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¿Mintió o no mintió Boris sobre el 'partygate' al Parlamento británico?
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Celia Maza (La Isla)

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¿Mintió o no mintió Boris sobre el 'partygate' al Parlamento británico?

Tras ser multado por Scotland Yard, el 'premier' pide perdón, pero repite que no era consciente de que estaba violando las normas del confinamiento

Foto: Boris Johnson sale de Downing Street. (Reuters/Toby Melville)
Boris Johnson sale de Downing Street. (Reuters/Toby Melville)

The New York Times publicó en su momento un extenso artículo sobre las maneras de pedir perdón, haciéndose eco del libro escrito por la psicóloga Harriet Lerner. En el primer capítulo, la experta asegura que cuando las disculpas van seguidas de un “pero” nunca resultan satisfactorias. Pero debe ser que el libro nunca llegó a manos de Boris Johnson porque este es precisamente su 'modus operandi'. Cada perdón del 'premier' va seguido de una frase que intenta justificar su comportamiento. Y, como era previsto, ha utilizado la fórmula este martes en Westminster cuando ha tenido que dar explicaciones sobre la multa impuesta por Scotland Yard por violar las normas del confinamiento. El 'partygate' vuelve de lleno a la agenda.

El líder `tory´ ha recalcado que los británicos “tienen derecho a esperar algo mejor de su primer ministro” para insistir acto seguido que nunca pensó que estuviera rompiendo las normas que él mismo había impuesto. Es más, en un triple salto mortal sin pudor alguno recalca que el incidente supone “un sentido aún mayor de la obligación de cumplir con las prioridades del pueblo británico y responder con las mejores tradiciones de nuestro país al ataque bárbaro de Putin”. En definitiva, viola la ley en medio de una pandemia que obligó a muchos ciudadanos a no poder siquiera despedirse de sus familiares, pero les pide ahora que se centren en la guerra de Ucrania.

Foto: El primer ministro británico, Boris Johnson. (Reuters/Henry Nicholls)

Se trata de la primera vez en la historia del Reino Unido que el inquilino de Downing Street es multado por haber incumplido las normas. En su día, se llegó a decir que en caso de sanción la carrera del excéntrico político estaría acabada. Pero, al menos al día de hoy, -y con la premisa de que en política una semana es un mundo- no parece que su puesto corra peligro.

Fue el pasado 12 de abril, en plenas vacaciones de Semana Santa, cuando Boris recibió la notificación de Scotland Yard por la fiesta de cumpleaños sorpresa que le organizó su pareja el 19 de junio de 2020. No es que fuera una fiesta salvaje. Alrededor de treinta personas (entre ellas, la interiorista Lulu Lytle, responsable de la polémica reforma de su piso) se dieron cita en la Sala de Gabinete para cantarle el cumpleaños feliz, soplar velas y hacer un brindis. Pero en ese momento estaba completamente prohibido tener reuniones sociales en interiores.

Foto: Las portadas de la prensa británica tras las disculpas de Johnson. (EFE/Andy Rain)

La investigación de Scotland Yard sigue su curso y no se descarta que Boris reciba otra multa por su participación en la fiesta que tuvo lugar el 13 de noviembre de 2020, con motivo de la despedida de Lee Cain, entonces director de comunicaciones. Según testigos que han hablado de manera anónima con la prensa británica, “no hubo fiesta hasta que llegó Boris”. “Dijo que quería decir unas palabras y comenzó a llenar las copas de los presentes y a beber él mismo”, cuenta uno de los presentes. Fue el 'premier', según las declaraciones recabadas, quien animó al personal a sumarse.

Es más, en el piso donde vive con su familia dentro del Número 10, se organizó por la noche otra reunión social -donde se bebió y se bailó Abba- para festejar la salida de Cain, ya que era enemigo acérrimo de Carrie, la 'primera dama'. Downing Street no desmiente la información, pero recalca que Johnson no fue quien lo organizó. Cuando, en su momento, un diputado preguntó al primer ministro si había habido una fiesta en Downing Street el 13 de noviembre de 2020, la respuesta fue tajante: “No, y estoy seguro de que, ocurriera lo que hubiera ocurrido, se respetaron en todo momento las normas vigentes”.

El líder de la oposición, Keir Starmer, califica ahora de “chiste” las explicaciones ofrecidas por el primer ministro, a quien acusa de ser “deshonesto”. Para el laborista, una “disculpa a medias” nunca será suficiente para compensar a aquellos que no pudieron despedirse en persona de sus seres queridos durante la pandemia. Y en este sentido llama a los diputados `tories´ a “poner primero su país y sus conciencias y sacar al primer ministro de su puesto”.

Foto: El primer ministro Boris Johnson durante una rueda de prensa en Downing Street. (Reuters/Adrian Dennis)

El llamado Mr. Speaker -presidente de la Cámara de los Comunes- ha admitido la petición de la oposición para que el jueves sus señorías voten sobre si Boris debe ser investigado ante la posibilidad de que haya engañado, consciente o inconscientemente, a Westminster. Mentir deliberadamente al parlamento es motivo de dimisión. De ahí que, en los apenas dos minutos que dedicó a pedir disculpas durante su intervención, recalcara que “ni en su momento ni posteriormente” fue consciente de haber violado la ley. Es poco probable que la votación tenga éxito dado que el Gobierno goza de una amplia mayoría. Y los 'tories' no están preparados ahora para meterse en una guerra civil. Eso no significa que no exista descontento. Uno de los parlamentarios conservadores más destacados, Mark Harper, ha pedido públicamente la dimisión del primer ministro.

Para activar la moción de confianza contra el liderazgo se necesita mandar 54 cartas (el 15% de la representación del partido) al llamado 'Comité 1922', que reúne a los conservadores sin cartera y que no hace público el número de misivas recibidas hasta alcanzar el umbral. Pero ahora no hay ánimos de plantar desafíos. Primero, porque están a la vuelta de la esquina las elecciones locales del 5 de mayo. Segundo, porque no hay un sustituto. El ministro del Tesoro, Rishi Sunak, en su día visto como el gran favorito, ha visto cómo su popularidad ha caído en picado con la subida de impuestos y una polémica sobre la situación fiscal de su mujer.

Aunque todo podría cambiar si se cosechan unos resultados estrepitosamente malos. Están en juego hasta 5.000 puestos municipales y, según las últimas encuestas, los conservadores podrían perder más de 800 representantes que pasarían a manos de la oposición laborista. En caso de que el castigo en las urnas coincida con una nueva multa, se podría crear un nuevo 'momentum' para los rebeldes. Pero, a día de hoy, Boris se mantiene en Downing Street. Su fórmula del “perdón, pero” sigue funcionando. Quizá la psicóloga Harriet Lerner le dedique un capítulo en su nuevo libro.

The New York Times publicó en su momento un extenso artículo sobre las maneras de pedir perdón, haciéndose eco del libro escrito por la psicóloga Harriet Lerner. En el primer capítulo, la experta asegura que cuando las disculpas van seguidas de un “pero” nunca resultan satisfactorias. Pero debe ser que el libro nunca llegó a manos de Boris Johnson porque este es precisamente su 'modus operandi'. Cada perdón del 'premier' va seguido de una frase que intenta justificar su comportamiento. Y, como era previsto, ha utilizado la fórmula este martes en Westminster cuando ha tenido que dar explicaciones sobre la multa impuesta por Scotland Yard por violar las normas del confinamiento. El 'partygate' vuelve de lleno a la agenda.

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