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El sector público vuelve a crecer en China tras la crisis
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Ángel Villarino

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El sector público vuelve a crecer en China tras la crisis

En las últimas tres décadas, China ha introducido a marchas forzadas el libre mercado en su economía, estimulando la iniciativa privada y desmantelando compañías públicas. Hasta

En las últimas tres décadas, China ha introducido a marchas forzadas el libre mercado en su economía, estimulando la iniciativa privada y desmantelando compañías públicas. Hasta hace poco, nadie se atrevía a poner en duda que la transformación hacia un modelo capitalista seguiría su trayectoria, incluso acelerando el ritmo. Pues no: según el Banco Mundial las empresas públicas no sólo no han disminuido en los últimos tiempos, sino que están ganando terreno, incluso en sectores donde nadie se lo esperaba, como el alimentario.

“Es cierto que la economía pública se está desarrollando ahora mucho más deprisa que la privada, aunque no creo que se trate de una tendencia a largo plazo. Yo creo que es un fenómeno relacionado con los 588.000 millones de dólares que el Gobierno inyectó para afrontar la crisis. Gran parte de este dinero fue a parar a compañías estatales, que han ganado inercia con ello y están absorbiendo ahora a empresas privadas, barriendo la competencia y diversificándose. Es un efecto secundario de la crisis y durará, pero a largo plazo creo que  volveremos a la situación de antes”, dijo a Cotizalia Yu Jianguo, investigador del Instituto Nacional de Investigación Económica de Pekín.

La economía China sigue intervenida

En contra de la opinión extendida en muchos ambientes, la economía china sigue estando fuertemente intervenida por el Gobierno.

Oficialmente, las empresas estatales generan un tercio del Producto Interior Bruto (PIB). Todos los sectores estratégicos (transportes, telecomunicaciones, energía, etcétera) siguen en manos del Estado.

Aunque en teoría compiten entre sí y están sometidas a la ley del mercado, las corporaciones públicas son gigantes instalados en monstruosos rascacielos que obedecen a las directrices del Partido Comunista, gozan de todo tipo de facilidades para financiar proyectos, de una legislación favorable y cuantiosas ayudas. En teoría, su territorio natural son los sectores estratégicos, mientras que el resto de la economía debería quedar en manos de los privados.

En los últimos tiempos, sin embargo, las empresas públicas están traspasando esta barrera, invirtiendo, abriendo y comprando de todo, desde fábricas de galletas hasta cadenas de restaurantes.

De hecho, muchos países occidentales denuncian que China sigue evitando las aperturas que prometió cuando fue admitida en la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001. Se comprometió, por ejemplo, a liberalizar las telecomunicaciones. Pero, una década de  ganancias desorbitadas después, el sector sigue estando íntegramente en manos públicas.
 
Algo parecido ocurre con el sector aéreo, donde sólo sobrevive una pequeña empresa, Spring Airlines, cuyo propietario se quejó con impotencia, recientemente, de las millonarias subvenciones que recibieron sus competidoras públicas. Un alto dirigente de la Cámara de Comercio de Zhejiang lo explicó con una metáfora gastronómica en una reciente entrevista con el New York Times. El Gobierno, dijo, “deja que nos bebamos la sopa, mientras las empresas públicas se comen la carne”.

Volverán las reformas liberalizadoras

La opinión mayoritaria entre los economistas chinos es que se volverán a emprender las reformas liberalizadoras antes de diez años. Sin embargo, ya hay quien empieza a asegurar que se ha tocado techo y que el Gobierno no permitirá que el capitalismo llegue mucho más lejos, ya que de lo contrario empezaría a perder el control. “Muchos analistas piensan ahora que el sector público seguirá creciendo, ya que cuenta con todos los apoyos del Gobierno”, admitió a Cotizalia Zhang Yu, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad Renmin, quién se posicionó en este debate adoptando la explicación oficialista: “El sector público es el cuerpo principal de la economía china, pero lo que se está haciendo es introducir la lógica del mercado dentro de la empresa estatal. Son empresas de propiedad pública pero al mismo tiempo independientes”. También lo dijo el primer ministro Wen Jiabao en marzo: “El sistema socialista tiene ventajas y nos ha permitido (durante la crisis) tomar decisiones más eficientes y organizar nuestros recursos mejor”.

En las últimas tres décadas, China ha introducido a marchas forzadas el libre mercado en su economía, estimulando la iniciativa privada y desmantelando compañías públicas. Hasta hace poco, nadie se atrevía a poner en duda que la transformación hacia un modelo capitalista seguiría su trayectoria, incluso acelerando el ritmo. Pues no: según el Banco Mundial las empresas públicas no sólo no han disminuido en los últimos tiempos, sino que están ganando terreno, incluso en sectores donde nadie se lo esperaba, como el alimentario.

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