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Tal vez haya sorpresas en las 'midterm': Trump controla los resortes de su electorado
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Tal vez haya sorpresas en las 'midterm': Trump controla los resortes de su electorado

El presidente ha demostrado un asombroso instinto político al agitar y movilizar sus bases de cara a estos comicios, pese a que las probabilidades estaban en su contra. Ya no es así

Foto: El presidente Trump saluda a sus seguidores con el pulgar levantado antes de un mítin en Missoula, Montana, el 18 de octubre de 2018. (Reuters)
El presidente Trump saluda a sus seguidores con el pulgar levantado antes de un mítin en Missoula, Montana, el 18 de octubre de 2018. (Reuters)

Para aquellos que creen que el presidente Trump es un simple payaso ignorante que de algún modo ha dado con el estado de ánimo del electorado, o que simplemente tuvo suerte en 2016, el último mes ha sido instructivo. Trump ha demostrado un asombroso instinto político. Combinado con su despiadada “amoralidad” –un término utilizado por sus propios altos funcionarios en el célebre artículo anónimo en el New York Times-, representa un desafío formidable para sus oponentes.

Trump se enfrenta a un paisaje familiar. El partido que ocupa la Casa Blanca tradicionalmente sufre de una baja asistencia electoral y le va mal en las elecciones de mitad de mandato (‘midterm elections’). Pero en lugar de aceptarlo como inevitable, Trump ha estado tratando agresivamente de vencer a la adversidad. Ha convertido lo que son normalmente competiciones separadas en la Cámara de Representantes y en el Senado en una única elección nacional, combatida sobre la agenda que él ha definido.

El aspecto número uno en esta agenda es la inmigración. La razón es obvia: la cuestión agita a sus votantes como ninguna otra. Trump hace campaña incansablemente sobre ello, haciendo la falsa acusación de que si los demócratas ganan, abrirán las fronteras y dejarán entrar a todo el mundo.

Foto: Protesta contra la separación de familias inmigrantes sospechosas de entrar ilegalmente en EEUU, en El Paso, en junio de 2018. (Reuters)

Ha usado la caravana de inmigrantes centroamericanos de estos días para utilizar esta narrativa contra los demócratas. Dado que los republicanos también están altamente motivados por el miedo al terrorismo, Trump lanzó la acusación de que hay “gente de Oriente Medio” en la caravana. (Primero, no hay ninguna evidencia de ello, lo que el propio Trump ha admitido; y segundo, si lo hubiera, es una afirmación bastante fea dar por hecho que cualquier persona de Oriente Medio es un terrorista). Mientras los medios se prestan rápidamente a comprobar qué hay de cierto en esta retórica, Trump parece muy consciente de que involuntariamente están repitiendo sus afirmaciones y reforzando las sospechas y el miedo en la mente de los ciudadanos.

La segunda forma por la que Trump ha convertido las ‘midterm’ en una votación nacional es elevando el espectro de un impeachment. Nada haría enfadar más a sus bases que la noción de una conspiración elitista (de abogados, periodistas y jueces) decididos a revertir los resultados de las elecciones de 2016. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Sanders, ha declarado que un impeachment es “el único mensaje que [los demócratas] parecen estar llevando a las elecciones de mitad de mandato”.

La estrategia de Trump para las ‘midterm’ ya fue prevista por Steve Bannon hace varios meses, cuando explicó, en una entrevista conmigo en la CNN, que los republicanos tenían que convertir estas elecciones en un referéndum sobre esta presidencia. “Los segundos comicios presidenciales de Trump serán el 6 de noviembre de este año”, dijo Bannon. “Él está en la papeleta de voto, y vamos a tener una votación de arriba-o-abajo [Trump]”.

placeholder Partidarios de Donald Trump insultan a la prensa durante un mítin de campaña en Cincinnati, Ohio, en octubre de 2016. (Reuters)
Partidarios de Donald Trump insultan a la prensa durante un mítin de campaña en Cincinnati, Ohio, en octubre de 2016. (Reuters)

¿Cómo se hace frente a esta campaña? Muchos demócratas sostienen enfadados que, de hecho, no apoyan las fronteras abiertas o el impeachment, que sus posturas son más matizadas. Pero al explicar los matices en política, ya estás perdiendo. El Partido Demócrata no ha encontrado una forma de pasar a la ofensiva y hacer que Trump explique que tiene, de hecho, una posición más complicada en tema alguno.

Pero hay un problema sustancial además del de estilo y tácticas. El Partido Demócrata insiste en que los resultados de las recientes elecciones son un signo inconfundible de que necesita cambiar de rumbo y convertirse en mucho más populista en materia económica. Pero los datos muestran de forma clara que el público estadounidense está muy cómodo con la posición actual del partido en temas como la sanidad o la desigualdad.

Foto: Donald Trump estrecha la mano de dos niños disfrazados de él y del vicepresidente Mike Pence, en Salt Lake City, Utah, el 4 de diciembre de 2017. (Reuters) Opinión

El desafío para los demócratas es un conjunto de cuestiones culturales –sobre todo la inmigración, pero también cosas como las leyes sobre cuartos de baño para personas transgénero o el respeto a la bandera- en los que un grupo clave de estadounidenses creen que los demócratas han perdido el contacto con los votantes. Un excelente estudio del Fondo para la Democracia descubrió que la gente que había apoyado previamente a Barack Obama y después votaron por Trump en 2016 (un segmento crucial que los demócratas podrían recuperar) estaban de acuerdo con el Partido Demócrata en casi todas las cuestiones económicas pero en desacuerdo con esta formación en materia de inmigración y otros asuntos culturales.

Dicho de forma simple, el estudio deja claro que el desafío político para el Partido Demócrata no es si se puede mover económicamente hacia la izquierda, sino si se puede mover culturalmente hacia la derecha. Digo esto como alguien que está de acuerdo con los demócratas en casi todas estas cuestiones culturales. Pero un extenso partido nacional debe demostrar que puede aceptar en su seno a algunas personas que están en desacuerdo con él en algunos aspectos. Hacerlo sin abandonar los principios fundamentales de uno es un desafío, pero los demócratas tendrán que hacerlo si quieren una mayoría de gobierno duradera.

Con el tiempo, el electorado será más joven y diverso, pero mientras tanto, el Partido Republicano es abrumadoramente dominante en la política estadounidense porque controla los resortes que importan.

Para aquellos que creen que el presidente Trump es un simple payaso ignorante que de algún modo ha dado con el estado de ánimo del electorado, o que simplemente tuvo suerte en 2016, el último mes ha sido instructivo. Trump ha demostrado un asombroso instinto político. Combinado con su despiadada “amoralidad” –un término utilizado por sus propios altos funcionarios en el célebre artículo anónimo en el New York Times-, representa un desafío formidable para sus oponentes.

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