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Sala 2 | Ron DeSantis, el inesperado favorito republicano

El gobernador de Florida se ha convertido en una de las figuras más valoradas por los votantes del Partido Republicano. Si Donald Trump no se presenta a las elecciones de 2024, DeSantis está muy bien posicionado

Foto: El gobernador de Florida, Ron DeSantis. (EFE)
El gobernador de Florida, Ron DeSantis. (EFE)

La pandemia de covid ha sido como un vendaval político. Algunos dirigentes han terminado sepultados entre los escombros. El propio Donald Trump, según esbozan distintos análisis, podría deber su derrota al coronavirus: el responsable de matar a 400.000 estadounidenses durante su mandato y de hundir la economía de la que Trump presumía con razón. Otros, por el contrario, han caído de pie. Y no malgastan la oportunidad de recordárselo a la opinión pública. Tal es el caso del gobernador de Florida y uno de los republicanos más populares, Ron DeSantis.

Lo hemos hecho mejor que nadie en este país con las personas de la tercera edad”, dijo DeSantis el pasado marzo durante una rápida visita a una residencia de ancianos, en plena campaña de vacunación. “Tenemos un descenso del 75% en los casos para los mayores de 65 desde la primera semana de enero, y un descenso del 75% en las hospitalizaciones de ancianos desde comienzos de febrero”.

Allá donde va, DeSantis lleva las cámaras de televisión y una buena lista de cifras. Cada dos frases dice la palabra 'ciencia' o la expresión “basado en evidencias”, y se compara con el resto de los estados en muy buenos términos. “Si miras el país, ves que las áreas que han tenido las restricciones más draconianas han tenido resultados malos, muy malos”, dijo el gobernador en otra ocasión. “No funciona. Tenemos que confiar en la gente, darles la información y pedirles que usen el sentido común”.

Foto: Una imagen proyectada por el Comité Nacional Democrático sobre el Hotel Trump en Washington. En ella se lee: "Partido Republicano = Partido de Trump". (Reuters) Opinión

Pese a que sus declaraciones no sean particularmente ciertas (el variado número de gestiones y consecuencias en EEUU hace difícil alcanzar conclusiones), DeSantis es un político. Y lo que hace es ordeñar una coyuntura favorable: acumular capital que gastar después, cuando vuelva una época de vacas flacas. Uno de sus aparentes aciertos fue prohibir las visitas a las residencias de mayores y mantener operativas las clases presenciales. Dos decisiones que han resistido el paso del tiempo. Florida confinó tarde y reabrió pronto, y fue de los pocos estados que no obligaron a usar mascarilla. El número de muertes per cápita sitúa Florida en el medio de la tabla: lejos de la castigada Nueva Jersey, pero también a una considerable distancia de la bendecida Hawái.

Ahora, el republicano tiene una popularidad sólida del 55% y, fuera de las fronteras de Florida, su nombre suena cada vez más. Una encuesta de Echelon Insights, encargada por el Partido Republicano, refleja que, después de Donald Trump, DeSantis es el conservador más popular de cara a las elecciones presidenciales de 2024, con un 22% de los votos. Un sondeo de Trafalgar le da un 35%, más del doble que Ted Cruz (15%) y casi el cuádruple que la exembajadora ante la ONU Nikki Haley.

El hombre que, de momento, parece seguir tomando las decisiones del partido e indicando hacia dónde debe orientar sus velas, Donald Trump, ha tenido muy buenas palabras para el gobernador. “DeSantis está haciendo un muy buen trabajo en Florida”, dijo el expresidente en marzo, cuando le preguntaron, en un 'podcast', a quiénes veía como posibles sucesores.

Foto: Imagen: Laura Martín. Opinión

Atrás han quedado los días en que la Muerte se paseaba por las playas de Florida, repletas de gente en pleno auge de la pandemia. Los vídeos de estudiantes borrachos en Miami Beach, mezclándose sin mascarilla y diciendo a cámara que, si se infectaban, pues que así es la vida, han quedado atrás. El 'nuevo Wuhan' que fue Miami es pasto de la hemeroteca, y 'DeSatán', como se apodaba al gobernador, podría llegar a rivalizar con Joe Biden, o Kamala Harris, en 2024.

Él lo sabe y parece embarcado, como dice el periodista Michael Kruse, en una campaña no ya por la reelección en 2022, sino por las mismísimas presidenciales. Ron DeSantis comparece a menudo, presenta, anuncia y promete, como si estuviera tratando de cortejar a los votantes en carrera electoral. A los votantes nacionales.

“En esta sesión, emprendemos una acción para asegurarnos de que ‘nosotros, el Pueblo’ —los floridanos de verdad en todo el estado— tengamos garantizada la protección contra las élites de Silicon Valley”, dijo DeSantis en un comunicado, tras firmar, este lunes, un decreto que permite a los habitantes de Florida denunciar a las grandes dueñas de las redes sociales si sus cuentas son canceladas. “Si los censores del 'big tech' aplican sus reglas inconsistentemente, para discriminar a favor de la ideología dominante de Silicon Valley, ahora se les hará responsables”.

placeholder El gobernador de Florida, Ron DeSantis, al presentar una ley que limita el voto por correo. (Reuters)
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, al presentar una ley que limita el voto por correo. (Reuters)

La medida ha tenido proyección nacional y ha sido aplaudida por la esfera conservadora, ya que coloca el dedo en una de las grandes preocupaciones republicanas: la percepción de que Facebook o Twitter censuran o directamente cancelan el discurso conservador. Florida podrá obligar a estas empresas a explicar sus decisiones al respecto, lo que sin duda coloca a DeSantis en una posición ventajosa: en el podio de las grandes cuestiones federales.

El pasado abril, hizo algo parecido con la ley antidisturbios, que otorga más facilidades a la policía de Florida a la hora de responder a los manifestantes. “Es la ley más antidisturbios y más a favor de las fuerzas de seguridad del país”, presumió el gobernador. Los demócratas alertaron sobre el riesgo que suponía para la Primera Enmienda: el derecho a manifestarse pacíficamente.

Así que entre las ventajas de DeSantis —a sus 42 años, el gobernador más joven de EEUU— están el momento político, la aparente ambición y el hecho de que haya seguido el camino típico de los dirigentes estadounidenses: Universidad de Yale, fraternidad Delta Kappa Epsilon, después máster de Derecho en Harvard y más tarde cuatro años de abogado de la Marina, uno de ellos en la cárcel ilegal de Guantánamo y otro en Irak. En 2008, dio el salto a la política, trabajando para la Fiscalía General, en 2012, fue elegido para la Cámara de Representantes, y en 2018, gobernador. En resumen: una carrera que indica planificación, constancia y disciplina.

Foto: El expresidente estadounidense Donald Trump durante su discurso en la CPAC el pasado domingo. (Reuters) Opinión
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Entre sus desventajas, se suelen señalar el oportunismo y la falta de carisma. DeSantis llegó al Congreso arrimándose al movimiento de moda por entonces, el Tea Party, y en los últimos años ha imitado el estilo combativo de Donald Trump, avanzando a rebufo de las ocurrencias de este. Con sus trajes holgados y sus rígidos movimientos de manos, nadie pareció observar cualidades presidenciales en DeSantis hasta que, en los últimos meses, ha logrado salir relativamente airoso de la pandemia.

A más de tres años de las elecciones presidenciales, cualquier conjetura es inútil, pero en esta carrera de largo aliento DeSantis ha conseguido tomar una discreta delantera. Si Donald Trump decide no volver a presentarse, quizá la constancia y el hambre de Casa Blanca que tiene el gobernador acaben llevándolo un paso más.

La pandemia de covid ha sido como un vendaval político. Algunos dirigentes han terminado sepultados entre los escombros. El propio Donald Trump, según esbozan distintos análisis, podría deber su derrota al coronavirus: el responsable de matar a 400.000 estadounidenses durante su mandato y de hundir la economía de la que Trump presumía con razón. Otros, por el contrario, han caído de pie. Y no malgastan la oportunidad de recordárselo a la opinión pública. Tal es el caso del gobernador de Florida y uno de los republicanos más populares, Ron DeSantis.

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