Hijos y nietos frente a padres y abuelos

Todos los sondeos coinciden en las posiciones de llegada a meta: ganará la CDU, la extrema derecha obtendrá la segunda plaza y los socialdemócratas del SPD quedarán terceros por primera vez desde 1945. Los liberales pueden quedarse fuera del Parlamento después de haber formado parte de la coalición de Gobierno, los verdes también fueron socios y también perderán apoyos.

Alemania está viviendo un vuelco en su sistema de partidos. Una transformación enorme que responde a tres fenómenos simultáneos:

1-. La desintermediación general, que en lo político ha llevado a la desaparición o marginalización de partidos históricos en todo Occidente.

2-. La crisis de las élites políticas que ha facilitado la aparición de líderes y organizaciones populistas.

3-. La ruptura de la brecha generacional: el sistema deja de funcionar para los jóvenes que buscan nuevas opciones mientras los mayores se aferran a las organizaciones tradicionales.

Esos y otros motivos sirven para aproximarse al histórico auge de la extrema derecha y al declive de los socialdemócratas. Pero se da tanto en la derecha como en la izquierda.

Si sólo votasen los alemanes más jóvenes, el candidato de la CDU no saldría elegido y sería ampliamente superado por la extrema derecha.

En la misma situación, si sólo votasen los alemanes más jóvenes, el SPD –un partido todavía más antiguo que el PSOE– sería también superado por los verdes.

Ha de subrayarse que ya no estamos hablando de las preferencias de los más jóvenes, del sector que abarca los 18 a 25 años. El dato concierne a los menores de 40. Ya no son sólo los nietos los que votan distinto, ahora también lo hacen los hijos.

Los mayores sostienen a las siglas tradicionales. Es verdad que son más. Pero va a ser muy difícil que este cambio tenga marcha atrás.

El SPD pagará la factura de su gestión. Pero también el precio de haber vuelto a presentar como candidato al canciller Scholz. La siguiente gráfica refleja la magnitud del error: ya no hablamos sólo de los nietos y de los hijos, los padres también han cruzado el puente y los abuelos andan a medio camino.