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Reír por no llorar: Egipto trata de ponerle humor a unas elecciones cosméticas
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Reír por no llorar: Egipto trata de ponerle humor a unas elecciones cosméticas

Chistes y literatura son las únicas vías de escape de la población ante un resultado electoral decidido de antemano, bajo la atenta y omnipresente mirada del presidente Abdel Fatah al Sisi

Foto: Un vendedor de fruta ofrece su producto bajo un cartel electoral del presidente Abdel Fatah al Sisi, en El Cairo, el 19 de marzo de 2018. (Reuters)
Un vendedor de fruta ofrece su producto bajo un cartel electoral del presidente Abdel Fatah al Sisi, en El Cairo, el 19 de marzo de 2018. (Reuters)

“Hace años había una estrella de radio y cine conocido como Bijou y notorio por ser un mentiroso compulsivo. Un día aseguró que había participado en un partido de fútbol en el que ninguno de los 22 jugadores había acudido porque estaban enfermos”, empieza su relato el taxista mirando divertido a través del espejo retrovisor. Un pitido y un juramento preceden una risotada. “Egipto es el mejor país del mundo. [El presidente] Sisi ha resuelto incluso el problema del tráfico”, apostilla con sarcasmo mientras maniobra esquivando un carro tirado por un burrillo, una familia -hombre, mujer, niña y bebé- en moto y un vendedor ambulante, antes de proseguir con la desternillante historia.

“Ante la incredulidad de los que le escuchaban, el embaucador explica cómo pudo ocurrir tal milagro: ‘Primero me puse la camiseta del medio centro del equipo local y di un pase a mi izquierda; salí corriendo tras el balón, me puse la camiseta del delantero y recogí el pase corriendo hacia el área disparé con el tiempo justo de vestir el número 1 del equipo visitante y parar el chute antes de que se encajara entre los tres palos. Lancé un despeje y…”. La historia prosigue entre carcajadas con Bijou tomando todas las posiciones en ambos equipos “y ganando el partido”, concluye el conductor. “Eso es exactamente lo que está haciendo Sisi”, subraya girándose para observar la reacción de su pasajera.

Desde el próximo lunes, entre el 26 y el 28 de marzo, Egipto celebrará elecciones presidenciales, pero la ruta que ha trazado el actual presidente, Abdel Fatah al Sisi, es para muchos poco más que una charada. Y los lugareños juegan al compás. Presencian el partido de Sisi-Bijou desde la grada, agitando sus banderas. Los posibles contendientes han sido arrestados, o han abandonado la carrera ante el juego sucio (denuncias de amenazas, acoso a los voluntarios). Ya hace un mes que todos saben quién ganará. Bueno, en realidad era una política de hechos consumados mucho antes, pero algunos pensaron que el 'rais' al menos querría mantener las apariencias de cara a la galería. No ha sido así.

Foto: Un grupo de egipcios pasa frente a un mural con pintadas y pósteres electorales en El Cairo, el 8 de febrero de 2018. (Reuters)

En la plaza de Tahrir, en la que se desarrollaron las protestas que hicieron caer al dictador Hosni Mubarak es imposible no sentirse observado. Sisi vigila desde cada rincón. Sisi con el Papa copto Tawadros; Sisi con casco de ingeniero en una obra; Sisi entregando flores a un grupo de mujeres; Sisi con un niño vestido de soldado; Sisi con binoculares mirando al horizonte. Sisi con traje y chaqueta; Sisi con traje de general; Sisi ofreciendo un discurso; Sisi estrechando la mano al fallecido rey de Arabia Saudí, Abdala bin Abdulaziz Al Saud; Sisi en farolas y señales de tráfico; Sisi en posters de 5 metros y Sisi en carteles de cincuenta centímetros. Sisi en los semáforos y en vallas retroiluminadas… Sisi en una pantalla gigante ofreciendo discursos intercalados con maniobras de las fuerzas especiales; Sisi, Sisi, Sisi, Sisi, Sisi, Sisi, Sisi, Sisi

Un momento. ¿Quién es ese intruso con el pelo canoso, gafas y rostro benevolente? La pancarta muestra un número “2” en árabe y se extiende entre dos palmeras bajo otra similar en la que nuestro hombre sonríe de oreja a oreja. Musa Mustafa Musa. Mmm. Debe ser sin duda alguno de los múltiples comerciantes de la zona que han impreso sus retratos junto al del adorado líder para mostrarle su devoción y su apoyo en las elecciones… o quizá… sí, eso es, aquel líder del partido Ghad que en el último momento (cuarenta y ocho horas antes de expirar el plazo), presentó su candidatura a la presidencia. ¿No es el mismo cuyo partido llevaba a cabo actos de campaña a favor de Sisi y tenía en su página de Facebook como foto de portada una imagen de la campaña del 'rais' egipcio? Sí. Mustafa Musa Mustafa. El número dos de las papeletas electorales.

placeholder El candidato presidencial Musa Mustafa Musa, líder del partido Al Gad (El Mañana), durante un acto de campaña electoral en la sede del partido en El Cairo, el 21 de marzo de 2018. (EFE)
El candidato presidencial Musa Mustafa Musa, líder del partido Al Gad (El Mañana), durante un acto de campaña electoral en la sede del partido en El Cairo, el 21 de marzo de 2018. (EFE)

Los creadores de memes saben qué voto pedir

Un conductor reduce la marcha y el acompañante con medio cuerpo fuera toma una fotografía de los carteles. Es difícil hacer conjeturas, pero es probable que la foto acabe como tantas otras en las redes sociales en forma de meme, la forma hípster, disculpen, moderna, de llamar ahora a las parodias. Porque todo el mundo apoya a Sisi. Incluso Ned Stark y los de la Invernalia de Juego de Tronos. Sus estandartes ya no muestran lobos ni aluden a que “se acerca el invierno”, no. De los tejados cuelgan imágenes de Sisi en los que declaran su apoyo al gobernante. También Gunther, el camarero de Central Perk en la serie americana Friends, ha dejado claro a quién votaría en Egipto. Debe ser que conoce de los vínculos y los intereses entre ambos países, de las donaciones millonarias en ayudas para luchar contra el terrorismocon las que algunos quieren terminar por esos deslices en materia de derechos humanos. Qué son más de 40.000 prisioneros políticos, más de 60 periodistas encarcelados, cuando se lucha contra un enemigo común.

No, no. No contra las 'fake news' (noticias falsas), contra el terrorismo. Porque “luchar contra el terrorismo es un derecho humano”, dice Sisi desde la pantalla gigante instalada en Tahrir. Bien es cierto que el 'rais' egipcio y su homólogo estadounidense, Donald Trump, comparten susceptibilidades sobre lo que se publica en medios internacionales. Los corresponsales extranjeros han recibido un listado de cosas que pueden o no hacer, que pueden o no preguntar durante las elecciones. También han sido aleccionados en ética periodística advirtiéndoles que no deben consultar otras fuentes distintas de las oficiales. Aunque las oficiales nunca respondan las preguntas de los periodistas.

Foto: AbdelRahman Saad, dueño de una librería en El Cairo, el 23 de octubre de 2016. (Reuters)
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Lo más importante, y queda claro en las pantallas que flanquean la pantalla gigante, es que todo el mundo sepa quién es la estrella. Recortado entre las cinco puntas el rostro sonríe a los que se paran a observar, y durante la noche una hilera de bombillas lo hacen resplandecer.

En las redes sociales, el único espacio de libertad que los egipcios encuentran estos días, como apuntaba hace tiempo el abogado Gamal Eid, arrecian las quejas sobre el derroche de la campaña cuando lo que se celebra la próxima semana es más un referéndum que unas elecciones para muchos. Desde la ciudad mediterránea de Alejandría un hombre graba mientras conduce por la Corniche. “Sisi arriba, Sisi abajo, Sisi grande, Sisi pequeño, Sisi a la derecha, Sisi a la izquierda…” Casi al mismo tiempo un vídeo de la versión americana de Abre los Ojos, de Alejandro Amenábar, muestra a Tom Cruise corriendo en una calle desierta aterrorizado mientras desde cada rincón le observan docenas de carteles de Sisi.

Pero algunas veces la realidad supera a la ficción y a algunos les cuesta discernir si lo que ven colgando en las calles es otra broma. Una abogada compartía una imagen de la campaña en la que se afirma que “todo el mundo está prestando atención al experimento de Sisi de aceptar al otro, porque es el que ha conseguido establecer la unidad nacional en palabras y acciones”. ¿Será que Sisi ha leído a Schopenhauer? La cita podría referirse quizá al pensamiento único, pero la abogada sólo manifestaba su confusión al respecto. Sin más.

Uno de los vídeos que promocionan la candidatura de Sisi en el centro de El Cairo

Sisi te está mirando

Pero el libro de cabecera que ningún opositor duda que Sisi guarda en su mesita de noche es 1984, de George Orwell. No hay conversación de café en la que los activistas no mencionen al Gran Hermano:

- “Winston, ¿cómo afirma un hombre su poder sobre otro?

- Haciéndole sufrir.

- Exactamente. Haciéndole sufrir. No basta con la obediencia. Si no sufre, ¿cómo va a estar seguro de que obedece tu voluntad y no la suya propia? El poder radica en infringir dolor y humillación. El poder está en la facultad de hacer pedazos los espíritus y volverlos a construir dándoles nuevas formas elegidas por ti.”

Los que ni siquiera hayan oído hablar del libro en el norte del Sinaí encontrarían la cita adecuada. La lucha contra el Estado Islámico ha dado manga ancha al Gobierno para asesinatos extrajudiciales, constatados por organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional; desplazamientos y desalojos y desapariciones forzosas. Los atentados, sin embargo han continuado con el más grave en una mezquita sufí que dejó más de 300 muertos. Los que defienden al 'rais' en el país del Nilo valoran esos esfuerzos, aunque analistas de todo el mundo adviertan que su política de tierra quemada en el Sinaí es el escenario perfecto para que el extremismo siga aumentando.

Foto: Un hombre recoge los objetos pertenecientes a las víctimas del atentado de la mezquita Al Rawda, el 25 de noviembre de 2017. (EFE)

Observando desde la grada, algunos querrán pensar que ven aquel documental de los 60, Mondo Cane, en el que las más incongruentes situaciones se suceden, pero Egipto tiene un destino bien trazado y Sisi ya lo explicó el pasado enero. “Estáis advertidos. Lo que ocurrió hace 7 u 8 años [la revolución que derrocó a Mubarak] no ocurrirá de nuevo, no volverá a ocurrir en Egipto. (…) Lo que no funcionó entonces no funcionará ahora. No… parece que no me conocéis bien” El 'rais' arremetió contra “fuerzas del mal” sin especificar y juró entonces que antes de que nadie juegue con la seguridad de los egipcios tendrá que librarse primero de él. “No soy un político… un hombre de palabras”

Su rostro contraído e iracundo en aquel discurso contrasta con la amabilidad del hombre que observa desde cada rincón en forma de carteles electorales y que no se siente amenazado por el número dos que de cuando en cuando asoma junto a él. “Observó la partida sobre el tablero y dispuso las piezas. Era un final complicado que involucraba un par de reyes. Las blancas juegan y ganan de dos movimientos. Winston observó el retrato del Gran Hermano. Las blancas ganan, pensó con cierto misticismo. Siempre, sin excepción, así está dispuesto…”, explicaba el personaje de Orwell en 1984, en referencia a la impotencia ante los totalitarismo, “…No hay juego de ajedrez desde el principio del mundo en el que las negras hayan ganado. ¿No simbolizaba eso el eterno, inmutable triunfo del Bien sobre el Mal? El grueso rostro le devolvía la mirada, colmado de un poder tranquilo. Las blancas siempre ganan”.

“Hace años había una estrella de radio y cine conocido como Bijou y notorio por ser un mentiroso compulsivo. Un día aseguró que había participado en un partido de fútbol en el que ninguno de los 22 jugadores había acudido porque estaban enfermos”, empieza su relato el taxista mirando divertido a través del espejo retrovisor. Un pitido y un juramento preceden una risotada. “Egipto es el mejor país del mundo. [El presidente] Sisi ha resuelto incluso el problema del tráfico”, apostilla con sarcasmo mientras maniobra esquivando un carro tirado por un burrillo, una familia -hombre, mujer, niña y bebé- en moto y un vendedor ambulante, antes de proseguir con la desternillante historia.