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"Europa está preocupada con el avance chino, pero ¿qué pasó en México?"
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Ángel Villarino

Historias de Asia

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"Europa está preocupada con el avance chino, pero ¿qué pasó en México?"

“Los europeos estáis preocupados porque los chinos os estamos comiendo. ¿Pero qué pasó con la gente que vivía en México antes de que llegaseis los españoles? A esos

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"Europa está preocupada con el avance chino, pero ¿qué pasó en México?"

“Los europeos estáis preocupados porque los chinos os estamos comiendo. ¿Pero qué pasó con la gente que vivía en México antes de que llegaseis los españoles? A esos os los comisteis vosotros. Es una evolución normal. Unos pueblos se comen a otros”. Yue Minjun juega desde el principio la carta de la sinceridad extrema. Admite ser un artista comercial, utiliza términos publicitarios para referirse a su obra y no le importa reconocer que planifica su trabajo como si se tratase de una marca. Sólo hay una cosa que prefiere evitar: entrar en valoraciones directas sobre el régimen chino. 

De origen humilde y trato agradable, Minjun se ha convertido en uno de los creadores más admirados del panorama contemporáneo y su foto ha ocupado la portada de revistas de todo el mundo. Nos recibe en el luminoso salón de la mansión-estudio que posee a las afueras de Pekín, desde donde representa a la perfección la corriente mayoritaria del “arte alternativo” chino: un discurso que juega con la provocación sin molestar a nadie importante, que ejerce una crítica social suficientemente ambigua como para no tener que señalar nunca con el dedo y sobre el que se sostiene un fabuloso negocio.

El protagonista de todas sus obras está siempre sonriendo. ¿Por qué?

Está relacionado con el crecimiento de China en las últimas décadas, que ha mejorado la calidad de vida de los chinos y, al mismo tiempo, ha aumentando su desarrollo social. Creo que la sonrisa representa el nuevo estatus de este país y esta sociedad. El sentimiento generalizado es la alegría de la gente.

Hay quien dice que la que usted plasma es la sonrisa de la riqueza material, pero no espiritual. También hay quien dice que es la sonrisa de la globalización.

Sí, estoy de acuerdo. Esa es otra de las intenciones de mi trabajo y creo que es una de las razones por las que puede ser entendido en todo el planeta. Compartimos en todo el mundo esa euforia material, pero que al mismo tiempo nos deja preocupación y tensión.

¿Es una sonrisa vacía, entonces, una sonrisa boba?

Bueno, cuando la gente interpreta la sonrisa de mis trabajos, muchos sienten eso, que se trata de una “sonrisa estúpida”, una sonrisa sin pensamiento, la risa adormecida, o cosas así. Y efectivamente yo intento expresar el vacío interior de la gente a través de su sonrisa. Pero no creo que esa sensación de vacío tenga que ver con el crecimiento económico de China, con las ganas de conquistar riqueza, sino con la velocidad de los cambios. Es como ir en un coche que va demasiado deprisa. Uno se marea, pierde el equilibrio. Eso es lo que está pasando.

La cara sonriente es la suya ¿verdad? ¿Por qué se pinta a si mismo?

Soy yo, sí. Al principio cuando empecé haciendo estos cuadros no utilicé una imagen determinada. Pero después de un año me di cuenta de que utilizando siempre la misma imagen, mi propia imagen, podría crear una marca, mi propia marca. Igual que las estrellas de la cultura pop.

Aunque el modelo de sus obras sea usted, entiendo que la persona que intenta retratar no es el artista Yue Minjun. ¿Quién es? ¿En qué cosas piensa ese señor?

Sí, está claro que la figura sonriente no son realmente yo. Mi cara es un modelo. Pero tampoco te puedo decir quién es porque depende de cada obra. Quiero decir: es como un actor que representa diferentes papeles. A veces es un gentilhombre de los años 30, otras veces es alguien que vive en el futuro. Su identidad depende de cada obra concreta.

Esa idea de crear una marca reconocible... Desde una óptica occidental se podría considerar como una lógica demasiado comercial.

Supongo que sí. Bueno, yo tengo la opinión contraria de los artistas occidentales. Para ellos, el arte es algo que sólo pueden disfrutar las elites intelectuales, inalcanzable para la gente común. Mi arte, sin embargo, lo que busca es comunicar con el pueblo. Creo que ésa es mi propia idea de trabajo. Yo lo llamo pintura dura, como los publicistas. Quiero decir que mis obras son directas, fáciles y sencillas de entender, y también repetitivas.

¿Y cree que esta visión, llamémosle comercial o popular, es mayoritaria entre los artistas chinos contemporáneos?

Realmente creo que es la tendencia dominante entre los artistas chinos. La mayoría de nosotros creemos que las obras tienen que ser entendidas y aceptadas por la gente. Esa debería ser la expectativa principal de todo artista contemporáneo.

Sin embargo, la cultura tradicional china es muy elitista y muy sofisticada. ¿Cómo se ha producido esta transformación? ¿Por el comunismo? ¿Por la ruptura y destrucción del pasado, a veces literal, ejecutada en los años del maoísmo?

En mi opinion, la situación de China actualmente es una compleja mezcla de diferentes factores, que están un poco desordenados y revueltos. Es todo bastante caótico… Una mezcla de tradición, socialismo y capitalismo. La fuerza desintegradora y destructiva empleada contra la cultura tradicional se ha convertido a su vez en una nueva forma de creación. Creo que la nueva tradición consiste precisamente en destruir la antigua tradición.

Se habla de un boom del arte chino. ¿Qué opina?

En mi opinión, el arte chino está todavía desarrollándose. En la última década ha entrado en una fase de rápido desarrollo, pero está todavía en crecimiento.

¿Pero cree que hay una explosión de creatividad? A veces se ve así desde Occidente.

Creo que sí, que el público occidental han percibido más vitalidad y pensamientos profundos en el trabajo de los artistas chinos.

Al Gobierno le preocupa mucho aumentar su influencia cultural. ¿Puede ayudar el boom del arte chino a conseguirlo?

Pues creo que podría ser una tendencia importante. La audiencia extranjera tiene la oportunidad de entender, a través de nuestro arte, lo que los chinos pensamos, lo que nos preocupa. Este tipo de comunicación entre culturas es una de las funciones más importantes del arte. En el pasado China no ha sabido comunicarse bien con el extranjero y desde fuera nunca se ha entendido bien. China ha sido malinterpretada siempre.

Se suele decir que el sistema educativo chino no premia la creatividad. ¿Qué tiene que decir a esto usted, reconocido como una de las mentes más creativas?

Que es verdad. Tengo muchos amigos muy exitosos en diferentes campos, todos con una excelente educación, pero su éxito está basado en el trabajo duro y el aprendizaje, no en la creatividad. Los padres chinos son muy estrictos y la educación es lo primero para ellos, desde que los niños son muy pequeños tienen que aprender cosas y eso corta las alas a la imaginación.

Quedamos en que ésta no sería una entrevista política, pero me gustaría acabar tocando el tema de refilón. ¿Qué papel tiene el arte en la política?

En el arte contemporáneo, la política es siempre un tema importante y es una fuente de inspiración. Por supuesto, en muchas obras las intenciones políticas no son explícitas, ni obvias. De todos modos, incluso en los trabajos que no parecen politicos, la gente prefiere interpretar cierto tipo de transfondo politico. Es algo así como una costumbre.

¿Qué piensa del arte español? ¿Qué idea le sugiere España?

No lo sé. Nunca he estado allí. En mi imaginación España es un sitio con el cielo azul, con las nubes blancas y puras, y con el mar ajetreado. Algo muy romántico. Supongo que es porque conozco el país a través de los grandes artistas como Picasso o Dalí, que proyectan una inspiración llena de energía y muy viva.

“Los europeos estáis preocupados porque los chinos os estamos comiendo. ¿Pero qué pasó con la gente que vivía en México antes de que llegaseis los españoles? A esos os los comisteis vosotros. Es una evolución normal. Unos pueblos se comen a otros”. Yue Minjun juega desde el principio la carta de la sinceridad extrema. Admite ser un artista comercial, utiliza términos publicitarios para referirse a su obra y no le importa reconocer que planifica su trabajo como si se tratase de una marca. Sólo hay una cosa que prefiere evitar: entrar en valoraciones directas sobre el régimen chino.