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¿Por qué no te jubilas en Malasia?
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Ángel Villarino

Historias de Asia

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¿Por qué no te jubilas en Malasia?

"¿Estás cansado del mal tiempo? ¿Harto de lo cara que está la vida? ¿Preocupado por la seguridad de tu casa y tu familia? ¿Por qué no

"¿Estás cansado del mal tiempo? ¿Harto de lo cara que está la vida? ¿Preocupado por la seguridad de tu casa y tu familia? ¿Por qué no te vienes a vivir al trópico?". Así arranca la última campaña lanzada por el Gobierno de Malasia para atraer hasta sus playas a jubilados y pensionistas de países ricos. Como otras tantas naciones de Sudeste Asiático, Malasia ofrece ventajas fiscales, un permiso de residencia de 10 años (renovable) y la posibilidad de recibir la pensión en la tumbona, escuchando el mar, libre de impuestos.

Los países de esta región, igual que ocurre en muchas naciones de Latinoamérica (especialmente en Centroamérica), llevan años intentando atraer pensionistas de clase media, prometiéndoles que en el trópico asiático es posible vivir con un cuarto de lo que se gasta en Europa, Australia o Estados Unidos y disfrutando de un nivel de vida cien veces superior. La seguridad, insisten, está garantizada. Y al menos en el caso de algunos países como Tailandia, no les falta razón.

La publicidad suele incluir tablas de precios con los que hacerse una idea del reducidísimo costo de la vida en estos países. Se trata de un detalle más que ayuda a entender que la idea no es atraer a millonarios, sino más bien al contrario. De hecho, el "ejemplo" con el que se ilustra la citada campaña malaya es el de un ex policía australiano que decidió expatriarse hace varios años junto a su mujer y que se jacta de gastar en su bonita mansión playera menos de la mitad de lo que sus amigos pagan en Sidney por un apartamento.

Malasia aprieta fuerte porque quiere hacerse un hueco en un mercado en el que hasta la fecha Tailandia sigue siendo el gran peso pesado de la región. Las agencias siamesas a la caza del pensionista occidental ofrecen verdaderos chollos en islas paradisiacas en las que una pareja puede vivir cómodamente por menos de mil euros al mes en una casa con piscina, disfrutando de buenos restaurantes, excelentes SPA y los servicios médicos de clínicas privadas más que decentes. Las espectaculares islas de Filipinas e Indonesia también atraen a cientos de miles de pensionistas de todo el mundo con ofertas parecidas.

Aunque se dice informalmente que los occidentales que viven su retiro en Asia se cuentan por cientos de miles, no existen cifras oficiales. En la isla de Phuket se baraja la cifra de 35.000 con residencia fija. En toda Tailandia se dice que podría haber cerca de medio millón de occidentales viviendo.

Uno de los principales problemas para contabilizarlos es que muchos de ellos no piden un visado especial de pensionista, ni de residente temporal, sino que permanecen como turistas indefinidamente, saliendo cada mes a la frontera a renovar el visado. En países como Tailandia es una práctica tan extendida que se ha convertido en negocio y cientos de agencias ofrecen un viaje de dos días a la frontera camboyana para renovar el visado y, de paso, visitar alguna nueva playa.

Además de los precios, las temperaturas, las playas, el excelente servicio y los altos estándares de confort que ofrecen estos países, los Gobiernos están buscando fórmulas para incentivar la llegada de nuevos jubilados, bajando los requisitos para atraer a clases medias y medio-bajas. Reduciendo, por ejemplo, los ingresos mínimos requeridos para el permiso de residencia. O incluso eliminando esta exigencia, como en el caso de Malasia que ya sólo pide una "fianza", un depósito bancario de unos 10 mil dólares que demuestren la solvencia.

Y, aunque por el momento el exilio asiático sigue siendo mayoritariamente cosa de centroeuropeos, americanos, ingleses y australianos, ya se empiezan a ver españoles. Maite, una ex-relaciones públicas de 65 años que vive en la isla tailandesa de Phuket, dio el paso hace tres años con su marido. "Estamos muy contentos. Nunca hubiéramos podido soñar retirarnos en un sitio tan bonito. Hemos aprendido a bucear, hemos hecho amigos. Cuando estemos un poco más mayores quizá volvamos a España pero hasta entonces este sitio es maravilloso", resume.

"¿Estás cansado del mal tiempo? ¿Harto de lo cara que está la vida? ¿Preocupado por la seguridad de tu casa y tu familia? ¿Por qué no te vienes a vivir al trópico?". Así arranca la última campaña lanzada por el Gobierno de Malasia para atraer hasta sus playas a jubilados y pensionistas de países ricos. Como otras tantas naciones de Sudeste Asiático, Malasia ofrece ventajas fiscales, un permiso de residencia de 10 años (renovable) y la posibilidad de recibir la pensión en la tumbona, escuchando el mar, libre de impuestos.