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¿Podrá Putin salvar a Boris? Los 'tories' no han tenido piedad para cargarse a sus líderes con otras guerras
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Celia Maza (La Isla)

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¿Podrá Putin salvar a Boris? Los 'tories' no han tenido piedad para cargarse a sus líderes con otras guerras

Scotland Yard investigará el 'partygate'. Dejar al Reino Unido sin primer ministro con la tensión actual con Rusia sería una gran crisis, pero los conservadores ya lo han hecho antes

Foto: Boris Johnson junto a Vladimir Putin en la Conferencia Internacional de Libia en enero de 2020.  (EFE/Alexei Nikolsky)
Boris Johnson junto a Vladimir Putin en la Conferencia Internacional de Libia en enero de 2020. (EFE/Alexei Nikolsky)

“¿Qué tienen en común Christian Wakeford y Vladimir Putin? Sin quererlo, ambos pueden ser el salvador que Boris Johnson necesita”. Este es el argumento que defienden los leales al primer ministro en los corrillos de Westminster. De la misma manera que Wakeford (el diputado que la semana pasada desertó del Partido Conservador para unirse a la oposición laborista) frenó un desafío al liderazgo que se veía “inminente”, consideran ahora que una posible guerra con Rusia va a mantener al excéntrico político en Downing Street. ¿Quién querría dejar al Reino Unido sin primer ministro en un momento geopolítico de tal calibre?

Pues bien, déjenme recordarles el pasado. A los 'tories' no les tembló el pulso para cargarse a Neville Chamberlain en medio de la II Guerra Mundial y tampoco titubearon para derrocar a Margaret Thatcher en la antesala de la guerra del Golfo. En los momentos de crisis internas, los conservadores nunca han mostrado piedad. Por lo tanto, pese a que hace poco más de dos años Johnson conseguía para la formación una aplastante mayoría absoluta, si le ven ya como amortizado le van a invitar amablemente a marcharse para no seguir perjudicando la imagen de la formación.

Foto: Boris Johnson, durante las Preguntas del Primer Ministro (PMQs) el 26 de enero de 2022. (EFE)

El escándalo del 'partygate' ha convertido al primer ministro en una figura tóxica. Las revelaciones sobre diferentes fiestas no cesan. Y, este martes, la polémica alcanzaba un punto de inflexión tras conocerse que Scotland Yard ya está investigando “varios eventos” ocurridos en Downing Street y Whitehall (donde se encuentran los ministerios) durante los últimos dos años, relacionados con una “potencial violación de las regulaciones por covid-19”. La comisaria jefa, Cressida Dick, ha puntualizado que eso “no quiere decir, por supuesto, que se vaya a multar necesariamente en todos los casos y todas las personas involucradas”. Pero, normalmente, leer en la misma frase: investigación-Scotland Yard-acción criminal no es una buena combinación.

El informe clave

La implicación policial no parece que vaya a retrasar la publicación de las conclusiones de la pesquisa interna que está llevando a cabo Sue Gray, la vicesecretaria permanente de la Oficina del Gabinete. Se espera que Boris Johnson reciba y haga público el informe completo esta misma semana. Son muchos los diputados conservadores los que están a la espera de conocer más detalles antes de decidir si plantean finalmente un desafío al liderazgo del primer ministro. Y las incesantes exclusivas no ayudan precisamente a calmar los ánimos.

La cadena ITV ha sido la que ha publicado la última bomba con la fiesta de cumpleaños sorpresa que Carrie (primera dama) preparó a Johnson el 19 de junio de 2020 —en plenas restricciones— pasadas las 14 horas. Cuando el líder 'tory' llegó de una visita oficial a un colegio en la que había alabado a la pequeña Josephine Booth por no celebrar su cumpleaños “para proteger al sistema nacional de salud pública”, le estaban esperando alrededor de 30 personas en la oficina del Gabinete con una tarta adornada con la Union Jack.

Foto: El primer ministro británico, Boris Johnson. (Getty/Leon Neal)

Y, como si se tratara del mejor guion de una parodia, entre los asistentes, estaba Lulu Lytle, la interiorista responsable de la polémica (y costosa) reforma del piso del Número 10. El 'premier' y su mujer llevaron a cabo las obras costeándolas inicialmente con donaciones al Partido Conservador. Cuando salió todo a la luz, también hubo gran presión. Pero la formación acabó pagando 20.743 euros de multa por no declarar el regalo y todo arreglado.

En junio de 2020, los británicos podían ir a la oficina si no podían trabajar desde casa. En este contexto, se puede llegar a entender que una persona llevara una tarta de cumpleaños para comérsela con sus compañeros. Pero si en Downing Street se había puesto sándwiches en la mesa, bebida y previamente se había convocado a la gente para cantar cumpleaños feliz… es más complicado venderla como reunión de trabajo. Desde el Número 10 insisten en que Johnson tan solo estuvo 10 minutos y niegan categóricamente que por la noche hubiera otra celebración en el piso privado de arriba donde vive con su familia. Pero, sea como fuere, la impresión que existe ahora es que Boris ha perdido completamente el control.

Un problema detrás de otro

Paralelo al 'partygate', se ha tenido que abrir otra investigación interna después de que Nusrat Ghani haya denunciado que tuvo que dejar su puesto como secretaria de Estado de Transportes porque el hecho de ser musulmana “incomodaba” a sectores del partido. Y también esta misma semana, Lord Theodore Agnew, secretario de Estado del Tesoro responsable de la eficiencia intergubernamental, presentaba su dimisión entre aplausos por el “lamentable historial” del Gobierno ante su gestión de los casos de fraude con los préstamos que se concedieron en pandemia a las empresas. Entre otros, acusó al Ejecutivo de cometer “errores de colegial” al otorgar ayudas a más de 1.000 compañías que no estaban operando cuando llegó el virus.

En definitiva, reina el caos. Pero los rebeldes tienen que saber cómo jugar sus cartas si realmente quieren deshacerse de Johnson. Para activar una votación sobre la confianza en el líder, el presidente del Comité 1992 (que agrupa a los 'tories' sin cartera) necesita recibir 54 peticiones formales de los diputados conservadores (15% de la representación parlamentaria). Las reglas actuales determinan que, si el líder sobrevive, no puede haber otro desafío en el plazo de un año. Por lo tanto, son muchos los que prefieren esperar a después de las elecciones locales de mayo, donde se prevé una debacle.

Foto: Boris Johnson firma el tratado del Brexit bajo la mirada de Lord Frost, exsecretario de Estado del Brexit. (Reuters/Leon Neal)

Uno de los peores resultados —y ahora más probable— que puede obtener el Partido Conservador es que finalmente haya votación sobre confianza en el líder; Johnson gane por poco, y luego continúe en el Número 10, herido pero no muerto, dañando aún más a la formación de cara a las próximas generales. En cualquier caso, ya hay reuniones donde se baraja poder cambiar las normas para establecer en el mismo año otra moción de confianza si se alcanzan 90 cartas (25% de representación parlamentaria).

Incluso los más leales al primer ministro consideran que ya no se trata de “si” habrá órdago de las filas, sino “cuándo” tendrá lugar. En los últimos días, han mantenido varias videollamadas para analizar la crisis y Chris Pincher (secretario de Estado de Vivienda y 'exwhip', que está desempeñando un papel destacado en la campaña) ya ha advertido a los suyos que, si Boris es depuesto, es más que probable que su sucesor necesite convocar elecciones generales más pronto que tarde para legitimar su puesto en Downing Street. Pasó en su día con Theresa May y con el propio Johnson.

“¿Qué tienen en común Christian Wakeford y Vladimir Putin? Sin quererlo, ambos pueden ser el salvador que Boris Johnson necesita”. Este es el argumento que defienden los leales al primer ministro en los corrillos de Westminster. De la misma manera que Wakeford (el diputado que la semana pasada desertó del Partido Conservador para unirse a la oposición laborista) frenó un desafío al liderazgo que se veía “inminente”, consideran ahora que una posible guerra con Rusia va a mantener al excéntrico político en Downing Street. ¿Quién querría dejar al Reino Unido sin primer ministro en un momento geopolítico de tal calibre?

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