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Francia abre el camino hacia una nueva Europa: "Bonjour Merkollande"
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Aurora Mínguez

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Aurora Mínguez

Francia abre el camino hacia una nueva Europa: "Bonjour Merkollande"

Los franceses quieren un cambio en el Elíseo y otra Europa. Han votado masivamente con una participación récord del 80 por ciento. Han dado la espalda

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Los franceses quieren un cambio en el Elíseo y otra Europa. Han votado masivamente con una participación récord del 80 por ciento. Han dado la espalda a Sarkozy, y también a Merkozy, y por eso ha ganado en esta primera vuelta François Hollande. Pero han votado también de una manera muy fuerte por la extrema derecha de Marine Le Pen, que consigue casi 20 por ciento de votos –los mejores resultados históricos de la extrema derecha en Francia, el doble de votos de los que obtuvo su padre en los últimos comicios- y que se convierte en la derecha radical más fuerte de Europa. Madame Le Pen acumula así la voz de la protesta, del malestar de los ciudadanos frente a la crisis, las medidas de austeridad, la inmigración y las consecuencias de la globalización.

Por vez primera en la historia de la Quinta República, un presidente francés en ejercicio pierde en la primera vuelta al intentar ser reelegido. En los últimos sondeos un 64 por ciento de los ciudadanos habían demostrado su hartazgo y su disgusto por Nicolas Sarkozy, y no habían tampoco aceptado sus giros estratégicos de los últimos días para robar votos a los indecisos a su derecha o a su izquierda. La poción mágica de Asterix no ha funcionado en esta ocasión; sus seguidores han ido menguando poco a poco, hasta su antecesor Chirac había anunciado que votaría por el candidato socialista.

En estos próximos quince días tendremos la oportunidad de  contemplar si el candidato Sarkozy se aproxima y cuánto a las posiciones de extrema derecha representada por el Frente Nacional. En todo caso, Marine Le Pen anunciaba anoche que el día 1 de mayo anunciará en la plaza de la Opera de Paris a quién piensa apoyar en los decisivos comicios del día 6. Probablemente invitará a la abstención. Pero, en todo caso, ella tiene asegurado un  un papel fundamental en la oposición, una vez que los franceses hayan elegido no sólo a su presidente, sino la nueva Asamblea Nacional en junio.

Angela Merkel no habrá dormido bien esta noche

El no francés a Sarkozy es también un no a las políticas del eje Franco-Alemán. No es que los candidatos hayan hablado mucho de Europa, pero sí de las políticas que vienen con el sello de Europa, que es el sello alemán. Y los franceses tienen miedo de esas políticas, y de sus efectos tan a la vista en España, Grecia o Italia. Por eso han escuchado con interés todas aquellas propuestas que les han garantizado el mantener aquello que todavía tienen, y especialmente aquellas que plantan cara a Berlín: no a esa aceptación ciega del Pacto Fiscal tan querido por Angela Merkel, impulso de un Pacto de Crecimiento que ofrezca esperanza a esa masa de parados, sobre todo jóvenes, que se sienten ya excluídos de la sociedad e ignorados por las élites políticas. Disminución de las deudas estatales, sí, pero con un ritmo razonable. Cambios en el papel del Banco Central Europeo, rehén del fundamentalismo germano. Introdución de los Eurobonos, se llamen como se llamen al final.

“Soy el candidato que quiere reorientar Europa en la senda del crecimiento y del empleo” afirmaba anoche desde la ciudad de Tulle François Hollande, en un mensaje claro más allá de las fronteras del Hexágono. Si gana en el segundo turno, su primer viaje al extranjero será a Berlín. Y su discurso pondrá el acento no tanto en las palabras ahorro, recortes y austeridad como en las de crecimiento, empleo y justicia. No habrá una confrontación directa con la canciller, e incluso hay quienes dicen en Berlín que humanamente el carácter moderado de Hollande es mucho más compatible con Merkel de lo que lo fue nunca Sarkozy.

La victoria de Hollande, si se confirma y concreta el dia 6 de mayo, puede tener además una consecuencia de calado al otro lado del Rhin: una nueva Gran Coalición de la CDU de Merkel con los socialdemócratas del SPD. En la capital alemana se especula ya con un adelanto electoral, especialmente si las elecciones de Renania el dia 13 de mayo suponen un revés para la primera ministra. Los socialdemócratas alemanes, bajo el 'efecto Hollande', van a poner condiciones para dar su sí al Pacto Social que el Parlamento alemán debe votar el 25 de mayo. Si hasta ahora habían apoyado las políticas de austeridad de Merkel sin poner muchos peros, ahora van a vender caro su voto en positivo. Este Pacto Fiscal deberá tener forzosamente un anexo, o un complemento, dedicado al Crecimiento y al Empleo.

Desde anoche, Sarkozy y Merkel comparten una misma preocupación y el mismo dolor de cabeza: desactivar a Hollande lo antes posible para que no dinamite las bases de su proyecto europeo. La ultimísima encuesta afirma que en la segunda vuelta el candidato socialista logrará un 54 por ciento de votos frente a un 46 por ciento para Sarkozy. El todavía presidente galo proponía anoche a su rival tres debates televisados para hablar de tres temas concretos: economía, sociedad y política exterior. “Los franceses- decía Sarkozy- tienen derecho a saber la verdad, a que les hablen con claridad”. ¡Qué gran verdad y qué gran reto para aquellos que han cambiado de rumbo y de ideas en función de las encuestas!

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Los franceses quieren un cambio en el Elíseo y otra Europa. Han votado masivamente con una participación récord del 80 por ciento. Han dado la espalda a Sarkozy, y también a Merkozy, y por eso ha ganado en esta primera vuelta François Hollande. Pero han votado también de una manera muy fuerte por la extrema derecha de Marine Le Pen, que consigue casi 20 por ciento de votos –los mejores resultados históricos de la extrema derecha en Francia, el doble de votos de los que obtuvo su padre en los últimos comicios- y que se convierte en la derecha radical más fuerte de Europa. Madame Le Pen acumula así la voz de la protesta, del malestar de los ciudadanos frente a la crisis, las medidas de austeridad, la inmigración y las consecuencias de la globalización.