Es noticia
Se acabó el chollo de la mano de obra china: llegan los sindicatos
  1. Mundo
  2. Historias de Asia
Ángel Villarino

Historias de Asia

Por

Se acabó el chollo de la mano de obra china: llegan los sindicatos

"¿Hasta cuándo va a seguir manteniendo China unas leyes laborales que fomentan el esclavismo con tal de mantener los costes de mano de obra por los

Foto: Se acabó el chollo de la mano de obra china: llegan los sindicatos
Se acabó el chollo de la mano de obra china: llegan los sindicatos

"¿Hasta cuándo va a seguir manteniendo China unas leyes laborales que fomentan el esclavismo con tal de mantener los costes de mano de obra por los suelos?", preguntan desde hace una década miles de ONG radicadas en países occidentales.

"Hasta ayer", vienen a decir hoy las autoridades del país asiático, que han comenzado lo que ellos llaman un "proceso de reajuste y armonía" para mejorar las condiciones de vida de la población, especialmente en las fábricas de manufacturas baratas, allí donde se ha exhibido en los últimos años todo el catálogo de horrores de la explotación industrial.

La durante años inoperante Federación de Sindicatos China, una organización con 200 millones de afiliados controlada directamente por el Gobierno que monopoliza la actividad sindical, ha comenzado a presionar a las grandes empresas, sobre todo a las extranjeras, para abrirles camino abruptamente a todo tipo de sindicatos y organizaciones laborales.

Según la prensa económica norteamericana, a muchas multinacionales se les ha dado como fecha tope el 30 de septiembre para organizar sus propios comités de empresa y sindicatos, con quienes a partir de esa fecha se tendrán que sentar a negociar. Si no lo aceptan, las firmas serán públicamente vilipendiadas, colocadas en listas negras o incluso abiertamente penalizadas por el Gobierno.

La preocupación crece entre los productores extranjeros, que ven cómo las condiciones de las que huyeron en sus países de origen se están reproduciendo aquí. Y es que poco a poco se va acabando el chollo de la mano de obra china, sobre todo en la costa. Quienes busquen hacer zapatillas por un euro tendrán que volver a montar sus fábricas en el interior del país o en terceras naciones.

Muchos ya lo están haciendo: la deslocalización que no cesa y la frase se ha convertido en el tópico de la temporada: "Vietnam es la nueva China, Camboya es el nuevo Vietnam, Laos es la nueva Camboya…". Otros productores, sencillamente, vuelven a casa.

Subcontratar para burlar la normativa

Los empresarios extranjeros se quejan de que tienen poco tiempo para poner en marcha las medidas y dicen que no se aplica la misma vara de medir con las empresas de capital chino. Muchas multinacionales están subcontratando a pequeños fabricantes locales que tienen más facilidades para burlar las normativas. Y, de hecho, sospechan que es precisamente eso lo que espera que pase Pekín.

El viceministro del Ministerio taiwanés de Relaciones con la China Continental, Chang Liang-Jen, nos los explicaba en Taipei a un grupo de periodistas citados para un encuentro que las autoridades chinas: "Pretenden que las empresas extranjeras se hagan cargo de la asistencia social y la sanidad, cubriendo necesidades que ellos no cubren y asumiendo todos los daños de la inflación. Además las nuevas leyes laborales son muy estrictas y han cambiado en cuestión de pocos días, por lo que hay un cierto desconcierto".

Los empresarios y políticos taiwaneses quizá sean los que mejor saben de qué se trata, ya que este 'no país' es el principal inversor 'extranjero' en China del mundo: su tejido empresarial cuenta con más de 60.000 compañías registradas y otras tantas sin registrar.

La buena noticia es que muchos obreros chinos verán cómo sus durísimas condiciones de trabajo empiezan a registrar mejoras consistentes y cómo aumentan sus salarios, algo que necesitan urgentemente ante la mordida implacable de la inflación. 

En algunas regiones del país incluso se han elevado considerablemente los sueldos mínimos. Por ejemplo en la pionera industrial y ciudad que ostenta el título al mayor centro industrial del planeta, Shenzhen, que elevó un 20% el salario mínimo hace dos meses, endureció las normas de despido y está intentando regular ahora la situación ilegal en la que viven los 8 millones de inmigrantes rurales.

A este ritmo de crecimiento, China multiplica su riqueza por dos cada ocho años y las mejorías se notan a lo largo y ancho del país. La gente cada vez es más rica e incluso empieza a dar señales de agotamiento el supuesto vivero inagotable de inmigrantes rurales dispuestos a cualquier cosa por un salario miserable. Algunos sociólogos advierten que el éxodo rural chino está sufriendo un brusco parón y podría secarse a medio plazo.

En Guandong, sin ir más lejos, los empresarios no han vuelto a saber nada de en torno a un 11% de los inmigrantes rurales que regresaron a casa el pasado febrero para celebrar el Año Nuevo Chino con sus familias. Con el intenso desarrollo que está viviendo el interior del país, muchos decidieron buscar nuevas oportunidades cerca de sus hogares, poniendo de paso en un serio aprieto a las industrias de la costa, que se ven obligadas a subir los salarios.

Con todo, hay que decirlo por si acaso, las condiciones de trabajo siguen estando a años luz de los estándares europeos o norteamericanos. Los salarios son un 25% más bajos que en otros países en vías de desarrollo como México y se siguen registrando, aunque cada vez son más infrecuentes, casos de maltrato físico en las fábricas y explotación infantil.

Pero, concluyendo, los problemas crecen y se aparean para los fabricantes de manufacturas baratas afincados en China. Imagino que se estarán preguntando si no perderá mucha competitividad el gigante asiático con tanta mejora laboral. Algunos dicen que sí, pero Pekín tiene un "plan B". Se lo cuento en el próximo post.

"¿Hasta cuándo va a seguir manteniendo China unas leyes laborales que fomentan el esclavismo con tal de mantener los costes de mano de obra por los suelos?", preguntan desde hace una década miles de ONG radicadas en países occidentales.