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El viejo continente y la televisión basura
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Aurora Mínguez

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Aurora Mínguez. Berlín

El viejo continente y la televisión basura

Domingo 12 de octubre. ZDF, la segunda cadena de la televisión pública alemana. Se está grabando la gala de entrega de los Premios de la Televisión

Domingo 12 de octubre. ZDF, la segunda cadena de la televisión pública alemana. Se está grabando la gala de entrega de los Premios de la Televisión Alemana. Uno de ellos es para el más importante crítico literario de este país, Marcel Reich-Ranicki, de 88 años de edad. El programa se va a emitir pasado mañana sábado en horario de máxima audiencia. Después de haber asistido y contemplado las dos horas de grabación del espacio en torno a los premios, el señor Riech-Ranicki se niega a aceptar el suyo. “Esto es un espectáculo repugnante -afirma ante las cámaras-, una auténtica estupidez. Yo aquí no pinto nada”.

 

Y Marcel Riech-Ranicki se levantó con torpeza y se fue a su casa. El presentador, un conocido showman llamado Thomas Gottschalk, los  invitados ilustres, la dirección de la ZDF, todo el mundo se quedaron perplejos, pero mantuvieron la calma. The show must go on. Y el show, a los ojos del premiado, era una auténtica basura, algo indigno de una persona que tiene las mejores distinciones culturales de este país y doctorados honoris causa de varias universidades extranjeras.

¿Era ésta una pataleta de un abuelete cansado de aguantar una gala de dos horas? ¿Una manera de conseguir un pico de audiencia? ¿O es tal vez una denuncia de una persona sensata que pide a la televisión algo más que espectáculo, lentejuelas y escotes? Desde luego, Reich Ranicki no es un abuelete cualquiera. Superviviente del gueto de Varsovia, durante mucho tiempo fue el redactor jefe de la sección de cultura del semanario Die Zeit y del famoso Feuilleton (cuadernillo cultural) del diario Frankfurter Allgemeine Zeitung. Dirigió también durante muchos años un programa en la misma ZDF, la segunda cadena pública, que se llamaba ‘El Cuarteto Literario’, en el que él y otros tres críticos literarios pasaban revista a las novedades editoriales de cada semana en Alemania y en el mundo. Era una emisión con un alto nivel de audiencia y con mucho prestigio. Una mala crítica de Reich Ranicki podía arruinar una carrera literaria o impulsarla hacia el éxito, como fue el caso del español Javier Marías con su libro Un corazón tan blanco. También  en Francia Bernard  Pivot dirigió con éxito durante años sus ‘Bouillon de Culture’ y ‘Apostrophes’ en la televisión pública.

Plan de rescate cultural e intelectual

Reich Ranicki o Bernard Pívot son los recordatorios de que hubo años, en los ochenta, en los noventa, en que los programas dedicados a la cultura, a la literatura y el arte en Europa se emitían en horas de buena audiencia y conseguían niveles altos de seguimiento. La gente compraba más libros, los comentaba más, pensaba y analizaba más, probablemente que ahora. Y los directivos de las televisiones públicas -naturalmente, no de las privadas- también buscaban huecos en los esquemas de programación -y no en las madrugadas- para ese tipo de programas destinados no a los ocupantes de las torres de marfil intelectuales, sino al ciudadano normal a quien tal vez le podían abrir los ojos o poner sobre aviso de una novedad interesante. ¿Dónde empezó el éxito, por ejemplo, de Carlos Ruiz Zafón y su Sombra del Viento? Pues precisamente aquí en Alemania, en 1999, cuando el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Joscka Fischer, se deshizo en elogios sobre esta novela, que estuvo durante meses en la lista de los libros más vendidos.

Europa no sólo necesita un plan de rescate financiero.  Creo sinceramente que necesitamos también un plan de rescate intelectual con figuras como Marcel Reich Ranicki o Bernard Pívot que nos ayuden y nos inciten a leer, a descubrir otros mundos y a apagar la televisión cuando llegan esos programas llamados de entretenimiento que insultan a la inteligencia. Y sería bueno que los líderes europeos, una vez que se estabilicen los mercados y alejen las  amenazas de recesión, se pregunten por qué están permitiendo que las televisiones de este continente se estén convirtiendo en una fábrica de ciudadanos alimentados a base de ‘Grandes Hermanos’, ‘Fábricas de Modelos’ y ‘Corazones de otoño’...

Domingo 12 de octubre. ZDF, la segunda cadena de la televisión pública alemana. Se está grabando la gala de entrega de los Premios de la Televisión Alemana. Uno de ellos es para el más importante crítico literario de este país, Marcel Reich-Ranicki, de 88 años de edad. El programa se va a emitir pasado mañana sábado en horario de máxima audiencia. Después de haber asistido y contemplado las dos horas de grabación del espacio en torno a los premios, el señor Riech-Ranicki se niega a aceptar el suyo. “Esto es un espectáculo repugnante -afirma ante las cámaras-, una auténtica estupidez. Yo aquí no pinto nada”.