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Las instituciones democráticas están siendo asaltadas. Y no suele haber vuelta atrás
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Las instituciones democráticas están siendo asaltadas. Y no suele haber vuelta atrás

País por país, estamos siendo testigos de una ola de ataques contra la constitución, las instituciones, ideas y valores que le han dado hasta ahora fuerza y significado a la democracia

Foto: Manifestantes a favor del juicio politico a Trump. (Reuters)
Manifestantes a favor del juicio politico a Trump. (Reuters)

En un primer vistazo, el procedimiento del ‘impeachment’ contra Donald Trump podría ser visto como un asunto exclusivamente americano. Pero si miras al resto del mundo, ves que está teniendo lugar una preocupante tendencia. País por país, estamos siendo testigos de una ola de ataques contra la constitución, las instituciones, ideas y valores que le han dado hasta ahora fuerza y significado a la democracia.

Basta con echar un vistazo a lo que pasó la semana pasada en el mundo justo cuando el Congreso de Estados Unidos debatía los cargos contra Donald Trump. En India, la democracia más grande del mundo, el partido en el poder ha aprobado una ley de ciudadanía que da privilegios a algunas religiones sobre otras, como el Islam. Este movimiento ha sido ampliamente criticado por grupos de derechos humanos y descritos por un intelectual indio como un “paso gigante para convertir oficialmente una democracia constitucional en una etnocracia anticonstitucional.

Foto: Donald Trump, en una imagen de archivo. (EFE)

Esto imita otra iniciativa por el mismo movimiento nacionalista hindú en un estado de India, aparentemente enfocado a los musulmanes, que le quita la ciudadanía a dos millones de residentes por el motivo de que no había suficientes pruebas documentadas. El gobierno ha empezado a construir prisiones para encarcelar a esa gente sin papeles.

Las democracias se vienen abajo

Israel, que presume de ser una democracia estable en medio de un océano de dictaduras, está paralizada y polarizada en un momento en el que se dirige a su tercera elección este año. Peor aún, el primer ministro Benjamin Netanyahu y los miembros de su partido han lanzado muchos ataques contra el sistema judicial israelí, al que acusan de estar conspirando contra él. De hecho, Netanyahu se enfrenta a una imputación por cargos de sobornos, fraude y abuso de poder porque el fiscal general, que es del partido de Netanyahu y fue elegido por el primer ministro, estaba siguiendo leyes y procedimientos actuales. Y, aun así, el primer ministro y sus seguidores acusan a la justicia y a la policía de trazar un “golpe” contra él.

En Hungría, el primer ministro Viktor Orbán, quien ha hablado abiertamente de construir una democracia “iliberal”, ha impulsado leyes para hacer más difícil a los diputados de la oposición agruparse y poner en duda algunas leyes. También ha intentado restringir el poder de los gobiernos locales después de que su partido sufriera una gran derrota en las elecciones municipales.

En la Corte Internacional de Justicia, casi 30 años después de que fuera premiada con el Premio Nobel de la Paz por su disidencia prodemocracia, la presidenta de Myanmar Aung San Suu Kyi defendió de forma incondicional su gobierno contra las acusaciones de genocidio contra la minoría musulmana, los Rohingya. En 2017, una acción militar contra los Rohingya obligó a más de 700.000 personas a escapar de la zona hacia la frontera de Bangladesh para salvar su vida. Los investigadores de Naciones Unidas encontraron pruebas de asesinatos masivos, violaciones e incendios deliberados con un “intento genocida”. Estados Unidos ha aplicado sanciones en varios líderes militares de Myanmar.

Foto: Rohingyas refugiados en uno de los campamentos de Bangladesh. (Reuters)

¡Y esto solo fue la semana pasada! Si desamplias el foco, estamos viviendo a través de lo que el profesor de Stanford Larry Diamond ha llamado “recesión democrática”. Aunque puede volverse un decaimiento. En los últimos 13 años, de forma consecutiva, el comité de derechos humanos Freedom House ha registrado una caída en la libertad global -elecciones libres, prensa libre, derechos de las minorías, etc-. Freedom House ha analizado la democracia durante muchos años en muchos sitios. Uno de sus hallazgos el año pasado era inusual: “EEUU ha dejado de cumplir su rol tradicional tanto como un ejemplo prodemocrático en medio de un decline de los derechos políticos y las libertades civiles”.

Un complot político

Este es el contexto en el que entender la crisis del impeachment en Estados Unidos. Los hechos son a todas luces evidentes. Trump presionó al nuevo gobierno para investigar a los Biden, tal y como se ha descrito en un testimonio jurado por 17 testigos, muchos de ellos funcionarios del gobierno y cada uno confirmando la versión de otros -y con emails, textos y la transcripción de una llamada documentando todo-. La defensa de los republicanos consiste en que la campaña para tratar de conseguir la reelección de Trump ha sido un malentendido. Trump nunca pidió los favores. Estos funcionarios, trabajando frenéticamente durante meses en distintos continentes, fueron sistemáticamente engañados. Llámalo la defensa de Walter Mitty.

De hecho, la verdadera defensa es el ataque. La semana pasada, el presidente llamó “escoria” a miembros del FBI, mientras que el Fiscal General William P. Barr rechazó las conclusiones de su propio inspector general del Departamento de Justicia. El presidente y sus seguidores atacan de forma rutinaria al Servicio Exterior, las agencias de inteligencia y el Departamento de Justicia. La Casa Blanca se ha negado a aceptar la citación del Congreso o peticiones de documentos hasta un punto totalmente improcedente en la historia de Estados Unidos.

Alrededor del mundo democrático, las instituciones de libertad y ley están siendo atacadas. Si se las traiciona, las democracias acabarán por venirse abajo.

En un primer vistazo, el procedimiento del ‘impeachment’ contra Donald Trump podría ser visto como un asunto exclusivamente americano. Pero si miras al resto del mundo, ves que está teniendo lugar una preocupante tendencia. País por país, estamos siendo testigos de una ola de ataques contra la constitución, las instituciones, ideas y valores que le han dado hasta ahora fuerza y significado a la democracia.