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Los empresarios alemanes no pueden hacer milagros
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Aurora Mínguez

Los empresarios alemanes no pueden hacer milagros

El paro juvenil en Europa no se arregla sólo con dinero, pero está claro que sin dinero -sobre todo para las empresas- es imposible afrontar un

El paro juvenil en Europa no se arregla sólo con dinero, pero está claro que sin dinero -sobre todo para las empresas- es imposible afrontar un problema que afectará muy negativamente al futuro social y laboral de buena parte de la UE en los próximos años. Según Eurostat, la media de desempleo juvenil en la Eurozona en 2012 ha sido de un 23%, con diferencias espectaculares entre el 8,1% en Alemania y los picos de un 55,3% en Grecia y de un 53,2% en España. Desgraciadamente, en el momento actual los Gobiernos del Sur están atados de pies y manos para resolver este drama.

La política de empleo sigue siendo una competencia nacional, no comunitaria, y cualquier medida de estímulo contra el paro juvenil cuenta como nueva deuda pública y repercute en el cálculo del déficit. Francia, por ser quien es, se permite crear empleo público en la enseñanza, pero España, Grecia o Italia no pueden copiar ese modelo en su actual momento de debilidad. Alemania se niega a flexibilizar el Pacto de Estabilidad en este capítulo concreto y exige profundizar en las reformas, especialmente en el mercado laboral, asegurando que esto creará un terreno fértil para el nacimiento de nuevos puestos de trabajo. Una teoría que se pudo llevar a cabo en la República Federal a lo largo de los últimos diez años porque no existía el Pacto Fiscal ni el techo para la deuda estatal, y porque Alemania bajaba o congelaba sueldos y exportaba más que nunca ya que sus socios todavía podían llevar a cabo políticas expansivas de consumo.

La política de empleo sigue siendo una competencia nacional, no comunitaria, y cualquier medida de estímulo contra el paro juvenil cuenta como nueva deuda pública y repercute en el cálculo del déficitHoy, una cumbre insustancial y prescindible

Berlín quiere hacer pensar que en este país se declinan otros verbos además de los de apretarse el cinturón y achuchar a los socios. Por eso, dentro de los actos electorales previos a los comicios generales del próximo 22 de septiembre, Angela Merkel ha organizado hoy en la capital federal la más accesoria e insustancial de las cumbres posibles: se reúnen los jefes de las Agencias Federales de Empleo y los ministros de Trabajo de la UE, así como una veintena de jefes de Estado y de Gobierno sencillamente para intercambiar información sobre cómo cada país afronta el problema del desempleo juvenil y para plantear la posibilidad de copiar las fórmulas más exitosas que ya están en marcha en Finlandia, en Austria o en la propia Alemania, algo que se podía haber hecho con una videoconferencia.

Al comienzo del otoño habrá un nuevo encuentro para ver cómo cada país afronta la nueva temporada en el frente del paro de los más jóvenes y los avances en la progresiva implantación de la formación dual alemana. Igualmente, se unificarán criterios para que los 6.000 millones de euros aparcados en Bruselas para la lucha contra el desempleo joven lleguen cuanto antes a sus posibles destinatarios.

Ese dinero va a ser una gota de agua en ese océano de jóvenes sin trabajo y no va a animar a las empresas a que se impliquen en esa formación profesional dual ‘a la alemana’, sobre todo si no están previstos beneficios fiscales o desgravaciones a cambio. Por más que Berlín deje abierta la puerta a otras vías de financiación futura -vía Fondo Social Europeo o excedentes de los fondos estructurales-, la burocracia europea frenará el acceso a esas nuevas ayudas con sus trámites interminables, y tampoco está en estos momentos muy claro en cuánto tiempo verán las pymes los efectos de los créditos respaldados por el Banco Europeo de Inversiones o el Banco Alemán de Fomento (KfW).

Consejos para los jóvenes en busca de empleo en Alemania

Ese dinero va a ser una gota de agua en ese océano de jóvenes sin trabajo y no va a animar a las empresas a que se impliquen en esa formación profesional dual ‘a la alemana’, sobre todo si no están previstos beneficios fiscales o desgravaciones a cambioLas Cámaras de Comercio e Industria alemanas también advierten: mucho cuidado con crear falsas o excesivas expectativas a los jóvenes europeos. Las empresas de la República Federal invierten cuando ven posibilidades de ganar dinero; otro tanto las del resto de países europeos, y todas exigen a los Gobiernos que hagan las reformas que ellos ven más beneficiosas para sus intereses. Sobre todo liberalizar el despido, de manera que sea tan sencillo contratar como poner en la calle a un trabajador, joven o mayor.

Las Cámaras de Comercio alemanas lanzan, asimismo, mensajes claros a los parados del Sur: hay que venir aquí hablando alemán, aunque luego, una vez en Alemania, se pueda mejorar el dominio de esta lengua con cursos pagados por el Estado, los Länder o las empresas. Sigue habiendo posibilidades de encontrar trabajo rápido en el sector técnico (ingenieros, construcción de maquinaria, dibujo técnico), pero también en empleos peor pagados aunque con mucha demanda: sanidad, asistencia a la tercera edad, minusválidos y dependientes, hoteles, gastronomía, camioneros. Las Cámaras creen que estos nuevos emigrantes serán provisionales: tras cuatro o cinco años muchos volverán a casa, lo mismo que ocurrió con los jóvenes alemanes que, en los años de recesión en la República Federal, emigraron a Austria o a Suiza buscando una vida mejor.

El paro juvenil en Europa no se arregla sólo con dinero, pero está claro que sin dinero -sobre todo para las empresas- es imposible afrontar un problema que afectará muy negativamente al futuro social y laboral de buena parte de la UE en los próximos años. Según Eurostat, la media de desempleo juvenil en la Eurozona en 2012 ha sido de un 23%, con diferencias espectaculares entre el 8,1% en Alemania y los picos de un 55,3% en Grecia y de un 53,2% en España. Desgraciadamente, en el momento actual los Gobiernos del Sur están atados de pies y manos para resolver este drama.