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Brexit, 100 días después: ya sabemos quién tenía razón
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Celia Maza (La Isla)

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Brexit, 100 días después: ya sabemos quién tenía razón

El 'proyecto del miedo' no llegó. Tampoco el "paraíso" prometido por los euroescépticos. Pero incluso los más pro UE consideran que, con la pandemia, UK lo está haciendo mejor

Foto: Un eurodiputado del Partido del Brexit ondea la bandera de la Union Jack mientras abandona las inmediaciones del Parlamento Europeo en 2020. (EFE)
Un eurodiputado del Partido del Brexit ondea la bandera de la Union Jack mientras abandona las inmediaciones del Parlamento Europeo en 2020. (EFE)

Shaun Cromber votó en su momento por salir de la UE, pero nunca pensó que el Brexit acabaría con su estilo de vida en la Costa del Sol. Su historia la relataba recientemente el 'Daily Express'. El tabloide se vanagloriaba en enero de haber sido clave en el triunfo del divorcio con la UE tras una “cruzada pionera”. Pero ahora no para de publicar artículos sobre el éxodo de los que se quedan “sin el sueño del dorado sol español”, bien porque no han regularizado su situación, bien porque no entendieron que lo de entrar y salir a su antojo ya ha terminado. “No es el Brexit por el que yo voté”, se lamentan ahora muchos 'expatriados'. Porque para el tabloide, como la mayoría de medios euroescépticos, los británicos son 'expatriados' mientras que los extranjeros que quieren vivir en el Reino Unido son 'inmigrantes'.

Se cumplen ahora 100 días del Brexit, 100 días desde que los británicos salieran ya a efectos prácticos del bloque. El divorcio finalmente fue amistoso. ¿Se acuerdan? Siempre se dijo que si se alcanzaba algún pacto se haría "en el último momento", por lo que, tras cuatro largos años, los negociadores tuvieron el gran detalle de cerrar el acuerdo comercial y de relaciones futuras el mismo día de Nochebuena. Aguantaron el suspense hasta el final. Siempre fueron unos nostálgicos.

Para analizar cómo están ahora las cosas, sé que ustedes están esperando datos económicos. Pero permítanme decirles que esa perspectiva siempre fue errónea para entender la causa euroescéptica. Porque, desde el punto de vista económico, absolutamente nadie puede llegar a entender que el Reino Unido quisiera salir del mercado al que destina prácticamente el 50% de sus exportaciones.

Foto: Periódicos británicos tras la entrevista de Meghan y Harry a Oprah Winfrey en Estados Unidos. (EFE) Opinión

En su momento, el Gobierno de David Cameron planteó un escenario catastrofista. Advirtió de que un voto por la salida de la UE desencadenaría una recesión inmediata, un doloroso derrumbe de hasta un 10% en los precios de la vivienda, una caída del PIB del 3,6%, una pérdida de 520.000 puestos de empleo y un fuerte descenso en las exportaciones. Pues bien, el llamado 'proyecto del miedo' no se ha cumplido del todo. Pero se ajusta más a la realidad que el paraíso con arcoíris prometido por Boris Johnson.

El pasado 24 de diciembre, el 'premier' recalcó que la 'Global Britain' sería ahora un país “próspero y dinámico”, capaz de cerrar acuerdos de libre comercio “en todo el mundo”, mientras continuaría exportando “sin problemas” al mercado de la UE.

Cien días después, Downing Street continúa promocionando los beneficios del divorcio, pero sigue sin publicar una evaluación de las consecuencias. Con todo, la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria —el organismo público independiente— estima que el Brexit ya ha reducido el PIB en un 1,4% desde el referéndum de 2016 y, a largo plazo, espera que sea un 4% inferior de lo que habría sido estando dentro del bloque.

placeholder El primer ministro británico, Boris Johnson, durante una visita a un mercado. (Reuters)
El primer ministro británico, Boris Johnson, durante una visita a un mercado. (Reuters)

Cierto es que el Reino Unido ha cerrado, entre otros, acuerdos con Japón (que representa solo el 2% del total del comercio británico). Pero sigue sin tener el ansiado pacto con Estados Unidos. Y las exportaciones de bienes al bloque se desplomaron más del 41% en enero en comparación con el mismo mes del año anterior, según la Oficina Nacional de Estadística.

Los euroescépticos siempre pueden echar la culpa de sus males a la pandemia. Y, obviamente, la gran crisis del coronavirus ha de tenerse en cuenta. Con todo, según los datos de este martes, aunque en febrero las exportaciones se recuperaron, aún fueron un 12,5% más bajas que en 2020, cuando ni siquiera había empezado el confinamiento, y un 22% menores que en 2019, cuando nadie hablaba ni de Wuhan ni del pangolín.

Según una encuesta publicada esta semana por la Cámara de Comercio Británica, el 41% de las empresas señala una disminución en las ventas en el primer trimestre, impulsada en gran parte por “el enorme volumen de papeleo” que ahora deben abordar. Si bien las grandes compañías pueden afrontar los nuevos costos, las pequeñas se han visto particularmente afectadas. Según otro sondeo de la Federación de Pequeñas Empresas, el 23% ha detenido temporalmente las ventas a la UE y el 5% lo ha hecho de manera permanente.

Foto: Carrie Symonds, prometida de Johnson, en el Número 10 de Downing Street. (Reuters) Opinión

Y luego está la catástrofe del sector pesquero. Algunas exportaciones de mariscos han sido prohibidas por completo, después de una disputa legal entre Londres y Bruselas. Downing Street explicó en un principio que “solo duraría hasta abril”. Pero la UE ha aclarado que la prohibición es permanente.

Por cierto, el Gobierno de Johnson siempre descartó cualquier pacto que otorgara a los pescadores comunitarios acceso a las aguas británicas, a cambio de mejores condiciones para la City. Por lo tanto, pesar de que la pesca tan solo representa el 0,12% del PIB del Reino Unido frente al 7% del sector servicios financieros (con 1,1 millones de empleos), la City quedó fuera del acuerdo comercial.

Las instituciones financieras con sede en el Reino Unido han perdido ahora el acceso automático al mercado único. Solo pueden prestar sus servicios en la UE sin tener que abrir sucursales en uno de sus Estados miembros si la Comisión Europea decide otorgarles los derechos de equivalencia. El 'Memorando de entendimiento' se ha cerrado “a nivel técnico”. Pero, de momento, sigue sin firmarse.

Y cada día de retraso se socava aún más la posición de Londres como principal ciudad financiera de Europa. En enero, la City ya perdió su histórico título a manos de Ámsterdam. En cualquier caso, también es cierto que los peores augurios hablaban de una pérdida de 100.000 empleos, pero, de momento, solo se han reubicado 7.600 puestos, según EY.

Foto: Una imagen de la City de Londres. (Reuters)

Por otra parte, está claro que el Brexit ha desestabilizado el acuerdo de paz del Viernes Santo en Irlanda del Norte, como muchos dijeron que haría. No se puede decir que a Johnson le hayan pillado por sorpresa los disturbios violentos que se alargan ya por más de una semana en Belfast. Otra cosa es que quiera hablar de ello. Porque, al fin y al cabo, el escenario de Irlanda del Norte evidencia una de sus grandes mentiras (casi tan grave como lo de asegurar que los 350 millones de libras que el Reino Unido destinaba semanalmente a la UE —cifra incorrecta— se destinarían al sistema nacional de salud pública).

Inicialmente, el 'premier' prometió a los unionistas que nunca aceptaría un acuerdo con Bruselas que supusiera colocar barreras entre Gran Bretaña (Escocia, Inglaterra y Gales) y la provincia británica. Pero esta fue la fórmula que terminó cerrando luego con la UE. Y los unionistas se sienten traicionados. Porque los controles que han de realizarse ahora en los puertos norirlandeses son algo con lo que los euroescépticos no contaban, ni siquiera los unionistas del DUP, que en su día hicieron campaña por el Brexit duro.

placeholder Cartel contra Borish Johnson en Belfast, Irlanda del Norte. (Reuters)
Cartel contra Borish Johnson en Belfast, Irlanda del Norte. (Reuters)

Y luego está Escocia, donde los nacionalistas del SNP lideran todas las encuestas de cara a los comicios al Parlamento de Edimburgo de mayo, con la promesa de un nuevo referéndum de secesión.

Por lo tanto, ¿juego, 'set' y partido para los 'remainers'? Pues no. Porque aquí entra la derivada que nadie esperaba: el covid. El PIB británico se redujo casi un 10% el año pasado, la caída más profunda desde la Gran Helada de 1709. La economía solo se ha recuperado parcialmente de las enormes pérdidas sufridas durante el primer cierre de la primavera pasada, dejando el Reino Unido mucho más por debajo de los niveles prepandémicos que cualquier otro país del G-7.

Pero, estimados lectores, como les venía diciendo, el Brexit nunca se puede llegar a entender desde la perspectiva económica. La clave siempre estuvo en “recuperar el control”. Los euroescépticos prometieron que un Reino Unido fuera del bloque sería un país “independiente” y “ágil” que podría servir a su pueblo de mejor manera. Y defienden que la pandemia les viene ahora a dar la razón.

En el Reino Unido se han administrado ya 37 millones de dosis de vacunas para una población de 66 millones. Para julio, se quiere haber puesto el primer pinchazo a toda la población adulta. La UE, por su parte, solo ha suministrado algo más de 74 millones de dosis para una población de 450 millones.

Foto: Clientes del 'pub' Fox on the Hill celebran la reapertura de terrazas en Londres. (EFE)

Pero no queda ahí. Los 'brexiters' defienden que la UE se ha mostrado ahora tal y como es, en definitiva, no la potencia comercial liberal como se presenta, sino una institución que, a su juicio, no funciona, no ha sabido gestionar la crisis y, cuando se ha visto acorralada, ha apostado por el peligroso juego del nacionalismo de vacunas, declarando incluso la guerra al producto patrio de Oxford-AstraZeneca.

Es más, de un solo golpe, los 'leavers' exponen como prueba de lo que llaman la “hipocresía de la Comisión Europea” que, habiéndose posicionado como la guardiana del proceso de paz de Irlanda del Norte durante la negociación del Brexit, pocas semanas después amenazó con suspender parte del protocolo de Irlanda, invocando el artículo 16, para imponer controles de las vacunas en la frontera.

Incluso el 65% de aquellos que en su día votaron por permanecer en el bloque asegura ahora que, en lo que a la pandemia se refiere, Reino Unido lo está haciendo mejor, según la encuesta de Ipsos Mori. Por tanto, ¿quién tenía razón? Los 'brexiters' sacan pecho. En cualquier caso, a lo largo de los años venideros, siempre habrá ocasión para que unos y otros puedan decir aquello de “te lo dije”.

Shaun Cromber votó en su momento por salir de la UE, pero nunca pensó que el Brexit acabaría con su estilo de vida en la Costa del Sol. Su historia la relataba recientemente el 'Daily Express'. El tabloide se vanagloriaba en enero de haber sido clave en el triunfo del divorcio con la UE tras una “cruzada pionera”. Pero ahora no para de publicar artículos sobre el éxodo de los que se quedan “sin el sueño del dorado sol español”, bien porque no han regularizado su situación, bien porque no entendieron que lo de entrar y salir a su antojo ya ha terminado. “No es el Brexit por el que yo voté”, se lamentan ahora muchos 'expatriados'. Porque para el tabloide, como la mayoría de medios euroescépticos, los británicos son 'expatriados' mientras que los extranjeros que quieren vivir en el Reino Unido son 'inmigrantes'.

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