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Cortejando a Trump, Macron trata de salvar Occidente (y, de paso, Oriente Medio)

El presidente francés está haciendo gala de toda su astucia y seducción para que el estadounidense no rompa el acuerdo con Irán. Todos nos jugamos muchísimo en ello

Foto: El presidente francés, Emmanuel Macron, y el estadounidense, Donald Trump, escuchan los himnos nacionales de sus países durante la visita oficial del primero a EEUU, el 24 de abril de 2018. (Reuters)
El presidente francés, Emmanuel Macron, y el estadounidense, Donald Trump, escuchan los himnos nacionales de sus países durante la visita oficial del primero a EEUU, el 24 de abril de 2018. (Reuters)

Emmanuel Macron vino, vio y venció en Washington la semana pasada. Pero el presidente francés está intentando hacer algo mucho más difícil que generar revuelo y buena disposición. Está intentando impedir que el presidente Trump divida la alianza occidental y desestabilice el (ya turbulento) Oriente Medio. Verle manos a la obra —halagando a Trump, después mostrándose educadamente en desacuerdo con él, al tiempo que proponía soluciones de compromiso— era como ver a un talentoso bailarín ejecutar una serie de movimientos complejos. Queda por ver si Macron puede conseguirlo, pero, gracias al cielo, lo está intentando.

Macron cree que “Donald Trump tumbará el acuerdo con Irán por razones domésticas”, nos dijo a un pequeño grupo de periodistas el miércoles pasado. Lo que seguirá, predijo, es “un periodo de tensión”. Eso podría ser una infravaloración. Teherán ha indicado que si Trump se retira del acuerdo el 12 de mayo —cuando tiene que hacer frente a una decisión definitiva sobre si reinstaura o no sanciones contra Irán—, el resultado más probable es que Teherán también se retire. Y como me dijo el ministro de Exteriores de Irán, Mohammad Javad Zarif, el pasado lunes, “una vez que nos retiremos, se acaban todas las restricciones a nuestro programa nuclear”.

Foto: Los presidentes de Francia y EEUU, Emmanuel Macron y Donald Trump, en la Casa Blanca. (Reuters)

Zarif ha dicho que, en el acuerdo, Irán hizo un esfuerzo mucho mayor del que la mayoría de la gente se da cuenta. “El presidente Trump no parece haber leído el acuerdo. Su tercera línea estipula: 'Irán se compromete a no desarrollar nunca armas nucleares'. No hay restricción de tiempo a eso. La palabra que usamos es 'nunca'. Las restricciones de tiempo están relacionadas con límites voluntarios a nuestro programa de energía nuclear, que hemos aceptado para darle a la comunidad internacional la confianza de que somos sinceros en nuestras intenciones”.

Macron no está tan seguro de que Irán se vaya a retirar del acuerdo. “Si Irán también se retira, EEUU podría imponer sanciones muy duras, y las cosas se pondrían bastante complicadas”, dijo. Planea pedirle al presidente Hassan Rohaní que atempere la reacción iraní y acepte encontrar una forma de avanzar.

Macron ha presionado a Trump en privado y en público para mantener el acuerdo. “Establece un precedente terrible que la principal potencia del mundo rechace un acuerdo que está firmado y avanzado”, dijo. Y Macron lo ve como parte de un patrón inquietante por parte de una Administración que ha decidido retirarse del Acuerdo de París sobre el clima y el Acuerdo de Cooperación Trans-Pacífico, debilitado sus compromisos con la Organización Mundial del Comercio y que ahora parece decidida a escurrir el bulto en el pacto con Irán.

placeholder El presidente iraní, Hasan Rohaní, asiste al desfile del Día Nacional del Ejército en Teherán, el 18 de abril de 2018. (Reuters)
El presidente iraní, Hasan Rohaní, asiste al desfile del Día Nacional del Ejército en Teherán, el 18 de abril de 2018. (Reuters)

Pero Macron también es crítico con Irán. “Desde que se firmó el acuerdo, Irán ha tomado algunas decisiones. Ha expandido sus intervenciones regionales [en Yemen, Líbano y Siria]. Ha reforzado su arsenal de misiles balísticos. Parece haber usado los beneficios del alivio de las sanciones para financiar sus milicias y operaciones externas antes que proporcionar apoyo a su población. Todas esas decisiones tienen consecuencias”, ha dicho.

En cualquier caso, Macron está decidido a no cruzarse de brazos, sino más bien a encontrar una solución. De ahí su astuta propuesta de un nuevo acuerdo nuclear. Aunque eso suena a Trump, Macron está en realidad sugiriendo algo bastante diferente. El primer pilar de este nuevo enfoque es la adhesión al acuerdo nuclear existente, íntegro y sin modificaciones. Pero propone tres pilares adicionales que abordarían el programa de misiles balísticos de Irán, harían frente a la influencia iraní en Oriente Medio y extenderían los compromisos adoptados por Irán más allá de las diferentes fechas límite existentes en el acuerdo actual (que van de ocho a 25 años).

Foto: Iraníes pasan sobre una bandera de EEUU y otra de Israel en la entrada de una mezquita en el norte de Teherán. (Reuters) Opinión

En otras palabras, si Irán aceptase discutir esas cuestiones, el acuerdo actual permanecería intacto. No está claro que el Gobierno iraní vaya a aceptar esta petición. Y no está claro que Trump vaya a estar de acuerdo en un marco de trabajo en que el acuerdo que ha calificado de “el peor jamás negociado” siga en pie. Ambas partes tendrían que bajarse de sus posiciones actuales.

Un iraní bien versado en estas cuestiones hizo una interesante observación sobre por qué el acuerdo nuclear tiene tantos críticos tanto en Washington como en Teherán. Durante 40 años, EEUU e Irán se han asentado en un patrón de comportamiento. Estados Unidos ve su papel como aplicar presión y amenazar a Irán, mientras que Irán cree que su papel es resistir valientemente. El acuerdo nuclear fue un esfuerzo para romper con el pasado y crear una nueva dinámica de diálogo. Pero ha generado un efecto rebote en ambos países.

Macron está intentando forjar un nuevo camino para el diálogo y la diplomacia. Si fracasa, será porque demasiados en Washington, e incluso en Teherán, están muy cómodos con el viejo patrón. Al adherirse a él sin pensar, parecen estar llevándonos a un sendero de tensión, conflicto y, quizás, incluso a la guerra.

Emmanuel Macron vino, vio y venció en Washington la semana pasada. Pero el presidente francés está intentando hacer algo mucho más difícil que generar revuelo y buena disposición. Está intentando impedir que el presidente Trump divida la alianza occidental y desestabilice el (ya turbulento) Oriente Medio. Verle manos a la obra —halagando a Trump, después mostrándose educadamente en desacuerdo con él, al tiempo que proponía soluciones de compromiso— era como ver a un talentoso bailarín ejecutar una serie de movimientos complejos. Queda por ver si Macron puede conseguirlo, pero, gracias al cielo, lo está intentando.

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