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Los planes de Bernie Sanders hacen que los republicanos parezcan serios

Respetados economistas señalan que "no hay un estudio económico creíble" que apoye las propuestas económicas de Sanders. Son tan fantasiosas como las de los republicanos

Foto: El candidato a la nominación demócrata Bernie Sanders en un mitin de campaña en Ypsilanti, Michigan (Reuters).
El candidato a la nominación demócrata Bernie Sanders en un mitin de campaña en Ypsilanti, Michigan (Reuters).

Una clara muestra de la disfunción que sufre el Partido Republicano en los últimos años es su incapacidad para producir propuestas políticas serias. Al contrario, sus dirigentes habitualmente presentan proyectos excéntricos pese a que saben que nunca podrán llevarlos a cabo o en los cuales las cifras simplemente no encajan.

¿Qué harán los republicanos si este año ganan la carrera por la Casa Blanca? Todos sus candidatos revocarían el Obamacare, algunos aprobarían una enmienda constitucional para recortar el presupuesto y otros deportarían a varios millones de trabajadores indocumentados. No hace falta decirlo, nada de esto pasará.

Observemos ahora sus planes fiscales. El imparcial Tax Policy Center estima que Marco Rubio generaría un déficit de 8.200 billones en los próximos diez años. El plan de Ted Cruz, unos 10.200 billones. Y Donald Trump, como era de esperar, los supera a todos con una propuesta que añadiría 11.200 billones al déficit e incrementaría la deuda nacional en cerca del 80% del PIB durante las dos próximas décadas.

Incluso el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, famoso por su experiencia y su pragmatismo presupuestario, propuso un presupuesto en 2014 en el que las cifras no encajaban. Planteó un recorte de 5.100 billones en el gasto durante una década -un tijeretazo del 29% en el presupuesto general. Para contextualizar todo esto, tenga en cuenta que el mayor recorte del gasto en seis décadas fue de un caída del 3,4% en un año, 1955, como parte de la desmovilización tras la Guerra de Corea.

Por tanto, la pregunta es: ¿por qué hacen esto los republicanos? Porque saben qué quieren escuchar sus bases, son conscientes de que nada de esto es ni remotamente plausible, y han decidido que las propuestas políticas ya no deben ser, en fin, propuestas políticas. En cambio, se utilizan como impulsos emocionales dedicados a motivar a los simpatizantes.

El hecho de que ninguna de sus propuestas llegue finalmente a materializarse es, por supuesto, la causa de que las bases conservadoras están tan furiosas. En las encuestas a pie de urna de New Hampshire, la mitad de los votantes republicanos aseguraba sentirse traicionada por su partido. Además, la práctica de utilizar las políticas públicas como carne roja ha contribuido a vulgarizar la política de América, creando una atmósfera en la que las ideas absurdas florecen, los hechos son irrelevantes y los candidatos pueden lanzar declaraciones que son, simplemente, falsas.

Desde Bill Clinton, los demócratas han evitado, en su mayoría, este camino. Han apuntalado sus políticas con datos reales. Si uno examina las propuestas presentadas en sus candidaturas por Clinton, Al Gore, John Kerry y Barack Obama, comprobará que están basadas en la evidencia y que los números cuadran. Sin duda, generalmente contienen suposiciones optimistas sobre crecimiento e inflación, pero en una grado mucho menor que los republicanos. Tras labrarse una imagen de derrochadores en las décadas de 1960 y 1970, el Partido Demócrata ha convencido a muchos votantes de centro de que es el partido más responsable.

Ahora ha entrado en escena Bernie Sanders, quien hace que los republicanos parezcan un modelo de sobriedad y eruditos de la exactitud. Las propuestas presentadas en la página web de su campaña suman entre 18.000 y 20.000 billones de dólares durante la próxima década, según estimaciones de The New York Times. Un cálculo de Kenneth Thorpe, de la Universidad de Emory, cifra el coste total de su plan sanitario por encima de los 30.000 billones.

Esta semana, cuatro respetados economistas que trabajaron con presidentes demócratas escribieron una carta en la que, sin rodeos, señalan que "no hay un estudio económico creíble" que apoye las predicciones y conjeturas económicas de Sanders. Hacían referencia a las declaraciones de un entusiasta de Sanders, Gerald Friedman, quien ha intentado hacer cuadrar los cálculos del candidato. Para lograrlo, Friedman asume que el crecimiento per cápita será del 4,5% (más del doble del porcentaje de las últimas tres décadas), y que el ratio empleo-población cambiará de repente su declive y alcanzará el 65%, el mayor de la historia. Más magia, el crecimiento de la productividad alcanzará el 3,18%. Tal y como señala Kevin Drum en Mother Jones, "nunca ha habido un periodo de 10 años desde la II Guerra Mundial en el que la productividad creciera al 3,18%".

Los votantes de Sanders argumentan que todas estas críticas se olvidan de lo importante. Sanders está estableciendo una visión "idealista" a propósito: su meta es cambiar el espectro político. Pero el argumento se basa en la noción de que, de hecho, a América le irá mejor con un aumento del gasto público de 30.000 billones, colegios públicos completamente gratuitos (y, esencialmente, controlados por el gobierno), impuestos altos y tipos marginales de alrededor del 85%. No es cierto. Incluso los expertos radicalmente liberales no creen que la economía vaya a ir mejor bajo esas circunstancias.

Por otra parte, Sanders es un pintor de brocha gorda, un hombre auténtico que dice lo que piensa, que busca presentar ideas audaces que capturen la imaginación. No le importa que las élites del 'establishment' las califiquen de impracticables o radicales.

¿Estoy hablando de Bernie Sanders.... o de Donald Trump?

Una clara muestra de la disfunción que sufre el Partido Republicano en los últimos años es su incapacidad para producir propuestas políticas serias. Al contrario, sus dirigentes habitualmente presentan proyectos excéntricos pese a que saben que nunca podrán llevarlos a cabo o en los cuales las cifras simplemente no encajan.

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