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La maldición de Aktobe, o por qué debe importarle el terrorismo en Asia Central
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José Zorrilla

Las tres voces

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La maldición de Aktobe, o por qué debe importarle el terrorismo en Asia Central

Si la insurgencia islamista cruza la frontera centroasiática y se une con otras, los horrores conocidos hasta ahora van a ser como confeti de Carnaval. Ya hemos visto algunas muestras

Foto: Un policía gesticula durante una protesta contra el Presidente de Kazajistán, Nursultan Nazarbayev, en mayo de 2016 (Reuters)
Un policía gesticula durante una protesta contra el Presidente de Kazajistán, Nursultan Nazarbayev, en mayo de 2016 (Reuters)

Perdidos como estamos en la tormenta del Brexit, el infame asesinato de la diputada inglesa Jo Cox, las dos víctimas de Magnanville y las elecciones patrias se nos ha escapado a todos un hecho relevante estratégico. El pasado 5 de junio un atentado militante se ha llevado 25 vidas en la ciudad kazaja de Aktobe, donde ya en 2011 hubo un atentado suicida.

La noticia es mala sin reparos. Ya Kazajistán andaba en malos pasos desde que el pasado otoño se sublevó contra la nueva política de poseer tierra. El plazo máximo de tiempo para que los extranjeros (léase chinos) pudiesen poseer tierra -no ser propietarios- pasó de diez a veinticinco años. Algo ayudó también al descontento la caída de los precios de los hidrocarburos y, por supuesto, la ausencia de instituciones, lo que inevitablemente conduce a la revuelta si la ciudadanía discrepa con el gobernante.

No obstante la noticia de Aktobe no parece tener mucho que ver con la tierra sino con el islamismo radical. Y esto es gravísimo puesto que Kazajistán se había constituído como alternativa a Uzbekistán en la lucha contra el terrorismo islamista. Esto se debía a que tenía mas ingresos de hidrocarburos, mejor administración y, sobre todo, relativo aislamiento territorial del foco terrorista ya que la primera línea de fuego la ocupaban y ocupan los países fronterizos con Afganistán: Kirgistán, Tayikistán, Uzbekistán y Turkmenistán. Sin embargo, tras Aktobe, parece que el fuego ha pasado la línea roja y ha llegado al corazón de Eurasia.

Ante este salto cualitativo, que ahora afecta a China, pues refuerza el terrorismo uigur en sus fronteras, sería el momento de reconducir la relación estratégica ruso-americana. Quizás el consenso de Capitol Hill no se dio cuenta en su momento de los problemas que iba a causar su narrativa sobre la URSS, básicamente que los EEUU habían ganado una guerra. Ese relato, la clave de bóveda del consenso del Hill, es falsa. Basta leer las memorias de Brent Scowcroft, Presidente del Consejo de Seguridad de Bush Sr, y, sin duda, uno de los grandes profesionales de los EEUU en materia estratégica. A ambos dignatarios les tocó presidir el fin de la URSS y su testimonio es irrebatible: el derrumbe les pilló por sorpresa. Falsa y todo, los efectos colaterales de esta narrativa fueron dos. Uno en Rusia, crear la leyenda de que los EEUU habían destruido la Revolución de Octubre, lo que ha dado lugar en Moscú a un antiamericanismo furibundo del que se aprovecha el populismo de Putin. Y la otra consecuencia, ya en los propios EEUU, fue convencerles de que si habían derrotado al Imperio del Mal, todo el resto se les daría por añadidura. De ahí la extensión de la OTAN, el bombardeo de Serbia, el cordón sanitario de bases militares en la periferia rusa, y cuando este modelo fracasó, las revoluciones de colores.

Abundando en la materia, se decidió el despliegue de misiles de alcance medio en las fronteras de Rusia. Esto rompió uno de los 'gentlemen's agreement' mas famosos y duraderos de la Guerra Fría. Cuando se produjo la crisis de los misiles en Cuba, Adlai Stevenson propuso que la URSS renunciase a sus misiles en la isla a cambio de que los EEUU retirase sus misiles de Turquía (sin que nada de esto figurase por escrito). Así se hizo hasta que, sin causa justificada y caida la URSS, se volvieron a colocar misiles apuntando a Rusia. Se invocó como causa la hostilidad de Irán. Y ahora que se ha firmado el acuerdo nuclear con Irán, ¿cuál es la razón del despliegue? No lo sé pero la lectura rusa es que Occidente les ha mentido una vez mas. Muy posiblemente este triunfalismo ciego de Hill estuvo también detrás del fiasco de Irak. Si habían derrotado a la Gran Hidra, ¿como no iban a derrotar a Sadam Hussein? Lo mas grave, sin embargo, de toda esta locura, fue el apoyo directo o indirecto a la insurgencia islamista, en la convicción de que todo valía para oponerse a ese "enemigo existencial" (?). Se le escapó al consenso del Hill que los islamistas no son solo enemigos de Rusia sino tambien de nosotros, y que lo mismo ponen hoy una bomba en Grozny como la ponen en Boston, Orlando, París o Atocha.

Ahora mismo estas estrategias han dado como resultado el que Rusia responda en todos los campos, y lo que es peor, también en el terrorista, creando así un escenario surreal. Mientras que nosotros jaleamos a los chechenos que luchan en Donetsk, Ucrania, esos mismos militantes están luchando en Siria o Irak a favor del ISIS. Pero el mayor despropósito sucede en el Báltico y Afganistan. Hemos desplegado tropas en el Oriente de Rusia para hacer frente al "peligro" ruso. Mientras tanto Obama ha dado ya orden de incrementar la presencia militar en Afganistán, visto que el pais está en serio peligro de volver a caer en manos de los talibanes. Pero Rusia, por su parte, ha prohibido los sobrevuelos de aprovisionamiento a la ISAF e incluso ha cerrado el acceso por carretera, el Northen Distribution Network. Entiéndanlo, por favor. Si la insurgencia islamista pasa la frontera de Asia Central y entra en Kazajistán contactará inevitablemente con la también islamista insurgencia uigur en China. Comparado con este horror todo lo conocido hasta ahora van a ser como confetis de carnaval. Rogaría a todos, y encarecidamente, se entienda de una vez que Rusia y EEUU no son enemigos estratégicos sino que ambos, en común, tienen, tenemos, como enemigo estratégico al terrorismo islamista.

PS.- Ya enviado este artículo para su publicación, se produce el 29 de junio un atentado en Estambul que ha costado la vida a 45 personas. De los tres terroristas uno era uzbeko y el otro, kirgís.

Perdidos como estamos en la tormenta del Brexit, el infame asesinato de la diputada inglesa Jo Cox, las dos víctimas de Magnanville y las elecciones patrias se nos ha escapado a todos un hecho relevante estratégico. El pasado 5 de junio un atentado militante se ha llevado 25 vidas en la ciudad kazaja de Aktobe, donde ya en 2011 hubo un atentado suicida.

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