27 días: a Trump no le penaliza lo penal

¿Cuántas horas deben haber consumido los grandes medios informando y especulando sobre la multitud de causas judiciales que acechan al candidato republicano? Incontables. Sin embargo, de cara a la opinión pública, cuesta discutir que Trump ha logrado traspasar el umbral hasta el punto de hacerse impune a la sentencia social. Nada de lo que tiene pendiente en los tribunales le pasará factura judicial.

¿Cómo es posible que haya logrado una victoria en el frente de las guerras culturales tan difícil? Dando una lección de cómo un populista despliega su liderazgo. Frente al adversario aplica la máxima agresividad posicionándose como superhéroe que desafía a las élites. Para defenderse a sí mismo conjuga constantemente la posición de la supervíctima perseguida por las élites.

Ese ejercicio de bifrontismo, casi esquizofrénico, parece muy básico. Pero no lo es. Requiere mucha complejidad a la hora de comunicar por debajo del radar de los medios tradicionales. Algún día se estudiará en las universidades su contribución a las teorías de la conspiración.

Exprime ese recurso y lo acompasa con el resto de su relato con una habilidad formidable. Tanta que logra superar el respaldo de la mayoría: más de la mitad de la población estadounidense le ve como una víctima “política” cuando se les pregunta sobre el procesamiento en Nueva York por uno de los casos con mayor resonancia.

Habrá quien considere que esa lógica con ese grado de impunidad social podría legitimar el uso de la violencia si el resultado del 5N arroja una victoria demócrata que no sea incontestable. Bueno, ya veremos. De momento, lo que se ve en esta cuestión específica es que 6 de cada 10 independientes y 1 de cada 4 demócratas le han comprado la mercancía.