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¡Vénguese, Frau Merkel: invite a Snowden a Berlín!
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Aurora Mínguez. Berlín

¡Vénguese, Frau Merkel: invite a Snowden a Berlín!

Si Merkel quisiera tomar revancha por el escándalo de los espías y de una Casa Blanca que les ha dado carta blanca durante un decenio, lo tendría muy fácil

Foto: Barack Obama (c) y la canciller alemana, Angela Merkel (d) en la última cumbre del G-20 (Efe).
Barack Obama (c) y la canciller alemana, Angela Merkel (d) en la última cumbre del G-20 (Efe).

Si Angela Merkel quisiera tomar revancha realmente por el escándalo de los espías norteamericanos y de una Casa Blanca que les ha dado carta blanca durante al menos un decenio, lo tendría muy fácil: invitar a Edward Snowden a hablar ante el Parlamento alemán y ofrecerle asilo político, congelar hasta nueva orden las negociaciones que se desarrollan entre la Unión Europea y los Estados Unidos para crear la mayor zona de libre comercio del mundo o promover a nivel europeo el dejar en suspenso el Acuerdo Safe-Harbor, que permite a 3.000 compañías estadounidenses que operan en la Unión Europea  (entre ellas Google, Facebook o Microsoft) trasladar datos personales de los ciudadanos de la UE a los Estados Unidos.

Lo más efectivo, sin duda, y la mayor provocación sería que Snowden hablara ante el Bundestag que se eligió el pasado 22 de septiembre. De hecho, el tema del espionaje va a ser el primero que va a abordar la Cámara recién constituida, y ya hay fecha concreta, el 18 de noviembre. Entonces se creará una comisión especial de investigación para abordar el Handygate, como aquí se llama el pinchazo telefónico a Merkel. El SPD, los Verdes y el Partido de la Izquierda quieren llamar a declarar al exespía norteamericano, actualmente asilado de manera provisional en Rusia. El Gobierno alemán en funciones todavía no ha tomado una decisión firme al respecto, y en el Ministerio del Interior se preguntan a dónde exactamente -si llegara el caso- deberían mandar la citación oficial a Snowden.

Todo puede tratarse de una estrategia: Merkel se hace la ofendida pero, al mismo tiempo, manda esta semana una delegación del máximo nivel a Washington para negociar con los EEUU que compartan sus secretos mejor guardados con los aliados alemanes

Angela Merkel pisa un terreno complicado. Si realmente está indignada, debería demostrarlo de manera más contundente. Y, si no lo hace, no se puede hablar más que de hipocresía o de, tal vez, aceptación de una realidad que parece tan inevitable como los terremotos o los huracanes. Los amigos se toman demasiadas confianzas. Y tú no puedes responderles con la contundencia que deberías. El sentimiento de impotencia en muchas capitales europeas, no sólo en Berlín, es innegable. Parece que ostentar el título de “la mujer más poderosa de Europa” no le sirve a Merkel en la presente encrucijada.

Claro que también puede tratarse de una estrategia: la canciller se hace la ofendida pero, al mismo tiempo, manda esta semana una delegación del máximo nivel a Washington para negociar con los Estados Unidos que compartan de ahora en adelante sus secretos mejor guardados con los aliados alemanes. Es decir, que Alemania sea tratada a partir de ya y como desagravio al mismo nivel que el grupo de los “Cinco Ojos”: Gran Bretaña, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Ellos, junto con los Estados Unidos, no se espían entre sí y comparten información como hermanos de sangre. Los demás somos sólo primos. Y, algunos, bastante lejanos.

Si Angela Merkel quisiera tomar revancha realmente por el escándalo de los espías norteamericanos y de una Casa Blanca que les ha dado carta blanca durante al menos un decenio, lo tendría muy fácil: invitar a Edward Snowden a hablar ante el Parlamento alemán y ofrecerle asilo político, congelar hasta nueva orden las negociaciones que se desarrollan entre la Unión Europea y los Estados Unidos para crear la mayor zona de libre comercio del mundo o promover a nivel europeo el dejar en suspenso el Acuerdo Safe-Harbor, que permite a 3.000 compañías estadounidenses que operan en la Unión Europea  (entre ellas Google, Facebook o Microsoft) trasladar datos personales de los ciudadanos de la UE a los Estados Unidos.

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