Merkel pacta la Gran Coalición más socialdemócrata de la historia alemana

Lo que no es normal es que Alemania no tuviera un salario mínimo. Lo que no es normal es que en un país en teoría rico esté creciendo constantemente en un sector de pobres que trabajan pero que no ganan para vivir con dignidad. Lo demuestra el informe que acaban de dar a conocer el Centro de Investigaciones Sociales de Berlín (WZB), la Central Federal de Educación Política (BPB) y la Oficina Federal de Estadísticas (Destatis) en el Datenreport 2013.

En el país del jobwunder, del milagro que supone que haya más gente trabajando que nunca, es también donde está creciendo más exponencialmente la pobreza, que afecta de una manera especial a los jóvenes, con o sin estudios, y a las mujeres. Hay más empleos, pero se trabaja menos horas porque está creciendo mucho el sector de los empleos parciales o a media jornada, por no hablar de los minijobs o los trabajos temporales. Es lo que los expertos denominan “trabajos atípicos”, que afectan a una de cada cinco personas activas.

En el país del jobwunder es donde está creciendo más exponencialmente la pobreza, que afecta de una manera especial a los jóvenes y a las mujeres. Hay más empleos, pero se trabaja menos horas porque está creciendo mucho el sector de los empleos parciales o a media jornada, por no hablar de los minijobs

Este uno de los asuntos que quería imponer el SPD, el Partido Socialdemócrata Alemán, a Angela Merkel: devolver la dignidad al concepto de trabajo, de manera que un sector cada vez más creciente de operarios (casi un 20%) no tenga que acudir a las oficinas de empleo para solicitar subvenciones con las que redondear sus humildes ingresos.

El objetivo era introducir el salario mínimo de 8,5 euros a la hora, que no se aplicará de manera inmediata, sino a partir del 2015, y permitiendo además a las empresas que pacten con sus trabajadores sus sueldos en función de la marcha económica de las mismas. Es el respeto debido a la autonomía salarial, en la que el Estado alemán intenta entrar lo menos posible.

Merkel ha aceptado ese salario mínimo en el acuerdo cerrado ayer con los socialdemócratas. También que un trabajador que haya cotizado durante 45 años seguidos pueda jubilarse a los 63 años (y no a los 67) sin penalización, con el fin de hacer más digerible este pacto a las bases del SPD. Otra de las demandas de los socialdemócratas, el aumento del IRPF para quienes ganen más de 1.000.000 € anuales, no ha sido admitida porque, en aras del consenso, el SPD ha tenido que respetar la promesa de Merkel de que no habrá subida de impuestos en los próximos años. Otra cosa es cómo se van a financiar las prometidas y necesarias inversiones en infraestructuras y educación, que suman, por lo menos, unos 5.000 millones de euros.

Las concesiones de la canciller

Este acuerdo para formar la tercera Gran Coalición de la República Federal alemana, alcanzado después de seis semanas de debates y un maratón final de 17 horas, es, en todo caso, mucho más socialdemócrata de lo que habría deseado Angela Merkel. Las últimas concesiones están pensadas para doblegar la resistencia de las bases del SPD, que en las últimas semanas se habían rebelado contra la dirección del partido. No se ha alcanzado todo lo que se pretendía, pero es un acuerdo que permite salvar la cara a todos.

El objetivo era introducir el salario mínimo de 8,5 euros a la hora, que no se aplicará de manera inmediata, sino a partir del 2015, y permitiendo además a las empresas que pacten con sus trabajadores sus sueldos en función de la marcha de las mismas

A partir de ahora, la dirección del Partido Socialdemócrata tendrá que renovar la labor de convencimiento de los afiliados para que den su sí al acuerdo. El día 14 de diciembre se cerrará el periodo de las votaciones, y poco después se darán a conocer los resultados a nivel nacional. Inmediatamente después, y si ha ganado el sí, se harán públicos los nombres de los ministros y el reparto de carteras, aunque están ya decididos.

El 17 de diciembre, el Parlamento votará a Angela Merkel como canciller y, si todo va bien, esa misma tarde se pondrá en marcha la Gran Coalición. Si ha pasado la reválida de las bases socialdemócratas, tendrá un plus de legitimidad añadida. A partir de ahí, se tratará de gobernar no sólo Alemania, sino toda Europa, con ese toque socialdemócrata que muchas capitales, incluida Madrid, esperan ver en materia de consolidación fiscal e impulso a la unión bancaria.