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Corea del Norte, Irán y Pakistán: ¿qué hará Trump cuando crucen sus líneas rojas?

Nada sale más caro en política internacional que las amenazas que no se cumplen. Trump ha marcado tres líneas rojas en estos países sin presentar una estrategia para responder

Foto: Un soldado estadounidense espera a que aterrice un helicóptero Chinook, en Paktia, Afganistán. (Reuters)
Un soldado estadounidense espera a que aterrice un helicóptero Chinook, en Paktia, Afganistán. (Reuters)

El discurso del presidente Trump sobre el Estado de la Unión ignoró, por lo general, al mundo que hay fuera de Estados Unidos. Realizó unas pocas declaraciones sobre el acuerdo con Irán y Guantánamo y describió (con exactitud) la malvada naturaleza del régimen de Corea del Norte, pero dijo muy poco sobre su política exterior. Un hecho que enmascara una peligrosa realidad. De hecho, la Administración Trump, ya sea accidentalmente o por voluntad propia, ha marcado tres líneas rojas en tres partes del mundo sin presentar una estrategia seria sobre qué pasará cuando se crucen dichas líneas.

El primer lugar es Corea del Norte. Trump y sus principales asesores han asegurado que la era de la "paciencia estratégica" con el régimen norcoreano se ha terminado. Han descartado cualquier posibilidad de aceptar que Corea del Norte sea un Estado nuclear y creen que los métodos de disuasión habituales no funcionarán. El presidente ha prometido que Corea del Norte nunca será capaz de desarrollar un arma nuclear con capacidad para alcanzar Estados Unidos. Mientras, el director de la CIA, Mike Pompeo, ha afirmado que Pyongyang está "a pocos meses" de lograr un arma de esas características.

Asi que, ¿qué pasará cuando se cruce esa línea roja? ¿Cuál será la respuesta de EEUU? Victor Cha, un veterano experto que sonaba para ocupar el cargo de embajador en Corea del Sur, dijo a la Administración que realmente no hay una opción militar limitada, ni siquiera un pequeño ataque que "haga sangrar" al régimen. Por este análisis tan sincero Cha dejó de ser considerado candidato al puesto de embajador.

Cha simplemente ha mostrado el problema fundamental de la política de la Administración Trump: el haber esbozado objetivos maximalistas sin tener ni idea de cómo conseguirlos. En respuesta a las nuevas capacidades armamentísticas de Corea del Norte, ¿de verdad Trump hará que llueva "ira y fuego" y "destruirá totalmente Corea del Norte"?

placeholder Militares estadounidenses escuchan al presidente Donald Trump, en Fort Myer, Virginia. (Reuters)
Militares estadounidenses escuchan al presidente Donald Trump, en Fort Myer, Virginia. (Reuters)

Trump ha hecho algo parecido con Irán. El presidente ha anunciado que se retirará del acuerdo nuclear si el Congreso y los aliados europeos no lo mejoran. Europa ha dejado claro que el acuerdo funciona y que no necesita cambios. En unos tres meses llegaremos al Día D, cuando Trump, según ha prometido, se retirará unilateralmente del acuerdo si no consigue endurecer las condiciones del pacto.

Si Trump deroga el acuerdo unilateralmente, los iraníes tienen varias opciones. Podrían abandonarlo también y reforzar su programa nuclear, lo que significa que la Administración Trump tendrá que enfrentarse a otra Corea del Norte, esta vez en Oriente Medio. Irán también podría marginar a EEUU, mantenerse en el acuerdo y hacer negocios con el resto del mundo. Lo más probable es que Teherán se vengue de Estados Unidos usando su considerable influencia para desestabilizar Irak, que ahora entra en una tumultuosa etapa electoral.

El tercer campo donde la Casa Blanca ha actuado sin seguir una estrategia es Pakistán. El Gobierno ha definido al país como un "refugio terrorista" y ha suspendido la ayuda militar. Esta es una decisión comprensible, porque las fuerzas armadas de Pakistán han estado apoyando a terroristas y a insurgentes que operan en Afganistán, incluso contra tropas de EEUU, para después retirarse a sus 'santuarios' en la frontera de Pakistán. Como dijo en 2011 el Presidente de los Jefes del Estado Mayor Conjunto, Mike Mullen, uno de estos grupos terroristas "actúa como un auténtico brazo de la Dirección de Inteligencia Intel-Services de Pakistán (el mayor servicio de inteligencia del país)".

Pero tener la razón no equivale a actuar con inteligencia. La mayoría de expertos pronosticaron que Pakistán respondería a las acciones de EEUU de dos formas: primero, impulsando una relación más estrecha con China, que puede reemplazar la ayuda estadounidense sin dificultad; segundo, las fuerzas armadas de Pakistán incrementarían la violencia en Afganistán, demostrando que tiene la capacidad para desestabilizar al gobierno proEEUU en Kabul, arrojar al país al caos y amarrar a unas fuerzas estadounidenses que llevan allí 17 años de guerra. Eso es precisamente lo que ha ocurrido. China anunció su apoyo a Pakistán poco después del anuncio de EEUU. Y, en las últimas dos semanas, Afganistán ha sufrido una serie de terribles atentados.

Thomas Schelling, el erudito de la estrategia ganador del Premio Nobel, subrayó una vez que en política internacional hay dos cosas extremadamente caras: las amenazas que no se cumplen y las promesas que tienen éxito. Así que, señalaba, hay que tener mucho cuidado a la hora de amenazar y prometer. Trump parecía entender este argumento cuando su predecesor amenazó al régimen sirio en 2013 y Trump tuiteó: "Marcar una línea roja fue un desastre para el presidente Obama". Pues bien, él mismo acaba de marcar tres líneas rojas y parece que se van a cruzar todas.

El discurso del presidente Trump sobre el Estado de la Unión ignoró, por lo general, al mundo que hay fuera de Estados Unidos. Realizó unas pocas declaraciones sobre el acuerdo con Irán y Guantánamo y describió (con exactitud) la malvada naturaleza del régimen de Corea del Norte, pero dijo muy poco sobre su política exterior. Un hecho que enmascara una peligrosa realidad. De hecho, la Administración Trump, ya sea accidentalmente o por voluntad propia, ha marcado tres líneas rojas en tres partes del mundo sin presentar una estrategia seria sobre qué pasará cuando se crucen dichas líneas.

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