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Brexit significa que los 'tories' prefieren a los australianos y los laboristas los franceses
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Celia Maza (La Isla)

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Brexit significa que los 'tories' prefieren a los australianos y los laboristas los franceses

Un año después de salir de la UE, Westminster sigue sin ponerse de acuerdo en relación al divorcio

Foto: Boris Johnson durante una sesión parlamentaria en Westminster. (Reuters/Jessica Taylor)
Boris Johnson durante una sesión parlamentaria en Westminster. (Reuters/Jessica Taylor)

¿Se acuerdan ustedes de Theresa May? Parece que fue ayer cuando salió bailando ante los suyos el 'Dancing Queen' de Abba. Para entonces ya era un cadáver político, pero luchó hasta el final. Bailaba como un robot. Y repetía los mensajes como un robot: “Brexit means Brexit” (Brexit significa Brexit). Qué recuerdos. Atrás quedaron las largas votaciones en Westminster, las extensiones de plazos, los acuerdos de última hora en Nochebuena y mi elaborado plan para secuestrar al mismísimo Mr. Speaker. Parece que fue ayer. Pero se cumple ahora un año de la ejecución práctica del histórico divorcio. Y, pese a todo, los diputados de Westminster siguen sin ponerse de acuerdo aún en qué significa realmente el Brexit.

Se podría pensar que eso a los comunitarios ya nos queda muy lejos. Se podría interpretar ya incluso como asuntos internos. Pero lo cierto es que lo que piensan los parlamentarios determina la dirección de la política Brexit y, con ella, el futuro de la cooperación entre el Londres y Bruselas. Y eso afecta de lleno a España, que tiene al Reino Unido como el mayor inversor europeo y como segundo destino de la inversión española en el exterior, muy poquito por detrás de los Estados Unidos.

Foto: Estantes prácticamente vacíos en un supermercado de Londres. (EFE/Facundo Arrizabalaga)

En este sentido, vale la pena analizar el sondeo más amplio realizado hasta la fecha a conservadores y laborista por el reputado think tank 'UK in a Changing Europe' en colaboración con Ipsos Mori.

Uno de los puntos que más llama la atención es el que se refiere a inmigración, cuestión protagonista de la campaña euroescéptica. Porque las opiniones de unos y otros no pueden ser más opuestas. El 73% de los 'tories' considera que debería ser “relativamente fácil” venir al Reino Unido para los inmigrantes procedentes de Australia, frente al 29% que aboga por los inmigrantes de Francia y Polonia y el 4% de Pakistán. Por el contrario, los laboristas creen que los franceses (57%) y polacos (50%) deberían tenerlo fácil, en comparación con el 35% que aboga por los paquistaníes o el 33% que apunta a los australianos (33%). Interesante.

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En lo único que parece haber consenso entre las dos formaciones mayoritarias es que el Protocolo de Irlanda no fue buena idea. Tan solo uno de cada cuatro diputados de ambos partidos considera que es algo positivo para la provincia británica de Irlanda del Norte, que ahora ha quedado con un estatus diferente al resto del Reino Unido, lo que obliga a aplicar controles aduaneros, que a día de hoy, se están renegociando con Bruselas. Sí, de nuevo.

Durante cuatro largos años, esta fue la cuestión más peliaguda de las negociaciones de divorcio. Pero, tras darle mil vueltas, la opción por la que finalmente se optó para evitar frontera dura en la isla que pusiera en riesgo la paz entre católicos y protestantes resultó, desde el minuto uno, un auténtico fracaso.

Foto: El primer ministro británico, Boris Johnson (Reuters)
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Las razones por las que laboristas y conservadores consideran que el mecanismo no funciona son muy diferentes. Los primeros están a favor de una mayor alineación con la UE o directamente en contra del Brexit. Los segundos nunca vieron con buenos ojos esta parte concreta del acuerdo de retirada por el que votaron en diciembre de 2019. Su líder, Boris Johnson, les prometió que no habría problemas, que todo iría bien. Pero, sorpresa, les mintió. La opinión generalizada ahora en Westminster es que no se ha alcanzado un equilibrio estable en la isla de Irlanda. Según las encuestas, los norirlandeses piensan lo mismo. Y los datos económicos les dan la razón. El Brexit, en este aspecto, aún no se ha concretado y no se sabe muy bien cuál será el desenlace final.

Como tampoco se sabe cuál será el impacto económico. Para bien o mal, los parlamentarios consideran que aún no se han visto todos los efectos de la salida de la UE. Los diputados coinciden en que, a corto plazo, todo ha quedado monopolizado por la pandemia. Sin embargo, para los próximos cinco años, la mayoría de los laboristas (87%) y una pluralidad de conservadores en los Comunes (38%) piensan que el Brexit tendrá un impacto mayor en la economía británica que la crisis del coronavirus, si esta continúa su curso con nuevas cepas.

Foto: Maros Sefcovic, vicepresidente de la Comisión Europea, durante la rueda de prensa posterior a su encuentro con Frost. (EFE/Mayo)

Donde la opinión diverge es a la hora de evaluar cómo va a afectar a los distintos sectores y cuáles son los problemas que puede crear respecto al 'levelling up', la política principal de esta legislatura con la que Johnson, supuestamente, quiere acabar con las diferencias entre las distintas regiones del país. Es un término que los ministros repiten hasta la saciedad. Pero nadie sabe explicarlo. Nadie sabe materializarlo.

La gran mayoría de los laboristas (un 77%) considera que el Brexit tendrá un gran impacto en la desigualdad regional en el Reino Unido, en comparación al 3% que culpa al covid-19. Aunque el 90% teme que la industria y la agricultura se vean afectadas negativamente a largo plazo al salir de la UE. Los conservadores, sin embargo, se muestran más positivos y creen que ni el Brexit ni la pandemia marcarán una gran diferencia a largo plazo en la desigualdad regional. Solo el 8% de los 'tories' consideran que el Brexit será malo para la agricultura y el 4% negativo para la industria.

Foto: Boris Johnson en una granja de Reino Unido el 30 de julio. (Reuters)

Un pequeño detalle: quizá no hayan tenido en cuenta que los ganaderos británicos ya están teniendo que exportar el ganado destinado al consumo interno a la UE para su matanza debido a la escasez de trabajadores cualificados. Asimismo, aunque también salió en todos los periódicos, quizá tampoco estén al tanto de las reservas presentadas por el poderoso sindicato del sector agrícola-ganadero National Farmers Union (NFU, en inglés) tras el pacto comercial cerrado con Australia, al considerar que los australianos producen carne de vacuno a costes reducidos y puede crear una situación desventajosa para los ganaderos británicos.

Si bien los dos partidos mayoritarios de Westminster coinciden en que el Brexit sigue siendo un enigma sin resolver a día de hoy, siguen sin ponerse de acuerdo en qué significa realmente, después de un año viviendo fuera de la UE.

¿Se acuerdan ustedes de Theresa May? Parece que fue ayer cuando salió bailando ante los suyos el 'Dancing Queen' de Abba. Para entonces ya era un cadáver político, pero luchó hasta el final. Bailaba como un robot. Y repetía los mensajes como un robot: “Brexit means Brexit” (Brexit significa Brexit). Qué recuerdos. Atrás quedaron las largas votaciones en Westminster, las extensiones de plazos, los acuerdos de última hora en Nochebuena y mi elaborado plan para secuestrar al mismísimo Mr. Speaker. Parece que fue ayer. Pero se cumple ahora un año de la ejecución práctica del histórico divorcio. Y, pese a todo, los diputados de Westminster siguen sin ponerse de acuerdo aún en qué significa realmente el Brexit.

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