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En el Reino Unido pos-Brexit, esta es la mano que mece la cuna en Downing Street
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Celia Maza (La Isla)

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En el Reino Unido pos-Brexit, esta es la mano que mece la cuna en Downing Street

Carrie Symonds, la joven prometida de Boris Johnson, es acusada de ser una ambiciosa estratega que manipula para mover asesores a su antojo. Se ha pedido incluso una investigación.

Foto: Carrie Symonds, prometida de Johnson, en el Número 10 de Downing Street. (Reuters)
Carrie Symonds, prometida de Johnson, en el Número 10 de Downing Street. (Reuters)
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Se cumple ahora un año de LA portada. Así, con mayúsculas. En febrero de 2020, Boris Johnson andaba bastante desaparecido. Mientras Inglaterra sufría grandes inundaciones y comenzaba a haber preocupación por un desconocido virus procedente de China, el 'premier' disfrutaba de una semana de desconexión en la campiña inglesa. La críticas iban ganando peso hasta que, el 1 de marzo, los dominicales afines al Partido Conservador sacaban esta portada: “Boda y bebé en el Número 10”.

Johnson se comprometía con su pareja, 24 años más joven, y anunciaba la llegada de su primer hijo en común. Ya no se hablaba de otra cosa. Magistral campaña de comunicación. Bravo. La noticia devoró de un solo golpe la tan criticada gestión del Gobierno. Pero también oficializó el papel de Carrie Symonds (32 años), convertida ahora en la mano que mece la cuna en Downing Street. Literalmente.

Lejos de ser una 'millennial' bienintencionada que publica inocentemente clips de animales en las redes sociales, Symonds es una ambiciosa estratega que manipula al primer ministro para despedir y colocar asesores a su antojo. Esta es al menos la comidilla de la que se habla en los mentideros de Westminster. Los cotilleos de patio de colegio, en principio, no tendrían que tener más recorrido. El problema viene cuando afecta a las políticas del Ejecutivo y al propio Brexit.

Foto: Foto de archivo de la firma del acuerdo. (Reuters) Opinión

En noviembre, la joven ya se ganó el título de Lady Macbeth cuando la responsabilizaron de la salida de Dominic Cummings y los “chicos malos del Vote Leave”. Aquello fue todo un escándalo porque se había pintado a Cummings como el hombre más poderoso del Número 10. Podría haber sido un caso aislado. Pero ahora todo el mundo vuelve a mirar a Symonds tras haber colocado a tres de sus íntimos amigos en puestos de relevancia.

Amigos y enemigos íntimos

A Nimco Ali —madrina de su hijo Wilfred— se le ha asignado un papel en el Ministerio del Interior para abordar la violencia contra mujeres y niñas. Como destacada activista contra la mutilación genital femenina, claramente tiene conocimientos en la materia. El problema es que el puesto en ningún momento fue anunciado. Por otro lado, Simone Finn ha sido nombrada como nueva subjefa de Gabinete y Henry Newman como asesor principal en Downing Street. Y ojo, que estos dos últimos nombramientos han traído cola.

Ambos fueron previamente asesores de Michael Gove, el mismo que clavó la puñalada por la espalda a Boris Johnson en las primarias de 2016; el mismo que es hoy, a efectos prácticos, viceprimer ministro. Ya se sabe que a los enemigos, cuanto más cerca mejor. Y cosas de la vida, Gove y la prometida del 'premier' siempre han tenido una estrecha relación.

El problema es que, cuando David Frost, quien ha liderado al equipo negociador británico durante el Brexit, se enteró de los nuevos fichajes, entró en colera al sentirse desplazado. Temió que eso diera aún más poder a Gove y amenazó con irse. Para evitar su salida, Johnson le ha puesto ahora al mando de las nuevas negociaciones entre Londres y Bruselas para implantar el Acuerdo Comercial y de Cooperación cerrado en Navidad. ¿En serio creyeron en algún momento que el Brexit estuviera ya solucionado?

Lo que está en juego es el Protocolo de Irlanda. Y, a diferencia de Gove (que hasta ahora era el que llevaba estas conversaciones), Frost está aplicando una mano mucho más dura con la Unión Europea para conseguir que Londres no tenga que aplicar, de momento, los nuevos controles en los puertos de Irlanda del Norte. En definitiva, el particular Juego de Tronos va más allá.

El asunto ha llegado hasta tal punto que el poderoso Grupo Bow, el 'think-tank' más antiguo ligado al Partido Conservador, ha pedido una investigación sobre la influencia que ejerce Symonds en el Ejecutivo. Su presidente, Ben Harris-Quinney, asegura a El Confidencial que la prometida del primer ministro “está asumiendo un papel central en la gestión del país sin ninguna autoridad o responsabilidad”. “Cuando hay problemas con cargos oficiales se puede examinar la situación y pedir responsabilidades, pero Symonds no tiene el rango de asesor, su papel no está definido por ninguna parte y nadie sabe ahora cómo proceder. No la estamos culpando de nada, solo pedimos una investigación para saber qué está pasando, porque al parecer está presente en determinadas reuniones que no debería y eso excede ya los límites”, matiza.

Foto: Boris Johnson sale de Downing Street acompañado de su jefe de Comunicación, Lee Cain, que acaba de dimitir. (EFE)

¿Un perro de destrucción masiva?

¿Es Symonds, en realidad, la mano que mece la cuna en Downing Street? ¿Tiene tanto poder ahora como dicen? Y, sobre todo, ¿es su inofensivo perrito, Dilyn, un arma de destrucción masiva? Cuentan que ha destrozado libros antiguos en Chequers —la residencia de verano para los primeros ministros—, ha intentado aparearse con un taburete hecho con el pie de un elefante disparado por el mismísimo Teddy Roosevelt y ha destrozado los muebles de jardín. En una ocasión, según los informes, Johnson gritó: “Por el amor de Dios, voy a recibir otra factura de reparación de 1.000 libras. ¡Que alguien, por favor, dispare a ese maldito perro!”.

Muchas parlamentarias, de todas las formaciones políticas, consideran que los ataques personales a Symonds son “injustificados” y demuestran “la misoginia vergonzosa que aún existe en la política”. Aparte de Lady Macbeth, algunos diputados se han referido a ella como Ana Bolena e incluso como “poderosa geisha”. Caroline Nokes, presidenta conservadora del comité de Mujeres e Igualdad de la Cámara de los Comunes, señala que “algunos hombrecitos celosos se sienten amenazados por mujeres inteligentes con sus propias opiniones y prefieren informar a los periódicos sobre Carrie que hacer algo constructivo”.

En su día, Cherie —la mujer de Tony Blair— tampoco estuvo exenta de polémica. El problema con Symonds es que, a diferencia de otros consortes, ella sí ha estado involucrada de lleno en la política antes de llegar al Número 10 del brazo de Johnson. Mientras que Denis Thatcher era un hombre de negocios, Cherie Blair una abogada, Samantha Cameron una diseñadora y Philip May un banquero, Symonds era una influyente figura del Partido Conservador mucho antes de comenzar su relación sentimental con Boris.

En 2018, con solo 29 años, fue nombrada directora de comunicaciones en la Sede de la Campaña Conservadora, lo que la convirtió, según la reputada revista 'PR Week', en una de las relaciones públicas más poderosas del Reino Unido. Posteriormente trabajó como asesora para diferentes políticos que ocupan ahora cargos relevantes en el Gabinete.

Foto: El líder del Partido Laborista, Keir Starmer. Opinión

En definitiva, tiene un conocimiento profesional del Gobierno y ha tratado con gran parte de sus protagonistas. 'A priori', eso tendría que ser un extra a la hora de poder entender y apoyar a su pareja. Al fin y al cabo, en el feroz mundo de la política, cargado de puñales, no es sorprendente que un líder hable con la única persona de la que puede estar seguro de que está de su lado.

Pero la experiencia de Symonds se convierte al mismo tiempo en su maldición porque, habiendo trabajado en Westminster durante más de una década, se ha ganado grandes amigos, pero también influyentes enemigos. Unos la presentan como “extremadamente inteligente” y creen que si no fuera su prometida, Johnson definitivamente la habría fichado como asesora. Otros consideran que es “increíblemente manipuladora”, de este tipo de personas que “estás con ella o estás contra ella”. Y, por último, está el núcleo duro de los conservadores que la asocian con “el ala más liberal” de la formación y temen que esto pueda alejar al primer ministro de determinadas políticas.

El debate ha planteado la pregunta de si es el momento de oficializar en Reino Unido el papel del consorte. A diferencia de Estados Unidos, no hay un puesto como tal de 'primera dama' en el Número 10, como existe en la Casa Blanca. Aunque quizá eso tampoco acabaría con la polémica que rodea a Symonds. ¿Es realmente una oscura manipuladora en Downing Street o un gran apoyo para el primer ministro? A mí, lo que me tiene preocupada es Dilyn, su perro. Lo de intentar aparearse un taburete hecho con el pie de un elefante disparado por el mismísimo Teddy Roosevelt son palabras mayores.

Se cumple ahora un año de LA portada. Así, con mayúsculas. En febrero de 2020, Boris Johnson andaba bastante desaparecido. Mientras Inglaterra sufría grandes inundaciones y comenzaba a haber preocupación por un desconocido virus procedente de China, el 'premier' disfrutaba de una semana de desconexión en la campiña inglesa. La críticas iban ganando peso hasta que, el 1 de marzo, los dominicales afines al Partido Conservador sacaban esta portada: “Boda y bebé en el Número 10”.

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