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¿Qué debe pasar para que Le Pen gane en Francia?
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Luis Rivas

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¿Qué debe pasar para que Le Pen gane en Francia?

Ha agotado el voto de adhesión. Pero para los insumisos radicales, Macron es igual de peligroso. Los más duros entre los republicanos también prefieren al FN antes que al "joven clon de Hollande"

Foto:  Marine Le Pen. (Ilustración: Raúl Arias)
Marine Le Pen. (Ilustración: Raúl Arias)

Marine Le Pen tiene dos semanas para intentar el milagro. Los sondeos le auguran una derrota el 7 de mayo contra Emmanuel Macron en la segunda vuelta de las presidenciales. Diferentes sondeos señalan una neta victoria de su rival, en torno al 62% contra un 38%. Pero la jefa del Frente Nacional no puede rendir las armas sin intentar un 'efecto Trump'.

La Pen ya eligió eslogan en su primera declaración tras la primera vuelta: "Yo soy la candidata del pueblo". Sabe que debe ir a por todas e intensificar los ataques que ya viene lanzando contra Macron desde hace meses: la candidata del pueblo contra el favorito de las fianzas, de los bancos, del CAC 40, de la prensa, del 'establishment'…

Para Marine, como le gusta que le llamen - omitiendo el apellido paterno-, el enfrentamiento con Macron opondrá al menos argumentos bien diferenciados: nación contra Unión Europea; protección contra liberalismo; patriotismo contra internacionalismo; identidad contra diversidad; el pueblo contra las élites.

Foto: Emmanuel Macron, líder del movimiento En Marcha, celebra los resultados en París. (Reuters)

El Frente Nacional ha obtenido más de siete millones de votos en la primera vuelta. Era el partido con una base de votantes fieles más sólida. La volatilidad no es una enfermedad que afecte a los "marinistas". Pero le queda poco margen para toparse con su techo.

A pesar de los llamamientos de sus rivales socialistas y republicanos a levantar un muro en su contra, Le Pen sabe que podrá contar con algún voto de su enemigo Jean-Luc Mélenchon, el caudillo populista de La Francia Insumisa. Este año, el admirador del chavismo y el castrismo no ha dado consigna de voto. Hace 15 años no dudaba en pedir cerrar al paso a Jean Marie Le Pen, apoyando al conservador Jacques Chirac. A algunos, la edad, la ambición y la amargura de la derrota les conduce a la radicalidad.

Los estudios de opinión reflejan ya que los votantes de Mélenchon respaldarán en más de un 60% la candidatura de Macron. Estudios anteriores de sociología electoral mostraban que muchos otros votantes 'insumisos' preferirían votar a Le Pen. Para muchos de ellos, la única diferencia entre Mélenchon y Le Pen es el asunto de la identidad y/o el tratamiento de la inmigración.

Anti-UE, anti-Euro, antiOTAN, congra las élites, contra el mundo de las finanzas, por las nacionalizaciones, contra los acuerdos de liberalización del comercio internacional…Si es escogen párrafos de los programas de ambas formaciones muchos votantes no sabrían diferenciarlos. Como se refleja ya en las redes sociales, los 'insumisos' hacen campaña por la abstención o el voto en blanco. Para los más radicales, Macron es tan peligroso como Le Pen.

Un apoyo 'envenenado'

Más difícil lo tiene Le Pen en el campo de los votantes socialistas. Un 79% de los frustrados apoyos de Benoit Hamon va a seguir sus consignas y depositar su voto por Macron, "un adversario, pero no un enemigo". Las descalificaciones de Hamon contra Macron, sus insinuaciones sobre la supuesta oscura financiación de "En Marche!", fueron rápidamente olvidadas bajo el peso de un ridículo 6,5%. Esa es la actitud del rebelde socialista que ha colaborado, con sus compañeros radicales, a hundir el mandato de Hollande.

El presidente, en cambio, lo tiene claro. Él vota por Hamon, lo que no supone una gran ayuda para su exministro. En Bruselas y Berlín se lo agradecerán, e incluso, su actitud puede contribuir a la obtención de un retiro dorado en el club de los 27. Para Macron no es un gran respaldo: la impopularidad del expresidente es una rémora. Le Pen insistirá en la responsablilidad de Macron entre el desastroso mandato de Hollande.

Foto: Seguidores de Macron durante un acto de campaña en Saint-Herblain, cerca de Nantes. (Reuters)

El PSF, obligado por sus resultados a alimentarse del plancton de las profundidades abisales, anuncia un gesto que le retrotrae a los años 80: imprimirá millones de carteles para avisar del peligro lepenista. Es parte del presupuesto previsto para la segunda vuelta que se van a ahorrar.

Los cabreados de Fillon

En la feria de posturas ante la segunda vuelta, el Islam oficial de Francia también ha votado y llama a frenar a Le Pen. Para el Frente Nacional no es un problema. Refuerza sus ataques al "comunitarismo" que defiende Macron, según ellos, y a la ambigüedad del joven candidato en los asuntos de la identidad y laicismo.

Marine Le Pen tiene quince días para intentar captar a los cabreados del fillonismo. Con su jefe descalificado, la parte más dura de los votantes republicanos preferirá adherirse a las tesis de Le Pen antes que abstenerse votar en blanco o apoyar al "joven clon de Hollande".

Voto desencantado, voto cabreado o desesperado. Es a lo que el Frente Nacional puede aspirar. Marine Le Pen ha agotado el voto de adhesión en la primera vuelta. Ni el 'efecto Trump' ni la ayuda moral de Putin parecen suficientes para desestabilizar a Emmanuel Macron. A menos que algún juez y 'Le Canard Enchainé' nos reserven una sorpresa.

Marine Le Pen tiene dos semanas para intentar el milagro. Los sondeos le auguran una derrota el 7 de mayo contra Emmanuel Macron en la segunda vuelta de las presidenciales. Diferentes sondeos señalan una neta victoria de su rival, en torno al 62% contra un 38%. Pero la jefa del Frente Nacional no puede rendir las armas sin intentar un 'efecto Trump'.

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