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¿Asumirá finalmente Obama una política exterior?

Pese al resultado electoral de la semana pasada, Obama tiene todavía tiempo y posibilidades para hacer grandes cosas en los dos próximos años

Foto: Obama en la Cumbre Asia-Pacífico (EFE)
Obama en la Cumbre Asia-Pacífico (EFE)

Pese al resultado electoralde la semana pasada, Obama tiene todavía tiempo y posibilidadespara hacer grandes cosas en dos años que le quedan de mandato. Pero tendráque hacerlas en el tablero global, más allá de Washington. Un buen lugar para comenzar seríadurante suvisita a Asia, que se llevará a cabo esta semana.

De hecho, es extrañoque Obama todavía no haya dedicado más tiempo, energía y atención a la política exterior. Hace tiempo que resulta evidente que tiene pocas posibilidades de trabajar con el Partido Republicano en temas nacionales. No es una situación que no se haya vivido antes. De hecho, los gobiernos de EEUU suelen dedicarsus últimos años a los asuntos internacionales, un ruedo donde siempretienen capacidad para realizar acciones unilaterales.

Si Obama quiere obtener logros importantes en política exterior en sus últimos años, primero necesita recobrar la disciplina con la cual comenzó su presidencia. Si continúa con su política cada vez más intervencionistaen Siria e Irak, esto concentrará todala atención de la Casa Blanca, el interés público y los recursos militares del país. Y tampoco tendría éxito, si entendemos como éxito al triunfo de fuerzas prodemocráticas en la guerra civil de Siria.

La mejor iniciativa de todala política exterior de Obama es poderosa, inteligente peroincompleta: el giro asiático. Porque la mayor amenaza a la paz mundial y a la prosperidad en las próximas décadasno proviene de un grupo de asesinos en Siria, sino del auge de China y de la manera en la que reformará la geopolítica en Asia y en el mundo entero. Si Washington puede llevar equilibrioy confianza a Asia, esto ayudará a asegurar que el continente no se convierta en un punto crítico para el comienzo de una nueva Guerra Fría.

El elemento más ambicioso del giro asiático es la Alianza Transpacífica (TPP, por sus siglas en inglés). La idea es simple: reducir las barreras comerciales y otros obstáculosen el comercio entre 12 economías más grandes del Pacífico, que comprenden el 40 por ciento del PIB mundial. Esto propiciaría una mejora del crecimiento global y,aún más importante, reforzaría los principios del libre mercado, alentando economías abiertas en un período en el cual el llamado capitalismo de Estado cobra fuerza y se levantan barreras nacionalistas en todas partes.

La buena noticia de la victoria republicana en las elecciones de la semana pasada es que el TPP tiene ahora más posibilidades. El comercio es uno de los pocos temas en los que el Partido Republicano está de acuerdo con el presidente. Los problemas de Obama están en gran medida relacionados con su propio partido, que ha adoptado una actitud derrotista y proteccionista, abandonando la tradición de Franklin Roosevelt y John Kennedy. En este sentido,Obama se ha mostrado reacio a asumir el reto del TPP, apoyándolo pero sin meterse delleno en la lucha.

Obama tiene otra iniciativaimportante en política exterior:las negociaciones nucleares con Irán. Una vez más, aquí la estrategia básica ha sido inteligente, pero no ha recibido la suficiente atención presidencial. No está claro si Irán está listo para hacer las paces con Estados Unidos y Occidente. Pero si lo estuviese, Obama debería presentar el acuerdo a Washington y al mundo, a pesar de que cualquier pactoserá seguramente denunciado por los republicanos como una traición y atacado por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

Pero el reto diplomático más complejo será convencer aArabia Saudí y los Estados del Golfo, tradicionales aliados. Un aristócrata saudí de alto rango me ha asegurado que su país entiende que, en algún momento, deberá haber un deshielo en las relaciones con Irán. El verdadero cambio de juego en el Oriente Medio sería un acercamiento entre los sauditas y los iraníes, auspiciado por Washington. Eso sería alterar el paisaje del Oriente Medio, reducir tensiones y construir un enfoque común contra el terrorismo yihadista.

El mundo pasa por un momentoturbio y los EEUU se encuentran a la defensiva. La situación recuerdacómo se estaba el planeta cuando Richard Nixon y Henry Kissinger estaban llevando a cabo la política exterior. América estaba perdiendo una guerra en Asia en la que había desplegado medio millón de tropas. La Unión Soviética estaba avanzando.La oposición y los problemas internos iban en aumento. Nixon y Kissinger tuvieron que retirar las tropas y aceptar un acuerdo oneroso de paz pero, como ha señalado el exrepresentante comercial de Estados Unidos, Robert Zoellick, combinaron este retiro con una serie de medidas audaces y positivas:control de armamentos con la Unión Soviética, la apertura de China, la diplomacia al estilo de Medio Oriente.

El resultado fue que, en 1973, la gente estaba deslumbrada por la energía y el ingenio de la política exterior de Estados Unidos. El historiador John Gaddis la hadescrito como una de las jugadas más exitosas para la política exterior de Estados Unidos en la historia moderna.

Si quiere ese tipo de legado, es hora de que Obama se convierta en un presidente de política exterior.

© 2014, The Washington Post Writers Group

Pese al resultado electoralde la semana pasada, Obama tiene todavía tiempo y posibilidadespara hacer grandes cosas en dos años que le quedan de mandato. Pero tendráque hacerlas en el tablero global, más allá de Washington. Un buen lugar para comenzar seríadurante suvisita a Asia, que se llevará a cabo esta semana.

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