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José Zorrilla

Las tres voces

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Truman ha muerto

El enemigo está dejando que nuestra propia fuerza nos derrote. ¿Cuál es la solución a todo esto? La propia doctrina estratégica americana

Foto: Vladimir Putin (en el centro), junto a delegaciones extranjeras durante una ceremonia ante la tumba del soldado desconocido, en Moscú, el 9 de mayo de 2015. (Reuters)
Vladimir Putin (en el centro), junto a delegaciones extranjeras durante una ceremonia ante la tumba del soldado desconocido, en Moscú, el 9 de mayo de 2015. (Reuters)

Contener es un viejo método estratégico. Los cosacos contenían a las tribus musulmanas del Cáucaso. Cuando llegó la Revolución Francesa, los países absolutistas intentaron hacerle un cordón sanitario a la República;el Imperio Británico mantenía fuertes en la frontera noroeste de Afganistán, etcétera.Pero la madre de todas las contenciones tuvo lugar cuando Sir Halford Mackinder pronunció una conferencia en la Royal Geographical Society en 1904 que, al decir de los especialistas, marca el comienzo de la geopolítica. Según Mackinder, la atención geoestratégica ha de fijarse en el espacio que va desde Europa Oriental hasta el Pacíficoy que plantea dos peligros. O que Alemania invadaRusia o que se haga su aliada.

La llegada de la URSS ofreció la oportunidad de verificar ese concepto estratégico. La serie de documentales que dirigió Frank Capra (Por qué luchamos) mostraban un mapa de Eurasia en cuyo centro se unían las fuerzas nazis y japonesas. Hubiera sido el fin de la civilización tal y como laconocemos. Pasado ese tiempo bélico, un diplomático americano legendario, George F. Kennan, envió a Washington el llamado “telegrama largo”, en el que venía a recomendar que EEUU no intentasemétodos militares. Bastaba con la firmeza y el conocimiento del enemigo. Hasta ese momento se había vivido en el mundo de Franklin Delano Roosevelt, que prefería una Europa rusa a una británicay que estaba dispuesto a volver a casa el día después de la victoria. Ese telegrama le puso fin e inauguró la era Truman, basada en lo que se dio en llamar "contención".

Sin embargo, el containmentde Kennan tiene poco que ver con lo que terminó por aplicarse. Él era enemigo jurado de elevar a militar la diferencia entre la URSS y Occidente, y por ello se opuso siempre a la OTAN. Su receta era reunificar Alemania y federar Europa. Perdió la partida.

EEUU, con la falsilla de Mackinder en la mano, trufóde bases militares el sur de la URSS y completóel cerrojo poniendo dos guardianes en los extremos: Japón y el Reino Unido. La verdad es que el esquema de Mackinder dejó de ser actual el día en el que se descubrieron los misiles intercontinentales, la bomba atómica y los bombarderos estratégicos. Pero el paradigma había que aplicarloy se aplicó: dos resultados resultado especialmente disfuncionales fueron la Guerra de Vietnam (Kennan dijo: "Ho Chi Min no es Stalin"), el derrocamiento de Mossadegh en Irán y la operación Ciclón, llevada adelante por el tándem Carter/Brezinski que consistió en externalizar en Pakistán la creación de una fuerza antisoviética en Afganistán (talibán/muyahedeen), con los resultados que todos conocemos.

Cayó la URSS y pareció llegado el momento de revisar el esquema Truman. No hubo manera. Clinton y Strobe Talbott ampliaron la OTAN contra el parecer de Kennan, que se pronució en términos durísimos en un artículo publicado en el NYT el 5 de Febrero de 1997: "A fateful error". Cito:"Expandir la OTAN sería el peor error fatídico ("fateful") de la política americana en todala posguerra fría. Esta decisión inflamará las tendencias nacionalistas, antioccidentales y militaristas de la opinión pública rusa; tendrá un efecto contrario en el desarrollo de la democracia rusa, devolverá las relaciones Este-Oeste a la atmósfera de la Guerra Fría y llevará la política exterior rusa en direcciones que, decididamente, no serán de nuestro agrado". No sólo no se escuchóel consejo profético del gran Kennan, sino que el siguiente paso fueron las revoluciones de colores en Kirgistan, Georgia y Ucrania. Y aquí interviene el cisne negro: China se convierte en un gran actor global.

En la presidencia de Bush Jr. hay un momento de perplejidad cuando ya se ha decidido que el enemigo principal es China y llega el 11 de septiembre. Se cambia el rumbo y nos embarcamos todos en la guerra contra el terror. Esto le permite a China desarrollar una estrategia alternativa a la contención: en el mar, el llamado "hilo de perlas", 15 bases que conectan puertos de países cercanos con el País del Centro y uno de cuyos objetivos es acabar con la continentalidad del interior de China, algo así como hacer de Madrid puerto de mar. Y en el interior de Eurasia, trufa todo el continente de gaseoductos, oleoductos, ferrocarriles y carreteras, algo a lo que llama el nuevo corredor de la Ruta de la Seda. Añadamos que además ha creado un Banco Asiático de Inversiones, un Acuerdo Transpacífico de Libre Cambio y con Rusia la Organización de Cooperación de Shanghái.

Rusia, por su parte, crea también la Unión Económica Euroasiática. Se entiende sin dificultad que contener a Eurasia en términos militares es imposible. La prueba es cómo han fracasado todas las técnicas tributarias de su pensamiento. Los EEUU pensaron primero en utilizar unos barcos ultramodernos para cercar a China, los Zumwalt, no pudo ser. Luego se ofreció un Tratado de Libre Comercio Interpacífico. El Congreso acaba de rechazarlo. En fin, el galimatías alcanzó su cumbre cuando descarriló la Revolución Naranja en Ucrania y de golpe nos encontramos con que el enemigo "existencial" de Occidente era... ¡Rusia! Tras haber repetido por activa y por pasiva que Europa no era estratégica, que era hora de dejar que los europeos se defendiesen a sí mismos, que Rusia no era una amenaza existencial,hete aquí que el fracaso de una derivada de la famosa contención de Mackinder/Truman, la Revolución Naranja, nos ofrece algo que es contradictorio en términos, un "enemigo existencial de oportunidad".

La situación es seria porque, llevados por la lógica de la contención nos hemos embarcado en iniciativas de gravísimas consecuencias. En Afpak el Movimiento Islámico de Uzbekistán controla el Noroeste de Afganistán y amenaza Tashkent y Bokhara. Los talibanes controlan en Nordeste y amenazan Tajikistán. Del Oriente Medio más vale no hablar. Y otro tanto puede decirse de Ucrania. Está sucediendo lo que en un encuentro de arte marcial oriental:el enemigo está dejando que nuestra propia fuerza nos derrote.

¿Cuál es la solución a todo esto? La propia doctrina estratégica americana. Recuperar al Kennan que defendía una Alemania reunificada y una Europa federada como la mejor manera de enfrentarse a la URSS. Tampoco está de más citar al General Eisenhower de 1951: "Si en diez años todas las tropas americanas estacionadas en Europa para propósitos de defensa nacional no han vuelto a los EEUU podremos decir que todo este proyecto (OTAN) ha fracasado". Claro que todo eso parte de la base de que los europeos íbamos a ser capaces de federarnos. Los dos grandes obstáculos que lo impedían han desaparecido. Ya no hay URSS y Alemania está reunificada: ¿por qué no lo hacemos y ponemos fin a la era Truman?

Contener es un viejo método estratégico. Los cosacos contenían a las tribus musulmanas del Cáucaso. Cuando llegó la Revolución Francesa, los países absolutistas intentaron hacerle un cordón sanitario a la República;el Imperio Británico mantenía fuertes en la frontera noroeste de Afganistán, etcétera.Pero la madre de todas las contenciones tuvo lugar cuando Sir Halford Mackinder pronunció una conferencia en la Royal Geographical Society en 1904 que, al decir de los especialistas, marca el comienzo de la geopolítica. Según Mackinder, la atención geoestratégica ha de fijarse en el espacio que va desde Europa Oriental hasta el Pacíficoy que plantea dos peligros. O que Alemania invadaRusia o que se haga su aliada.

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