes, se estrena en las pantallas españolas Lincoln, dirigida por Steven Spielberg, con Daniel Day-Lewis interpretando al legendario presidente. Probablemente sea todo un éxito de taquilla, no en vano el propio director y el protagonista han visitado nuestro país como parte de la gira promocional. Hasta ahí nada singular; lo que sí resulta más llamativo es que coincidan en la cartelera tres filmes sobre la historia y política norteamericana, pues junto a Lincoln (20th Century Fox) también se están proyectando La noche más oscura (Columbia) de Kathryn Bigelow, y Argo (Warner) de Ben Affleck.

El fin de semana pasado vi La noche más oscura, y el director de la Casa de América, Tomás Poveda, tuvo la amabilidad de invitarme a uno de los preestrenos de Lincoln. Queda pendiente para este sábado Argo, señalada por la crítica como la auténtica vencedora en la última edición de los Globos de Oro. En La noche más oscura (Columbia) se cuentan las aventuras y desventuras que condujeron a la eliminación de Osama Bin LadenArgo (Warner) tiene que ver con la liberación de los diplomáticos norteamericanos durante la crisis de los rehenes en Irán en 1979. Parece que los grandes estudios hubieran descubierto un filón de oro y no estuvieran dispuestos a perder la oportunidad.

No es mi intención aventurarme por terrenos que desconozco, los de la crítica cinematográfica, sólo quiero constatar simplemente que La noche más oscura me entretuvo y Lincoln no tiene mucho que ver con el personaje en sí, sino con los entresijos que condujeron a la aprobación de la decimotercera enmienda, por la que se abolía definitivamente la esclavitud. Lo que sí queda claro es que la historia de Estados Unidos “vende”, tal vez porque esa historia también es la de todos nosotros y, en buena medida, lo que se narra en imágenes ha influido en nuestras vidas incluso más de lo que podemos llegar a sospechar. 

Pero qué 'historia' –en sentido literal y figurado- nos están vendiendo los grandes estudios norteamericanos. Durante años era la conquista del Oeste, y fue precisamente una de 'vaqueros' (o de indios, según se mire), Bailando con lobos (1990, Orion) de Kevin Costner donde definitivamente se populariza el revisionismo histórico que ya apuntaban títulos como Pequeño gran hombre (1970, 20th Century Fox) o Un hombre llamado caballo (1970, 20th Century Fox) y consumó la genial película de CoppolaApocalypse Now (1979, United Artist). Fue a partir de entonces cuando supimos que los del Séptimo de Caballería no siempre eran los buenos y que los indios, además de cortar cabelleras, también eran personas decentes.

La historia de Estados Unidos “vende”, tal vez porque esa historia también es la de todos nosotros

En todas ellas, ya sea el sargento Rusty, reflejado como héroe o villano, subyacen los principios de aquellos primeros puritanos que llegaron a las costas americanas a comienzos del siglo XVII (1630): eran el pueblo elegido y el modelo para el resto del mundo. Así lo expresó John Winthrop a bordo del Arbella, a punto de desembarcar en Massachusetts, en su sermón “Un modelo de caridad cristiana”: “Seremos como una ciudad en la cima de una montaña, y todo el mundo está pendiente de nosotros” (“For we must consider that we shall be as a city upon a hill. The eyes of all people are upon us.”). Se trata de la piedra angular del “Destino Manifiesto” que alumbró la expansiva política norteamericana en el siglo XIX, y la filosofía que inspiró a dos de los grandes presidentes norteamericanos del siglo XX, John F. Kennedy y Ronald Reagan, que incluso citaron literalmente al pastor Winthrop. 

Daniel Day-Lewis -Lincoln, quiero decir- echa mano de ese concepto en la única escena de la película donde el presidente se muestra colérico y alterado, cuando en una reunión de su Gabinete algunos cuestionan la necesidad de abolir la esclavitud. Eso sí, algunas cosas quedan en el tintero, como el oscuro episodio de Mankato (Minn.) cuando en diciembre de 1862, durante la presidencia de Lincoln y en plena Guerra Civil, se ejecutaron a 38 indios acusados de rebelión en un episodio que recuerda a las French Indian Wars de los puritanos (Sherman Alexie lo recuerda en su último volumen, Danzas de Guerra). Pero no se trata únicamente de presidentes: ese mismo principio es la justificación ética y moral para la angelical e inocente agente Maya (Jessica Chastain) en La noche más oscura para desear, y conseguir, la muerte de un ser humano: Osama Bin Laden.

Y hablando de historia de los Estados Unidos, cuándo dirigirá Spielberg una película sobre Ponce de León, que llegó a la Florida hace 500 años; cuándo interpretará Al Pacino a Fray Junipero Serra, que recorrió toda California fundando misiones. A fin de cuentas, también esa es su historia, su primera historia.

Hoy, viernes, se estrena en las pantallas españolas Lincoln, dirigida por Steven Spielberg, con Daniel Day-Lewis interpretando al legendario presidente. Probablemente sea todo un éxito de taquilla, no en vano el propio director y el protagonista han visitado nuestro país como parte de la gira promocional. Hasta ahí nada singular; lo que sí resulta más llamativo es que coincidan en la cartelera tres filmes sobre la historia y política norteamericana, pues junto a Lincoln (20th Century Fox) también se están proyectando La noche más oscura (Columbia) de Kathryn Bigelow, y Argo (Warner) de Ben Affleck.

Abraham Lincoln