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¿Qué hubiera pasado con Casado si la guerra hubiera estallado antes? Pregúntenle a Boris
Scotland Yard emite 20 multas por el escándalo del 'partygate', pero la guerra de Ucrania acoraza el liderazgo de Johnson
“Una semana en política es demasiado tiempo”, llegó a decir Harold Wilson en plena caída de la libra en 1964. No le faltaba razón. Porque, si la guerra en Ucrania hubiera comenzado tan solo unos días antes, quizá Pablo Casado habría salvado su carrera. Y, si hubiera comenzado únicamente unos días después, quizá Boris Johnson no estaría ahora en Downing Street. Suena raro decirlo en voz alta, pero Vladímir Putin podría ser el responsable de haber resucitado al excéntrico mandatario británico.
Cuando el ruso comenzó su invasión en Ucrania, el líder 'tory' estaba a punto de ser derrocado por sus propias filas por el escándalo del 'partygate'. Y, sin embargo, ahora que Scotland Yard ha emitido 20 multas, que ya no hay ningún tipo de duda de que se violó la ley ni de que hubo fiestas (en las que se bebió mucho alcohol) mientras los ciudadanos estaban confinados, que queda claro que los mismos que crearon las reglas luego las incumplieron sin ningún tipo de pudor…, la amenaza a su liderazgo parece un vago recuerdo de un pasado muy lejano. Porque Boris ha pasado de ser el político más impopular del Reino Unido a convertirse en el mejor amigo de Volodímir Zelenski.
Putin comenzó su invasión el 24 de febrero, el mismo día en el que el aún líder del PP se reunió en Génova con los barones de su partido. Su carrera había acabado. Por aquel entonces, tampoco se daba un penique por Johnson. Tan solo una semana después, el 8 de marzo, se quedó completamente solo con la dimisión de hasta cinco miembros clave de su equipo. Pero, para entonces, la situación en Ucrania había comenzado a devorar vidas y también titulares.
Durante el último mes, mientras el foco político y mediático ha estado en Kiev, Scotland Yard ha llevado a cabo la esperada investigación sobre las fiestas (o, según versión Boris, reuniones de trabajo) que tuvieron lugar con vino y queso tanto en Downing Street como en distintos ministerios en plenas restricciones sociales por pandemia. Siempre se había dicho que, si el líder 'tory' era finalmente multado, no tendría más remedio que dimitir. Pero ahora muchos de sus críticos han reculado, retirando las cartas que habían mandado al presidente del Comité 1922 —que reúne a los 'tories' sin cartera—. Se necesitan al menos 54 peticiones formales para activar la moción de confianza al liderazgo.
La información sobre las sanciones que se tiene hasta el momento es limitada. La policía ha señalado que no identificará a quienes han sido multados. Tampoco parece que el Gobierno esté barajando ninguna acción disciplinaria. Inaudito.
Downing Street ha confirmado que no ofrecerá detalles de los involucrados, a menos que sean el propio Boris o el jefe de la Administración pública, Simon Case. Pero eso es algo que podría llevar días, semanas o meses, porque la investigación policial continúa. Lo único que se sabe es que el primer ministro estaba en al menos tres de los 12 eventos investigados por los agentes.
De ser finalmente multado, el inquilino del Número 10 no solo habría violado las leyes que imperaban en la pandemia, sino que también habría engañado a la Cámara de los Comunes en las repetidas ocasiones en las que juró y perjuró que había cumplido las reglas. Mentir a Westminster es motivo indiscutible de dimisión y Boris ha mentido, porque las multas evidencian que se violó la ley.
Este miércoles, cuando el líder de la oposición laborista, Keir Starmer, ha pedido su salida, el primer ministro ha vuelto a repetir su versión. Cuando le han planteado la misma cuestión durante su comparecencia ante el Comité Liaison, ha recalcado que no comentará nada al respecto hasta que la investigación policial haya concluido.
Por el momento, él aguanta en el cargo. Y no se le ve excesivamente preocupado. El martes por la noche, asistió a una cena previamente planificada en el Park Plaza Hotel con gran parte de los parlamentarios conservadores. Y se atrevió incluso a plantear chascarrillos sobre cartas preguntando a la sala si habían leído las de San Pablo. Cuando nadie ofreció el nivel requerido de conocimiento bíblico, él bromeó asegurando que ya no existían porque Pablo las había retirado. Es decir, siente que ha vuelto a retomar el control.
Dentro del partido, algunos tienen la sensación que el 'partygate' ha perdido ya importancia y que forzar ahora la salida de Boris sería un regalo para Putin. Aunque otros consideran que sería un error asumir que un desafío al liderazgo está completamente descartado. Las elecciones locales de mayo pueden hacer aún mucho daño. Y Scotland Yard podría emitir aún más multas.
La policía cuenta con más de 300 fotografías y 500 páginas de documentos con supuestas pruebas de las fiestas, que también han sido objeto de una investigación independiente llevada a cabo por la alta funcionaria Sue Gray, quien ya el pasado mes de enero avanzó que “hubo fallos de liderazgo y de juicio por parte del Número 10 y de la Oficina del Gabinete en diferentes momentos”.
Aunque la alta funcionaria no reveló entonces a ninguna persona concreta ni criticó directamente a ningún político, recalcó que “con el telón de fondo de la pandemia”, al menos “en algunas de las reuniones” se cometió “un grave incumplimiento, no solo de las normas éticas exigibles a los que trabajan en el corazón del Gobierno, sino de las que podían exigirse a la población británica en general”.
En definitiva, a día de hoy una veintena de cargos públicos ha violado la ley, pero siguen en sus puestos y sus identidades no han sido reveladas. A día de hoy, Boris sigue en Downing Street. Y también a día de hoy, Putin sigue matando a gente en Ucrania. Pero todo puede cambiar de la noche a la mañana porque “una semana en política es demasiado tiempo”. Bien lo sabe Pablo Casado.
“Una semana en política es demasiado tiempo”, llegó a decir Harold Wilson en plena caída de la libra en 1964. No le faltaba razón. Porque, si la guerra en Ucrania hubiera comenzado tan solo unos días antes, quizá Pablo Casado habría salvado su carrera. Y, si hubiera comenzado únicamente unos días después, quizá Boris Johnson no estaría ahora en Downing Street. Suena raro decirlo en voz alta, pero Vladímir Putin podría ser el responsable de haber resucitado al excéntrico mandatario británico.