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La tragedia de Boston provoca un nuevo varapalo a Obama
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José Antonio Gurpegui

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La tragedia de Boston provoca un nuevo varapalo a Obama

La maratón de Boston del pasado lunes comenzó con dos minutos de silencio en recuerdo de las 26 víctimas de Newtown del pasado mes de diciembre

La maratón de Boston del pasado lunes comenzó con dos minutos de silencio en recuerdo de las 26 víctimas de Newtown del pasado mes de diciembre y finalizó con una tragedia que ha vuelto a convulsionar al país. Desde entonces, el resto de noticias generadas en los Estados Unidos apenas si ha tenido repercusión mediática. Únicamente la explosión de una fábrica de abonos en Tejas, con un número de muertos todavía indeterminado, ha podido hacerse un hueco en las portadas de diarios e informativos. Las noticias se suceden a un ritmo vertiginoso y cualquier información o afirmación puede quedar desfasada en cuestión de horas. En este ámbito informativo ha pasado con más pena que gloria la resolución del Senado de los Estados Unidos tumbando la iniciativa de Barack Obama para controlar y endurecer la compra-venta y posesión de armas. Noticia que, en otro contexto, hubiera tenido una repercusión social y mediática infinitamente mayor.

Tras la matanza de Newtown, Obama reorganizó su agenda para que la reforma de la legislación relativa a las armas en manos de particulares se tramitara con carácter de urgencia. Había que aprovechar el momento de consternación nacional para conseguir una reforma rechazada anteriormente en varias ocasiones. Todo parecía estar de su parte: si había logrado sacar adelante la reforma sanitaria, mucho más compleja y problemática que ésta, la propuesta presentada por los senadores Joe Manchin (D-W.Va.) y Pat Toomey (R-Pen.) no debía plantear especiales problemas.

Hábil como siempre, Obama cedió el fin de semana pasado su tradicional discurso televisivo semanal a David y Francine Wheeler, padres de Ben, víctima de 6 años en la tragedia de Newtown. El vídeo fue también distribuido por correo electrónico a los suscriptores del Canal Barack Obama con el título ‘Now is the Time’ (“Ha llegado el momento”). Sin embargo, las cosas se torcieron en el último momento y una batalla que parecía tener ganada, aunque fuera de manera ajustada, se tornó en una derrota tremendamente amarga. La semana anterior, 31 senadores votaron en contra de que se debatiera la ley, y nada hacía prever que finalmente alcanzaran los 40 necesarios para tumbar la propuesta Manchin-Toomey. El resultado final fue de 54 a favor y 46 en contra; los demócratas se quedaron a 6 votos de los 60 necesarios para sacar adelante la reforma.

Las durísimas palabras del presidente tras conocerse el resultado de la votación, utilizando el calificativo de “vergonzoso” (“Este es un día vergonzoso para Washington”, dijo) para describir lo acontecido en el Senado, reflejan el nivel de indignación e irritación ante la sorprendente derrota. Es la segunda ocasión que Obama sufre un varapalo inesperado. El primero fue con ocasión del presupuesto a finales del año pasado, cuando todo parecía indicar que la propuesta del líder republicano John Boehner sería aprobada por sus correligionarios. En esta segunda ocasión, el presidente ha focalizado sus ataques en la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA) llegando a acusar de “mentirosos” a ellos y a quienes los defienden -en alusión a los senadores que han votado en contra-.

¿Habrá victoria por puntos?

Obama terminará ganando el combate pero, como ocurriera en anteriores iniciativas, deberá rebajar sus expectativas y su victoria, en el mejor de los casos, será por puntos. El cambio que propone tal vez resulte un tanto radical para los principios y mentalidad de la sociedad norteamericanaEntiende Obama que ha perdido un round, pero no el combate y se muestra dispuesto a lanzar en breve una nueva ofensiva. Probablemente terminará ganando la guerra pero, como ocurriera en anteriores iniciativas desde la Obamacare, deberá rebajar sus expectativas y su victoria, en el mejor de los casos, será por puntos. El cambio que el presidente propone para la sociedad norteamericana tal vez resulte un tanto radical para sus principios y mentalidad, y sea el motivo por el que sus iniciativas más importantes se vean rechazadas en la cámara alta.

En pocos días comenzará a debatirse la legislación respecto a la reforma migratoria. Todo hace pensar que finalmente logrará sacarla adelante y que la “banda de los 8” -en referencia a los 8 senadores que están trabajando en ella- lograrán el consenso y respaldo mayoritario de sus respectivos partidos. En caso de sufrir una nueva derrota su legislatura quedaría gravemente afectada, y las garantías de obtener un resultado positivo en el presupuesto serían mínimas.

Pero, en su alocución, Obama esgrimió un dato tremendamente significativo y que puede suponer el embrión de algo sustancialmente más importante que una legislación específica. Mencionó la “representatividad” del senado, pues, en su opinión, una legislación que según las encuestas es aprobada por el 90% de los ciudadanos no puede ser derrotada por quienes han sido elegidos por dichos ciudadanos.

Esgrimir ese tipo de argumentos no parece propio de quien lidera un país. Parece que Obama hubiera olvidado que, en democracia, las únicas encuestas válidas son las que arrojan los resultados de votaciones y que cualquier otro dato estadístico es, simplemente, eso: estadística. Grupos de tendencia más radical como el American Progress Action parecen haberse hecho eco de las palabras de su presidente y cuestionan la representatividad real de los senadores. En su editorial ‘The Senate Ignore Us’, se preguntan por qué el voto de los senadores republicanos de Wyoming -Mike Enzi y John Barrasso-, que representan a poco más de medio millón de personas, tienen el mismo valor que el de los demócratas de California -Dianne Feinstein y Barbara Boxer- que representan a más de 38 millones.

Resulta poco conveniente cambiar las reglas del juego a mitad de partida, sobre todo cuando esas reglas han mostrado y demostrado su eficacia durante décadas. Pero todavía sería más grave que Obama hubiera abierto una Caja de Pandora en un momento de especial sensibilidad.

La maratón de Boston del pasado lunes comenzó con dos minutos de silencio en recuerdo de las 26 víctimas de Newtown del pasado mes de diciembre y finalizó con una tragedia que ha vuelto a convulsionar al país. Desde entonces, el resto de noticias generadas en los Estados Unidos apenas si ha tenido repercusión mediática. Únicamente la explosión de una fábrica de abonos en Tejas, con un número de muertos todavía indeterminado, ha podido hacerse un hueco en las portadas de diarios e informativos. Las noticias se suceden a un ritmo vertiginoso y cualquier información o afirmación puede quedar desfasada en cuestión de horas. En este ámbito informativo ha pasado con más pena que gloria la resolución del Senado de los Estados Unidos tumbando la iniciativa de Barack Obama para controlar y endurecer la compra-venta y posesión de armas. Noticia que, en otro contexto, hubiera tenido una repercusión social y mediática infinitamente mayor.

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